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República Dominicana

Posición ante a las elecciones del 2010 en medio de la crisis y el narco-estado en desarrollo

Fuentes: Rebelión

Las elecciones congresuales y municipales del 2010 se proyectan como un escenario bajo el dominio de la partidocracia corrompida y corruptora. Se trata de unos comicios inmersos en una descomunal práctica clientelista y arropados por una enorme delincuencia estatal-empresarial y las nuevas narco-mafias que financian candidaturas y dominan las instituciones del Estado. Las elecciones del […]


Las elecciones congresuales y municipales del 2010 se proyectan como un escenario bajo el dominio de la partidocracia corrompida y corruptora. Se trata de unos comicios inmersos en una descomunal práctica clientelista y arropados por una enorme delincuencia estatal-empresarial y las nuevas narco-mafias que financian candidaturas y dominan las instituciones del Estado.

Las elecciones del 2010 además se realizarán bajo el imperio de una Constitución ilegal, ilegitima e inconstitucional hecha a la medida de una clase dominante-gobernante rapaz y de las cúpulas y facciones que controlan los dos principales partidos del sistema.

Esa Constitución neoconservadora, privatizadora en extremo, fue acomodada para prolongar ilegítimamente a seis años el periodo congresual y municipal a favor de una parte importante de los legisladores/as, síndicos/as y regidores/as lanzados a su re-postulación con todos los vicios y banalidades de lugar.

Posicionamiento desde una izquierda transformadora

La desigualdad impuesta en ese plano es realmente colosal y el sistema político ha sido estructurado y reestructurado para incrementarla, sin que todavía se hayan desarrollado las luchas que lo agrieten y debiliten y superado las enormes debilidades electorales y organizativas de las izquierdas.

Desde los intereses del campo popular y progresista, en una situación como ésta, la participación en los próximos comicios solo pudo ser una oportunidad para avanzar y lograr resultados consistentes si desde una línea impugnadora del sistema político vigente y de la Constitución que le sirve de base y desde intensas luchas sociales altamente politizadas contra el modelo neoliberal, se hubieran creados fuertes liderazgos políticos alternativos a la partidocracia imperante y una gran unidad político-social autónoma totalmente diferenciada del PRD, el PLD y sus aliados, capaz de disputar poder electoral desde el pueblo movilizado.

Pero esa no la realidad electoral de hoy.

En el plano electoral la unidad alcanzada por grupos de la izquierda histórica alrededor de la boleta del MIUCA y bajo la denominación de la «Alianza para el Cambio» (única franquicia electoral de izquierda disponible), además de muy limitada, débil y con escasos medios competitivos, se ha comprometido en determinadas postulaciones conjuntas con los cuestionables partidos de la dominación neoliberal y de la corrupción imperante.

La opción MIUCA, al contemplar -e incluso concretar- pactos electorales con el PRD y otros partidos, y al no lograr atraer -por esa y otras razones- a la mayor parte de la izquierda social, cultural y política alternativa al sistema tradicional, promueve una confusa mezcolanza y asume una actitud complaciente con las prácticas electorales que debemos derrotar; todo esto por la decisión del darle preeminencia al logro de cuotas y franquicia mediante la alianza con fuerzas que estamos llamados a combatir y a desplazar.

Esa imagen negativa ha sido reforzada por las declaraciones de Miguel Vargas Maldonado y de otros dirigentes del PRD elogiando los pactos institucionales con el MIUCA y sus aliados. Igual también por los publicitados acuerdos con pequeños partidos de derecha, satélites de los principales y caracterizados por sus prácticas politiqueras y tranfuguistas.

En tales circunstancias la presentación de candidaturas desde esas fuerzas izquierda ayuda a darle legitimidad a unos comicios y a un orden constitucional que no la tienen y favorecen su oxigenación política en tiempo de crisis, sin que existan posibilidades inmediatas de lograr por esa vía cambios significativos en la correlación de fuerzas políticas.

Nosotros(as) no compartimos ese rumbo, que solo puede contribuir a crear más confusiones y a afectar la identidad y la independencia de las izquierdas.

Es necesario tener presente que amplios y diversos sectores de izquierdas, no representado en esa alianza -especialmente de la gran izquierda sin partido, de la izquierda social y cultural del país- tampoco están por transitar esa ruta.

Es evidente que una gran parte de los actores sociales y políticos independientes que se han destacados en las luchas recientes (juveniles, feministas, intelectuales, medio-ambientalistas, clasistas, culturales…) se resisten con sobradas razones a ese inconsistente rumbo electoral, prefieren no votar por ninguna de las opciones presentadas y buscar modalidades de expresión e intervención política que en esta coyuntura posibiliten este sistema manipulado y altamente corrompido, así como cuantificar el descontento popular respecto al sistema y profundizar la ilegitimidad de las fuerzas gobernantes.

Por eso procuraremos unirnos con todos aquellos(as) que al tiempo de no hacerle el juego a la partidocracia tradicional decidan a enarbolar con fuerza las consignas ¡Esa no es mi constitución! ¡Queremos la Constituyente! y se propongan fortalecer las luchas sociales y políticas extra-institucionalesy buscar formas ingeniosas y creativas que cuestionen a fondo este viciado sistema electoral y las candidaturas que simbolizan la degradación del quehacer político en nuestro país.

En la actualidad la crisis económica capitalista y las políticas gubernamentales impactan negativamente las condiciones y la calidad de vida de una gran parte de nuestro pueblo en medio de continuas alzas de los combustibles, de una agobiante carestía, de un comprometedor incremento de la deuda externa, de una profundización de la abusiva dinámica neoliberal, de un aumento de la rapacidad de empresas mineras depredadoras como la Barrick Gold y Uni Gold, y de una escandalosa corrupción gubernamental.

Las tensiones sociales crecen y nos convocan a acompañar la resistencia, las necesarias protestas y las promisorias luchas contra el saqueo del patrimonio nacional y el empobrecimiento del pueblo.

Constituyente, cambio de gobierno y del sistema político

En consecuencia, es imperioso impulsar, reorientar y potenciar las protestas sociales, asumiendo desde ahora y sin vacilación su carácter político no simplemente electoral, estableciendo un orden escalonado en los propósitos a lograr, que paso a paso posibilite acumular la fuerza necesaria para alcanzar la meta de desplazar al gobierno y cambiar el sistema político y las instituciones vigentes a través de la Constituyente Popular.

En esta critica situación, con una formación económica-social en crisis mayor y un sistema político que va en franco deterioro, con un gobierno y un estado narco-mafioso imposibilitado de satisfacer las demandas del pueblo, hay que elevar los niveles de rebeldía social, procurando convertirla en una lucha político-social por el cambio del gobierno, por la Constituyente Popular y por un nuevo sistema político, montada cada vez más sobre la creciente indignación del pueblo y librada en los escenarios en que podamos acumular fuerzas, que esta ocasión no es precisamente la tradicional competencia electoral en los comicios de medio tiempo.

Ahora es necesario desconocer los resultados de la actual contra-reforma constitucional, promover la desobediencia civil frente a la negación de los derechos colectivos del pueblo, desacreditar al máximo este proceso electoral viciado, desgastar al máximo la administración actual y disponernos a cambiar todo lo que hay que cambiar, comenzando por desplazar el gobierno de Leonel Fernández y por crear las condiciones para llevar cabo la Asamblea Constituyente por elección y con participación popular.

Un gobierno totalmente corrompido y empecinado en perpetuarse por todos medios espurios a su alcance para servir a las fuerzas conservadoras y a las elites corrompidas, tal y como lo evidencia su nueva Constitución, su voracidad fiscal, su insensibilidad social y su afán de desconocer el derecho del pueblo a elegir y conformar la Asamblea Constituyente, merece ser revocado por la sociedad.

Unas elecciones como las venideras merecen que se exprese con fuerza la determinación de votar por ninguno.

Hay que arreciar el combate. Hay que desplegar y politizar las luchas sociales. Y hacerlo sin atenernos exclusivamente al calendario electoral y sin favorecer en lo más mínimo la vuelta al gobierno del PRD, convertido por su cúpula en fuerza conservadora de la misma calaña del PLD.

Hay que hacerlo teniendo en cuenta también la experiencia de otros pueblos del continente que han sabido desplazar gobiernos por la vía de la movilización popular extra-institucional y crear fuerzas alternativas y correlaciones más favorables en todos los escenarios, capaces incluso de impactar el campo electoral cuando se crean las circunstancias que electoralmente posibilitan superar el círculo vicioso.

¡Desconocer la nueva Constitución, votar por ninguno y crear la Constituyente Popular!

Encuentro Nacional de la Nueva Izquierda-Círculos Caamañistas

D.0. Narciso Isa Conde

14 de enero 2009, Santo Domingo.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.