A principios de febrero la oenegé con sede en Nueva York Iniciativa de Justicia de la Sociedad Abierta (OSJI) publicó un informe (http://www.opensocietyfoundations.org/sites/default/files/globalizing-torture-20120205.pdf) denunciando la implicación de hasta un total de 54 países en las detenciones ilegales practicadas por la CIA tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la opacidad de los […]
A principios de febrero la oenegé con sede en Nueva York Iniciativa de Justicia de la Sociedad Abierta (OSJI) publicó un informe (http://www.opensocietyfoundations.org/sites/default/files/globalizing-torture-20120205.pdf) denunciando la implicación de hasta un total de 54 países en las detenciones ilegales practicadas por la CIA tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la opacidad de los Estados Unidos en la investigación de dichas detenciones.
Para sortear los límites legales de la legislación estadounidense y con la ayuda de múltiples países aliados, George W. Bush implementó tras los atentados contra las Torres Gemelas la teoría de Dwight Eisenhower: si un problema no puede ser resuelto, extiéndelo.
Antes de ganar sus primeras elecciones presidenciales, el candidato Obama apareció como un adalid de la defensa de los derechos humanos, prometiendo entre otras cosas el cierre de Guantánamo o la prohibición de la práctica de torturas y abusos a detenidos como en la prisión iraquí de Abu Ghraib.
Si bien es cierto que se dieron pasos en la buena dirección (en 2007 se prohibió la técnica del submarino -simulación de ahogamiento- en los interrogatorios), el flamante premio nobel de la paz Obama parece estar reconsiderando sus principios en aras de un mayor pragmatismo en la lucha antiterrorista. Su principal asesor en esta materia, John O Brennan, consiguió hace ya tiempo la aprobación presidencial para la elaboración de lista de objetivos de ejecuciones selectivas con drones desde bases saudíes. Extrañas paradojas de la alta política, sobre todo para un Premio Nobel de la Paz.
Prisión secreta CIA en Rumanía
En el citado informe de la OSJI se hace mención a varios centros de detención de la CIA, conocidos como black sites, en al menos tres países: Rumanía, Tailandia y Lituania.
La prisión rumana funcionó desde 2003 hasta la primera parte de 2006, como ya denunció en su momento Human Rights Watch en noviembre de 2005 y confirmó el Consejo de Europa en 2006 a través de su comisario Thomas Hammarberg.
El apoyo rumano a la política estadounidense debe enmarcarse en el contexto de las negociaciones de Rumanía para entrar en la UE. Tanto el presidente socialdemócrata Iliescu (2000-04), como el conservador Traian Basescu (desde diciembre de 2004) recibieron las promesas norteamericanas de hacer lo que estuviera en su mano para interceder en su favor ante diversos aliados atlánticos europeos.
El informe cita hasta 21 escalas efectuadas por aviones de la CIA en aeropuertos rumanos. Vuelos sospechosos como el del 22 de septiembre de 2003 que partió de Szymany (Polonia), hizo una breve escala en Bucarest y prosiguió hasta Rabat (Marruecos).
Un informe del Parlamento Europeo en febrero de 2007 señaló que un vuelo procedente de la base de Bagram (Afganistán), con número de registro N4786S, tuvo un accidente al aterrizar en Bucarest el 6 de diciembre de 2004 y que tras el mismo «sus siete pasajeros desaparecieron».
Todos estos indicios, siempre negados vehementemente por las autoridades rumanas, fueron investigados por el programa de televisión Panorama (http://www.gandul.info/news/video-associated-press-sustine-ca-cia-a-avut-o-inchisoare-secreta-in-romania-in-acest-loc-din-bucuresti-vezi-documentarul-integral-9040076 es el primer vídeo), de la cadena alemana ARD. Dicho programa localizó el lugar exacto donde se encontraba la prisión secreta de la CIA, conocida bajo el nombre en clave de «Luz Brillante» (Bright Light).
En noviembre de 2002 el gobierno rumano creó un nuevo organismo, la Oficina Nacional de Registro de Información Clasificada (ORNISS en sus siglas en rumano), cuya sede estaba en un edificio gubernamental situado en la strada Mures número 4, a poco más de un kilómetro de la sede del gobierno.
Según todos los indicios, fue en el interior de este edificio donde la CIA mantuvo una prisión secreta de 2003 a 2006. En él estuvo detenido e interrogado Sheikh Mohammed, considerado por Estados Unidos el principal ideólogo de los ataques del 11-S.
Actualmente el edificio sigue albergando el mismo organismo, cuyas funciones son secretas, y cualquier intento de fotografiar tan peculiar edificio por parte de curiosos es reprimido con una multa, siempre después de anunciarte muy amablemente el policía de turno que «todo lo que hayas escuchado de este sitio es rotundamente falso», faltaría más.
Cuando estalló el escándalo de las supuestas prisiones secretas de la CIA en territorio rumano, las autoridades trataron de neutralizar dichas acusaciones iniciando una superficial investigación sobre el tema.
Pese a todos los esfuerzos por parecer transparentes, la oenegé OSJI denunció en agosto de 2012 a Rumanía, en nombre del detenido Abd al Rahim al Nashiri, ante la Corte Europea para los Derechos del Hombre. Está por ver si una hipotética condena hará cambiar la postura de negación mantenida hasta el momento por el gobierno rumano.
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