Como estaba previsto, el nuevo Presidente del Perú, hizo su «estreno» en el escenario internacional con un apretado discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, el martes 20 de septiembre. En verdad, abordó dos temas. Uno interno, referido a problemas peruanos. Y el otro, externo, más bien vinculado al escenario continental y en particular […]
Como estaba previsto, el nuevo Presidente del Perú, hizo su «estreno» en el escenario internacional con un apretado discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, el martes 20 de septiembre.
En verdad, abordó dos temas. Uno interno, referido a problemas peruanos. Y el otro, externo, más bien vinculado al escenario continental y en particular a la paz en Colombia y, sobre todo, al proceso Venezolano y su incidencia. .
Omitió, ciertamente, referirse a los acontecimientos que hoy sacuden al mundo: las acciones de la 0TAN, la política de guerra que despliega el Imperio en el centro de Asia y en el Medio Oriente, la crisis Siria, e incluso las elecciones de los Estados Unidos, que registran episodios inusitados y despiertan inquietud en todos los continentes. Para PPK, estos resultan, por así decirlo, «problemas menores», de los que no vale la pena ocuparse
Cuando abordó los asuntos peruanos, no estuvo mal. Aludió a lo que realmente ocurre, aunque omitió referirse a las causas que generan esa realidad.
Es curioso. Cuando los indicadores económicos hablan de la «reducción de la pobreza» en el Perú, olvidan algo que PPK recuerda: Casi diez millones de peruanos no tienen acceso al agua. ¿Se les puede considerar, entonces, fuera del «límite de la pobreza»?
Nosotros no somos -como Sudán o Mauritania, un país desértico. Tenemos, en la costa, regiones desérticas, particularmente en el norte. Pero poseemos una cuenca acuífera extendida en otras ciudades de la costa y sobre todo, en la sierra y en la selva, donde se acumula la principal reserva de agua del continente, a partir del río Amazonas y sus afluentes. Pero sí, carecemos de agua en diversas ciudades y ya se asegura que en veinte años más de registraran desniveles más significativos: Lima sufrirá severamente por la falta del líquido elemento.
Los especialista aseguran que en el Perú hay cantidad suficiente de agua para satisfacer las necesidades de todos; pero hay también limitaciones humanas, institucionales, infraestructurales o financieras que impiden a la población acceder a ella. Se trata, entonces de carencia de recursos, infraestructura y política de Estado en torno a la materia. Y es que la crisis del agua es un tributo a la desigualdad, el atraso de las poblaciones rurales y la miseria de millones
Lo que pocos dicen, y que el Presidente Kuzcynski soslaya, es que en las zonas residenciales de la capital, el agua abunda, y se mal utiliza. Grandes y exclusivas piscinas, pululan en algunas zonas de la ciudad, y en ellas el riego de primorosos jardines está a cargo de personal de servicio bastante mal pagado, y que vive en lugares en las que el agua gotea. Ostentosos despilfarros, como el «Parque de la Aguas», es una cachetada a la pobreza.
El mandatario peruano ha prometido asegurar el agua para todos los peruanos. No ha dicho cómo, aunque sí ha sostenido que no intentará privatizar los recursos hídricos, ni desmantelar en beneficio de unos pocos la empresa estatal del agua. Y eso, pese a las presiones y demandas que formulan de manera constante los fanáticos «hinchas» del Mercado, para los que no sólo la inversión privada es sagrada, sino que , además, debe copar todos los escenario de la vida nacional.
Nuestro país dispone de ingentes recursos hídricos. Posee con 106 cuencas y una disponibilidad per cápita de 68.321 metros cúbicos, lo que lo sitúa muy por encima de la media para Sudamérica,
Los áulicos del Mercado, son tan fanáticos del mismo que motejarían de «comunista peligroso» al general Charles De Gaulle, quien en 1945, consideraba que el futuro y la grandeza de Francia exigían el control por parte del Estado de sectores enteros de la economía: toda la banca, la energía, las telecomunicaciones, los transportes, una parte no despreciable de la industria eléctrica y electrónica, parte de la industria siderúrgica y metal-mecánica, la investigación agroindustrial, la investigación oceánica, la industria aeroespacial, la industria militar que -sostenía- debía estar en manos del Estado. Recordando eso, recientemente, el chileno Luis Casado evocaba que el Programa de la Resistencia a la ocupación nazi, puesta en obra por el general de Francia protegió la Salud, la Educación y la previsión de una eventual mercantilización; y que eso, en grandes líneas perdura hasta hoy.
Poco consecuente resulta, entonces PPK cuando habla de la «falta de agua» a millones de peruanos; y no reconoce que en el origen de ese drama, está la subsistencia de una política depredadora, puesta en marcha por los organismos financieros internacionales y aplicada dócilmente por regímenes serviles a disposición del Gran Capital. La vida, habrá de pasarle la factura al país, en la materia.
El otro «gran» tema que abordó el Presidente peruano, asoma vinculado al proceso continental. Levantando la bandera de la paz en la región, debió recordar -y probablemente no quiso hacerlo- que fue la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -la CELAC , reunida en La Habana- la primera que declaró a AL y el C, como «zona de paz» en el mundo de hoy.
Pero no hizo en torno al tema, sólo una declaración teórica. También la llevó a la práctica, como lo acredita precisamente el proceso colombiano que PPK saluda. La victoria de la paz en la patria de García Márquez, no habría sido posible sin la participación activa y el apoyo constante y resuelto de los gobiernos de Cuba y Venezuela, tal como lo ha reconocido el mundo.
Quizá por eso, Pedro Pablo Kuczynski ha sido ligeramente más cauteloso cuando ha aludido a Venezuela, al que ha considerado «país hermano». Dos elementos cabe subrayar en el tratamiento del tema.
El primero tiene que ver con el hecho que ubica «el diálogo» como forma de solucionar los problemas que afectan hoy a la Patria de Bolívar. Y el segundo, precisa que ese diálogo tiene que hacerse en el marco de la Constitución del país, vale decir, la Constitución Bolivariana, la misma que es consecuencia de la iniciativa del Comandante Hugo Chávez Frías, producto del proceso político que allí se opera, y resultado inequívoco de la voluntad ciudadana, dado que fue aprobada en un referéndum cuestionado por los mismo que hoy objetan el mandato de Nicolás Maduro.
Hay que recordar que fue precisamente el diálogo, el instrumento que enarboló siempre el gobierno de Venezuela para hacer frente a las fuerzas reaccionarias que gritaron más bien la consigna de «Golpe», que lo alentaron siempre, y que lo llevaron a la práctica no solo en abril del 2002, sino también después.
El accionar sedicioso de las bandas paramilitares que capitanean López, Ledesma y Capriles -amigos todos de PPK , como él mismo ha admitido- ha dejado ya en Venezuela una dolorosa estela de muerte y destrucción. .
El diálogo con la oposición, alentado en el pasado por el Presidente Hugo Chávez; ha sido reiteradamente planteado, y hasta invocado, por el actual Jefe del Estado venezolano Nicolás Maduro Moros; y más bien eludido por los núcleos sediciosos promotores de las «guarimbas». Para ellos, «la única salida» a la crisis en ese país, es «la caída inmediata del Presidente Maduro». No hay otra. Y eso, lo vienen demandando desde el inicio de la gestión gubernativa del actual mandatario, cuya misma elección desconocieron, calificándola de «fraudulenta».
¿A quién debiera dirigirse entonces PPK en materia de diálogo? No es, por cierto a un gobierno que siempre ha tendido la mano a sus adversarios, sino a los grupos sediciosos que alientan el caos y el desborde social; y que no dejan de gritar pensando que de ese modo, habrán de dar al traste con un proceso que rechazan simplemente, porque afecta sus intereses.
Porque ese es el tema de fondo en Venezuela: los que se alzan hoy contra Nicolás Maduro, no son los que quieren diálogo, ni democracia; ni los que se enfrentan a la corrupción o al desgobierno. Actúan de ese modo, los que aspiran al «modelo» neoliberal porque quieren -.como Temer y Macri- tomar en sus manos los resortes del Poder, para beneficio de las Mafias del Gran Capital
No hay que llamarse a engaño entonces.. La lucha, está planteada.
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