Traducido del ruso por Josafat S. Comín
Occidente continúa desarrollando nuevos métodos de presión sobre el líder bielorruso Alexánder Grigórevich Lukashenko. Los círculos occidentales están muy descontentos con la contundente victoria de Lukashenko en las presidenciales del 19 de diciembre (80% de apoyos). Se declaran extremadamente preocupados por la situación de la «oposición democrática en Bielorrusia», que recogió en las elecciones una cantidad ínfima de votos. Está claro que con esos resultados la oposición a poco puede aspirar. Pero la propaganda occidental los denomina «sociedad civil», les financia económicamente y les fabrica la imagen de «oposición perseguida». Mientras, el presidente Lukashenko, a quien respalda el pueblo, es calificado como «dictador». Contra él y toda Bielorrusia se establecen sanciones, se anuncia la prohibición de viajar a los países de la Unión Europea, se cortan las líneas de crédito, se limita la importación de productos bielorrusos, se congelan los activos de compañías bielorrusas. Un auténtico bloqueo económico acompañado de un visceral y masivo ataque informativo dirigido contra el dirigente de un estado europeo que goza de mayor respaldo y respeto.
Por desgracia algunos medios de comunicación rusos se suman de manera premeditada a dar cobertura a los ataques de Occidente contra Lukashenko.
¿Qué es lo que tanto irrita a los EE.UU. y sus aliados europeos en la política de Lukashenko? El diputado del grupo parlamentario del PCFR en la Duma y miembro del parlamento de la Unión de Bielorrusia y Rusia, Anatoli Lókot, nos los explica:
-La histeria anti-Lukashenko de Occidente, yo diría que no solo está relacionada con las elecciones bielorrusas y el mitin de la oposición, sino más bien con la política de alianzas hacia el este de Lukashenko. Para la Europa occidental «ilustrada», Lukashenko no ha cumplido con su papel principal: romper relaciones con Rusia. Lukashenko, ―y esto es algo que quiero remarcar especialmente― ha rubricado todos los acuerdos con la Federación de Rusia para la creación de una unión aduanera, para la creación de un Espacio económico unificado en el espacio postsoviético. Y no solo los ha firmado como dirigente de Bielorrusia. Todos estos acuerdos ya han sido ratificados por el parlamento bielorruso.
Fue precisamente Lukashenko, pese a todas las complicaciones y los momentos delicados, que surgieron por iniciativo de determinadas figuras de la política rusa, el que impulsó el procesó de creación de un espacio económico común y el que perseveró en el cumplimiento de los acuerdos en el marco de la Unión de Bielorrusia y Rusia. Es el concepto mismo de «unión», cualquier forma de existencia de esa unión en el espacio de la antigua URSS, lo que provoca esa tremenda irritación en Europa Occidental y en los EE.UU..
Occidente contaba con poder lograr por fin que dos países hermanos se enemistasen. Los estrategas occidentales sueñan desde hace tiempo con convertir a Bielorrusia en un enemigo de Rusia. Han estado empujando a Lukashenko para que se aislase de Rusia con un profundo abismo. Hay que subrayar: aislarse no de los gobernantes de Rusia, que no es que se distingan por la corrección en las formas en el trato hacia Lukashenko, sino de Rusia como potencia, de nuestro pueblo, para que no quedase ninguna posibilidad de renacimiento, de restablecimiento del Estado Unificado.
Pero Lukashenko siempre ha sido y sigue siendo el más convencido partidario de la reunificación, y es precisamente en un Estado Unificado de Bielorrusia y Rusia donde él ve las mejores perspectivas de renacimiento, de salvación. Es precisamente por ello que Bielorrusia es declarada por la UE y los EE.UU como país paria, proscrito; una diana a la que «disparan» con todo su «armamento» político y económico.
-Resulta entonces que aquellos representantes de la Federación de Rusia que de vez en cuando se permiten manifestaciones poco diplomáticas hacia Lukashenko, les están haciendo el juego a las fuerzas enemigas de la Unión de dos pueblos eslavos hermanos.
-Aquellos que mantienen una postura anti-Lukashenko, ―y esto es algo que se ha cansado de repetir el Partido Comunista de la Federación Rusa y de escribir «Soviétskaya Rossía»― deben tener bien presente que las políticas alternativas a Lukashenko serán siempre políticas orientadas a Occidente y no a Rusia. La Unión Europea pone todo su empeño para aupar al poder en Bielorrusia a esas fuerzas, y por eso siguen con tanto celo todos los acontecimientos que acaecen en Bielorrusia. Mientras que para los usamericanos lo importante es que al frente de cada estado haya un dirigente que puedan controlar.
Ese es precisamente el perfil que mantiene los candidatos a presidente de la oposición bielorrusa. Les trae absolutamente sin cuidado si los ciudadanos de Bielorrusia viven bien o mal. Lo importante es conducir al país a la órbita de la influencia occidental, apartarlo de Rusia. Dejar a Rusia sin aliados, con sus fronteras occidentales desprotegidas.
Al fin y al cabo a la UE y los EE.UU. poco les importa si Lukashenko es un dictador o un liberal. Solo les preocupa una cosa: hacia donde se orienta Lukashenko.
-Es evidente pues que lo importante para el presidente bielorruso era no caer en provocaciones, no meterse en peleas que pudieran salir caras para los intereses comunes de la Unión.
-Lukashenko ha demostrado tener un aguante colosal en situaciones críticas, ha sabido estar por encima de las ofensas personales. En eso radica la defensa de los intereses de estado, la fuerza de un dirigente de un país, del auténtico líder de una nación.
-Y eso que ha tenido que soportar todo tipo de provocaciones; la de basura que han vertido sobre su persona desde los medios rusos…
-Pero Lukashenko ha sabido sobreponerse sobre esa atmósfera de acosamiento y firmar todos los tratados con Rusia. Por supuesto Lukashenko se hacía perfecto cargo de que hacía esto por el bien y el futuro de nuestros pueblos, para el restablecimiento de la unidad de ambos países.
-El pueblo admira la honradez, la sinceridad del presidente bielorruso…
-Desde mi punto de vista, la mayor habilidad que todo jefe de estado debe tener, es la capacidad de dirigirse al pueblo de un modo abierto, explicarle las razones de la política que se lleva a cabo. Nuestros políticos desde la época de Gorbachov, hablan con frases serpenteantes. Hablan mucho, de todo y de nada.
Lukashenko por contra es mucho más concreto, emocional, sus intervenciones están cargadas de dolor…Es difícil soportar tanta presión, los bloqueos. Los bielorrusos le agradecen su sinceridad. Sus simpatías están del lado del presidente Lukashenko, un auténtico dirigente y hombre de estado, que mira hacia el futuro.
Fuente: http://www.sovross.ru/modules.php?name=News&file=article&sid=587458