La campaña electoral en Rusia promete ser tormentosa, mientras el primer ministro Vladimir Putin surge como el principal candidato para los comicios presidenciales del 4 de marzo.
A esto se suman las protestas organizadas a raíz del presunto fraude cometido en los comicios parlamentarios de diciembre.
El Centro Ruso de Estudios de Opinión Pública, favorable al Kremlin, dijo que la aprobación a Putin ha llegado a 50 por ciento, mientras que el independiente Centro Levada reporta un apoyo de 42 por ciento para el actual primer ministro.
«El principal motivo del aumento de la popularidad de Putin radica en un mejorado programa de desarrollo que forma parte de su campaña» electoral, dijo a IPS el subdirector del Centro Levada, Alexei Grazhdankin.
Además, desde que la Comisión Central Electoral divulgó la lista final aprobada de candidatos validados para las elecciones, la mayoría de los rusos se vieron afectados por su falta de opciones de un líder adecuado para conducir el país.
Los cuatro candidatos fueron designados por sus respectivos partidos políticos: Putin, el miembro fundador del gobernante Partido Rusia Unida; Gennady Zyuganov, líder del Partido Comunista; Sergei Mironov, del Partido Rusia Justa; y Vladimir Zhirinovsky, del Partido Liberal Democrático.
Tras presentar alrededor de dos millones de firmas válidas a su favor, el multimillonario Mijaíl Prokhorov, de 46 años, se convirtió en el quinto candidato registrado y el único independiente en postularse en la carrera para el 4 de marzo.
Ese día se realizarán los comicios en 90.000 centros de votación dispuestos en todo el país, así como en varios cientos ubicados en otros 147 países.
El nuevo presidente será electo para un periodo de seis años.
Según Grazhdankin, la capacidad del Partido Rusia Unida de asegurarse la mayoría de los escaños de la Duma (cámara baja del parlamento), así como profundas grietas en el sistema político post-soviético y la falta de unidad entre grupos de la oposición, cimentan el camino para una victoria de Putin en los comicios.
Rusia Unida planea reunirse con partidos políticos, líderes de la oposición y organizaciones civiles para debatir cómo restablecer la confianza pública en las elecciones nacionales, dijo el viceportavoz de la Duma, Oleg Morozov.
«Estamos realizando consultas intensivas con todos los organismos parlamentarios y no parlamentarios, así como con varias entidades de la sociedad civil interesadas en que haya elecciones justas», señaló.
El objetivo es «iniciar un diálogo público abierto y de entender qué deberían hacer legisladores, políticos y organizaciones de la sociedad civil para restablecer la confianza pública en las elecciones», agregó Morozov.
Todos los partidos rusos registrados, tanto parlamentarios como no parlamentarios, además de algunas figuras de la oposición y expertos, han confirmado su participación en estos debates.
Morozov dijo que espera que el movimiento público en apoyo a elecciones justas, creado en enero por un grupo de figuras públicas liberales, también participaría en el diálogo.
El propio Putin se embarcó en una campaña nacional, reuniéndose con varios grupos de todo el espectro político, entre ellos sindicalistas, feministas, industriales, administraciones regionales, organizaciones deportivas y estudiantes, en un esfuerzo por consolidar su perfil en el electorado.
«El gobierno está dividido entre ganar en la primera vuelta o hacerlo en la segunda. (…) Una victoria en la última será más legítima, pero dejará en claro que Putin es mucho más débil de lo que fue (durante las últimas dos elecciones), cuando no había segunda vuelta», dijo a IPS el rector de la independiente New Economic School, Sergei Guriev.
«Si quieren ganar en la primera vuelta, habrá mucho fraude. Y dado el grado de la indignación (pública) contra la corrupción, esto perjudicará completamente la legitimidad» del partido gobernante, agregó.
El hecho de que las autoridades no estén dispuestas a permitir protestas pacíficas y la incapacidad de Putin de frenar la urgencia de sus subordinados por contar más votos de los reales probablemente exacerbará el problema y la corrupción a gran escala será documentada por observadores independientes, planteó.
«Finalmente, ya no está claro que Putin pueda ganar unas elecciones honestas (con medios libres, campañas libres y debates en vivo) contra Alexei Navalny», concluyó Guriev.
Navalny es un abogado de 35 años que surgió en la escena política rusa como feroz defensor del poder popular y de la necesidad de un cambio en el sistema político.
Según Yelena Shestopal, de la Universidad Estatal de Moscú, años de ocupar altos cargos en el gobierno han dejado a Putin satisfecho de estar fuera del alcance de los críticos.
«Putin no está acostumbrado a actuar en condiciones de competencia: es un hombre con puntos de vista definidos y con una lógica interior clara, a consecuencia de lo cual toma decisiones concretas independientemente del régimen», señaló.
«Putin cree que está predestinado, de un modo casi místico; que es él quien hará salir al país de este impasse. Y, por supuesto, la situación actual es muy difícil e incómoda para él, pero el hecho de que no se desaliente muestra que es un líder real», dijo Shestopal.
Muchos expertos e investigadores reclaman reformas políticas en Rusia y otras repúblicas exsoviéticas, y urgen a Putin y a su gobierno a tomar medidas en favor de la reforma de todo el sistema político.
Pero «dados los antecedentes de la actual dirigencia en Rusia y la profundidad de la corrupción en el país, será enormemente difícil para quienes están actualmente en el poder asumir reformas significativas desde adentro», dijo a IPS el vicepresidente de estrategias y análisis en Freedom House, Christopher Walker.
Citando el análisis más reciente de esa entidad, Walker caracterizó a la democracia rusa como «un sistema autoritario políticamente consolidado».
«En los últimos años, el desarrollo de la responsabilidad política en Rusia se suprimió, lo que explica, en gran medida, por qué los rusos comunes están expresando su disconformidad de un modo más activo», concluyó.
Enormes manifestaciones contra el gobierno se han propagado por toda Rusia tras las elecciones parlamentarias de diciembre que, según la oposición, fueron objeto de fraude para favorecer al Partido Rusia Unida, de Putin. Se planean otras protestas para el mes próximo, previo a los comicios presidenciales.
El investigador Dmitri Bondarenko, de la Academia Rusa de Ciencias, junto con muchos otros rusos de clase media y pertenecientes a elites intelectuales que fueron entrevistados por IPS, están convencidos de algo.
Y es que está muy claro que, más allá del malestar social, no ha surgido ningún otro líder como competidor determinante, dejando absolutamente claro que Putin sigue siendo la principal figura política del país.