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Contra la Europa del capital, la globalización y la guerra. Materiales para el debate: Entrega VIII

PP y PSOE unidos en lo sustantivo y enfrentados en los adjetivos

Fuentes: Rebelión

La marginalidad actual del impulso anticapitalista autónomo se debe, tanto al control y la destrucción del movimiento antiglobalización por el PSOE y sus colaboradores, como a la incapacidad de agrupamiento de los sectores antagonistas. Votar contra el PP, al igual que apoyar la U.E. frente a EEUU, es una idea vacía. La mejor forma de […]

La marginalidad actual del impulso anticapitalista autónomo se debe, tanto al control y la destrucción del movimiento antiglobalización por el PSOE y sus colaboradores, como a la incapacidad de agrupamiento de los sectores antagonistas. Votar contra el PP, al igual que apoyar la U.E. frente a EEUU, es una idea vacía. La mejor forma de votar contra el PP es oponerle un movimiento de masas anticapitalista.

El acuerdo del PP con el tipo de sociedad que consagra la llamada «Constitución Europea» (C.E.), es pleno: Independencia política del capital financiero para fijar los tipos de interés a través del Banco Central Europeo (BCE); estabilidad presupuestaria, a pesar de las diferencias sociales, económicas y territoriales de los distintos países y en el interior de cada país; flexibilidad y precariedad laboral (empleabilidad), como principal mecanismo de ajuste competitivo una vez eliminada la propia moneda.

Seguridad basada en la dependencia estratégica de EEUU, la OTAN, el militarismo y la constitución del control social (cárceles, carceleros, jueces, videovigilancias, personal armado público y privado, socioburocracia, talleres de chapa y pintura de las mentes rotas, etc) como el principal yacimiento de empleo; desigualdad en el trabajo de cuidados a favor de los hombres y a costa de las mujeres lo que, sumado a la inseguridad en el mercado de trabajo, convierte en marginales y demagógicas, por mas que sean positivas, las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral y de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres; industrialización e intensificación de la producción de alimentos para el mercado, con la consiguiente perdida de seguridad alimentaria y destrucción de recursos agrícolas y ganaderos; explotación y condiciones inhumanas de trabajo para los temporeros, sobre todo para l@s inmigrantes, vaciamiento del campo y desequilibrios territoriales; retrocesos en la protección social al desempleo, la vejez, las enfermedades profesionales, la sanidad y la educación; involución en los derechos y libertades democráticas.

En suma, el PP y el PSOE coinciden plenamente, más allá de su lucha sectaria por el poder, en la defensa de la autodeterminación del capital y la represión de los procesos de autodeterminación de l@s trabajador@s, las mujeres y los pueblos.

Estas políticas y otras muchas no mencionadas aquí, son impulsadas por el PP, pero también por el PSOE. Las diferencias entre ambos partidos no afectan al núcleo de las políticas, porque dichas políticas no afectan al hecho de que la economía sienta las bases del orden social, limitando la política a la administración de dicho orden. No son de contenido, sino accesorias. Este es el caso de las diferencias PP-PSOE respecto a la «Constitución Europea».

Hasta el 20 de Noviembre de 2004, el PP y el PSOE acordaron, en el interior de la Comisión Constitucional del Congreso, tanto la consulta al Tribunal Constitucional sobre la necesidad, o no, de modificar la «Constitución Europea» como la fecha del 20 de Febrero de 2005 para celebrar el referéndum sobre dicho Tratado. La tensión del PP por desmarcarse del PSOE, ya se había manifestado en Septiembre de 2004, cuando rechazó la modificación de la ley de financiación de los partidos políticos, propuesta por el PSOE y apoyada por el resto de partidos CIU, ERC, IU, CC y el Grupo Mixto, para que, al igual que sucede en las campañas electorales, los partidos pudieran obtener recursos del Estado en la Campaña del Referéndum.

La acusación pública del Ministro Socialista de AAEE contra Aznar y su gobierno, por haber apoyado el golpe de estado que destituyó y secuestró temporalmente a Hugo Chavez en Abril de 2002,echó gasolina al fuego de la acusación que formuló Aznar, en la Comisión de Investigación del atentado del 11-M-04, contra el PSOE y el grupo PRISA, como autores intelectuales de dicho atentado, causa, según Aznar, de que el PP perdiera las elecciones 3 días después. Estos dos incidentes suponen un colosal salto hacia delante en la estrategia de la tensión del PP. Acosado por la iniciativa gubernamental del PSOE y también, aunque nadie se las exige, por sus responsabilidades políticas y penales en los crímenes de guerra contra Iraq y en la masacre del 11-M-04 en Madrid, el PP se ha ido colocando en una amenazadora huída hacía delante.

Esta agresividad no es aprovechada por el PSOE para una oposición contundente que sitúe al PP en su verdadero lugar como un partido heredero del franquismo, golpista, presunto culpable de crímenes de guerra y responsable político del atentado del 11-M en Madrid. La razón de esta pasividad es doble. Por un lado, la brutalidad del PP convierte al PSOE en un esforzado partido de izquierdas. De eso vive el PSOE como 2ª marca electoral de la misma política neoliberal. Por otro lado, el PSOE no puede enfrentarse con quien comparte todos los presupuestos políticos que sustentan el régimen actual: monarquía, globalización, Europa del Euro, represión de los MMSS, negación del derecho de autodeterminación, privación de derechos y libertades a la mayoría de la población trabajadora, colaboración y coexistencia pacífica con estados terroristas, como EEUU o Israel.

La estrategia de la tensión del PP ha condicionado su política respecto al referéndum de la «Constitución Europea», a pesar de que ésta colma todas sus aspiraciones de capitalismo neoliberal globalizado para Europa y para España. A partir de Diciembre de 2004, el PP aumentó el acoso hacia la oleada de políticas reformistas del PSOE. En lo tocante a la campaña institucional por el referéndum del 20-F-05, el PP se colocó en una posición de pasividad ante las propuestas del PSOE para pactar la campaña.

Un buen resultado del SI a la «Constitución Europea», sería la mejor noticia para el proyecto de sociedad del PP (y del PSOE). Pero también la peor noticia para el proyecto político del PP, que exige volver al gobierno en 2008 y a ser posible, antes. El PP deslegitima al PSOE, presentándole como ganador fraudulento de las elecciones del 14-M-04 y como un partido cautivo de «los terroristas» (ETA = BATASUNA = ERC = IU = PSC), para evitar que un eventual éxito de participación y votos afirmativos en el Referéndum del 20-II-05, consolide el liderazgo político del PSOE en España y en Europa.

El PP necesita mostrar que el genuino partido para construir el mundo de trabajo, comida, política y vida basura que todos queremos, es él. Millones de decentes ciudadanos globalizados, captan este mensaje «racional», que recomienda votar al original en lugar de a la copia. Por eso, a pesar de todos sus atropellos, el PP, no se derrumba electoralmente. Un nacionalismo españolista, consumista, depredador, machista y xenófobo, ha permeado de forma transversal a todas las clases sociales y pueblos de España. La izquierda, cómplice, comparte la mayoría de estos principios y se opone, o dice oponerse, impotente, a otros.

La calidad democrática es tan frágil que, ante las tímidas y elementales medidas reformistas del PSOE, la Santa Alianza del PP, los obispos, el ministro de Defensa del Gobierno del PSOE y el Presidente de la Junta de Extremadura, nos advierten que se están sobrepasando los límites permisibles e invocan la amenaza militar que la Constitución Española prevé en su art. 8.

De esta forma, parece que hay una política de izquierdas, cuando en realidad, la izquierda ha desaparecido del mapa y lo único que hay es distintas opciones partidistas para aplicar variantes de la misma política neoliberal e imperialista. El pensamiento único se ha transformado en un Coro Unico en el que, el PP se ha tragado al PSOE, el PSOE a IU y ambos han saboteado el Movimiento Antiglobalización como posibilidad de un proceso constituyente contra la Globalización, la Europa del Capital y la Guerra en el Estado Español.

LA CAMPAÑA POR EL REFERÉNDUM.

En el caso del referéndum del 20-F, es necesario oponerse a la propuesta de VOTO SI del bipartidismo PP-PSOE. Sin embargo, el rechazo no debe limitarse al texto, sino que debe hacerse extensivo, tanto al contexto de relaciones sociales, económicas y políticas, como al proceso que explica que el texto del Tratado contenga las falsas promesas sociales y los verdaderos contenidos neoliberales que tiene. La Vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega y el Presidente del Parlamento Europeo Josep Borrell han sido explícitos: «Quien piense en votar NO en el Referéndum, debe tener en cuenta que no habrá otra Constitución porque ésta es la única Constitución posible».

Precisamente por eso, el voto NO tiene la limitación de expresar el rechazo a ese texto, pero no a las condiciones políticas que hacen imposible cualquier otro e impensable cualquier forma de participación política fuera de la lucha de posiciones de los partidos capitalistas en el interior de los estados capitalistas y de las Instituciones Capitalistas Internacionales.

El voto NO rechaza el texto, pero, en cierto modo, legitima el proceso al participar en una votación que pretende legitimarlo como «democrático», impulsada por una campaña que nos trata como a descerebrados. Es necesario votar, no solo contra el PP sino, sobre todo, contra las políticas neoliberales. Es decir, es necesario votar contra el PP y contra el PSOE. En caso contrario, estamos aceptando el chantaje de elegir entre un neofranquismo neoliberal golpista y un neofranquismo neoliberal con maquillaje keynesiano y está por ver lo de «golpista».

La marginalidad actual del impulso anticapitalista autónomo se debe, tanto al control y la destrucción del movimiento antiglobalización por el PSOE y sus colaboradores, como a la incapacidad de agrupamiento de los sectores antagonistas. Votar contra el PP, al igual que apoyar la U.E. frente a EEUU, es una idea vacía. La mejor forma de votar contra el PP es oponerle un movimiento de masas anticapitalista.

Esto no se consigue apoyando a quien también es defensor del capitalismo y enemigo del movimiento popular. Hay una vía diferente que pasa por la reconstrucción del movimiento antiglobalización. Motivos no faltan ni van a faltar. Esta vía exige investigar las causas del desplome del movimiento contra la guerra en la primavera del 2003 y construir, desde abajo del todo, espacios de confrontación con la dinámica del capitalismo, incorporando en ellos a los colectivos reales. Estas son las Areas Temáticas del MAG, cuya potencia queda demostrada por su actividad práctica y teórica, a pesar del ninguneo y el sabotaje de la burocracia asamblearia global que no se sabe si es «anti», «alter» o «plusquam» globalización.

El control ideológico del PSOE sobre IU y las burocracias de los movimientos sociales, adquiere la forma política de «unidad de la izquierda». Quienes defienden esta política desde el sindicalismo, el ecologismo, el feminismo, etc., están en contra de un movimiento antiglobalización de masas, unitario, vertebrado por Areas Temáticas y organizaciones territoriales.
Prefieren campañas separadas y sucesivas, pero, eso sí, teniendo como sede su propia oficina, a ser posible en Madrid.

De la propuesta de «unidad de la izquierda para que los movimientos sociales podamos llegar al electorado socialista», sale una izquierda capitalista con departamentos sindicalistas, feministas y ecologistas que, por otro lado, impiden el desarrollo de un verdadero sindicalismo, ecologismo y feminismo anticapitalistas. La operación se completa con los atajos y los grandes inventos de jóvenes, ayer radicales, que descubren el Mediterráneo de las instituciones vecinales controladas por la socialdemocracia y de proyectos de comunicación que, en vez de apoyarse en un movimiento emergente, cifran su éxito en el diseño, autoproclamándose equidistantes de la «izquierda mayoritaria» y la «izquierda radical» y mediadores entre los movimientos sociales y el conjunto de la población.

Las agencias de la socialdemocracia en los movimientos sociales y los profesores y expertos que pretenden representarnos a todos, apoyan entusiasmados estas demostraciones de «buen rollo democrático» y «se echan unas risas» mientras la humillación, la precariedad y la explotación, crecen al margen de nuestras jornadas, campañas y excursiones globales.

Pero, no habrá sindicalismo, ecologismo y feminismo anticapitalistas mientras no se desarrollen de forma independiente de la izquierda capitalista. Esto no solo depende de las intrigas y maniobras de ellos, sino, sobre todo de la conciencia, la voluntad y la integridad de quienes nos declaramos anticapitalistas. Eso es lo que ha fallado en la ultima oleada popular. Comprenderlo es condición necesaria para evitarlo en la próxima, que llegará más pronto que tarde.

Una vez construida esa identidad, se puede intentar sumar fuerzas con la izquierda capitalista frente a la derecha, aunque dicha izquierda se mueva por intereses electorales, lo hemos demostrado entre IX´01 y III´03. La movilización, uniendo todo lo que pueda ser unido por contenidos de izquierdas contra la derecha, siempre debe ser apoyada, por muy cínicos que sean los motivos de algunos. Pero la autonomía política y organizativa respecto a la socialdemocracia y su cohorte de «marcas» y franquicias constituye, hoy, una seña de identidad de primer orden para el Movimiento contra la Globalización, la Europa del Capital y la Guerra.

EN DEFENSA DE LOS DERECHOS SOCIALES, LA DEMOCRACIA Y EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN. NO A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA. LO QUE MAS LES DUELE: NO VAYAS A VOTAR.


Nota: Este artículo forma parte del libro: «Constitución(es). Autodeterminación(es). Movimiento Antiglobalización.», de próxima salida. Otros materiales: en la web del CAES www.nodo50.org/caes