Al menos una vez la crisis global ha producido un resultado positivo: el nuevo gobierno letón, sucesor análogo políticamente al que se vio obligado el mes pasado a dimitir por las protestas populares, ha decidido prohibir todas las manifestaciones relacionadas con la conmemoración (el 16 de marzo) de los soldados caídos con el uniforme de […]
Al menos una vez la crisis global ha producido un resultado positivo: el nuevo gobierno letón, sucesor análogo políticamente al que se vio obligado el mes pasado a dimitir por las protestas populares, ha decidido prohibir todas las manifestaciones relacionadas con la conmemoración (el 16 de marzo) de los soldados caídos con el uniforme de las SS durante la Segunda Guerra Mundial, ya que se teme que estas podrían provocar otra oleada de protestas y violencia más grave. La prohibición se refiere tanto a la marcha prevista de los veteranos SS y sus seguidores como a la contramanifestación programada por las organizaciones antifascistas.
Recordemos que en enero en el centro de Riga se vivieron enfrentamientos violentos entre manifestantes y policía a raíz de las manifestaciones contra la política económica del gobierno, que está tratando de afrontar la dramática crisis económica global con recortes drásticos a los servicios sociales. Letonia, igual que otros países de la Europa centro-oriental se ha visto especialmente afectada por los efectos de la crisis, debido a la fragilidad de su sistema bancario ante un boom inmobiliario con rasgos casi patológicos.
En los años anteriores las marchas de los veteranos de la famosa división letona de las SS provocaron protestas tanto en la propia Letonia, donde vive una numerosa minoría rusófona, como en el extranjero, concretamente en Moscú, que acusó a las autoridades de Riga de querer borrar la historia y rehabilitar a Hitler y el nazismo. La UE, de la que Letonia forma parte, ya expresó algunas reservas acerca de lo inoportuno que resultaba celebrar estas manifestaciones tan controvertidas -y tan evidentemente a favor del nazismo, por más que la versión oficial de Riga sea que los combatientes de la división de las SS no eran filonazis sino sencillos patriotas que luchaban contra la ocupación soviética del país.
Cabe recordar, por otra parte, que muchísimos ciudadanos letones combatieron durante la Segunda Guerra Mundial en las filas de la Armada Roja, cosa que también ocurrió en las otras dos repúblicas bálticas.