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Costa Rica

Reflexiones posteriores al exabrupto

Fuentes: Rebelión

Después de las poco felices opiniones vertidas por el ex presidente Arias sobre la personalidad y el desempeño de la presidente en ejercicio -una muestra más de su soberbia patológica- me quedó un amargo sabor. No había querido referirme a ello anteriormente, sino dejar que las aguas volvieran a su curso normal. Es decir, que […]

Después de las poco felices opiniones vertidas por el ex presidente Arias sobre la personalidad y el desempeño de la presidente en ejercicio -una muestra más de su soberbia patológica- me quedó un amargo sabor. No había querido referirme a ello anteriormente, sino dejar que las aguas volvieran a su curso normal. Es decir, que pasaran más de los tres días acostumbrados localmente para darle atención a cualquier escándalo, y tomar el tema con la cabeza fría.

Las contradicciones fueron tan escandalosas, el tono tan poco educado y de tan poca altura, el resentimiento que las motivaba tan evidente, que me produjo un cierto nivel de dolor por la señora presidente Chinchilla (que no es precisamente «santo de mi devoción»), porque transparentaba claramente una traición y evidentemente una hipocresía burda, muy propia de lo que se acostumbra dentro del Partido Liberación Nacional, en donde se están dando claras señales de ruptura entre diversas tendencias internas.

Es decir, no todos están con el candidato, sino que más bien esperan que se «queme» definitivamente en las próximas elecciones, se haga a un lado como gato escaldado, y deje el espacio libre al próximo «iluminado» que nos presentarán el 2018. Como podemos apreciar, se evidencia una manipulación que trata de enviar un mensaje a los electores, bastante equívoco.

Por ello se considera en los círculos académicos más serios que la consciente e inteligente manipulación de los comportamientos y las opiniones de la masa es un elemento importante de la sociedad supuestamente democrática. Y que ello se ha convertido en toda una disciplina que se aprende y resulta de enorme utilidad en las campañas políticas y en el ejercicio del gobierno. Sin embargo, aquellos que manipulan estos mecanismos no percibidos de la sociedad constituyen el gobierno invisible que en realidad maneja el poder de cualquier país.

Estamos gobernados, nuestras mentes son moldeadas, formados nuestros gustos, sugeridas nuestras ideas, de una forma que jamás podríamos imaginar. Esto es el resultado lógico de la manera en que está organizada nuestra sociedad.

Estos gobernantes invisibles son, en muchos casos, los que están detrás de los que aparecen como las cabezas visibles de las organizaciones públicas. Nos gobiernan a través del ejercicio de su liderazgo y sus habilidades para impulsar ideas y fortalecer determinadas posiciones en la estructura social. (Un ejemplo claro, aunque aldeano, en nuestro medio, resultó el comportamiento de la «fracción arista» dentro de la bancada liberacionista en este período de gobierno. Los diputados no obedecían a los lineamientos que se supone provenían de la presidencia de la república, sino del binomio Oscar y Rodrigo Arias, y resultaba tan escandaloso y evidente, que los medios de comunicación se encargaban de señalarlo, cada vez que surgía alguna disputa a lo interno de la fracción. Ver nuestro artículo «Pintadita en la Pared».)

Son los que no vemos, los que manejan el poder real, a quienes obedecen los designados por el pueblo a través de elecciones generales, o los nombrados como cabezas de organizaciones públicas de los tres poderes. Es decir, una especie de logia secreta y superior a los rostros visibles de los gobernantes, legisladores y jueces, contralores y fiscales.

En la actual situación de dominio del capitalismo neoliberal, son las grandes corporaciones, las instituciones financieras, y hasta los poderes de otros gobiernos los que determinan en gran medida el sendero por el que transcurre el devenir de nuestros países. Pequeños, indefensos, maleables. Y los «figurones» locales no son más que sus marionetas, a quienes se les paga con el oropel del reconocimiento que proviene de doctorados honoris causa, premios que nadie conocía antes, salidas frecuentes a los medios de comunicación, y un cierto margen de maniobrabilidad que les hace creer que son independientes. En algunos casos con cargos en organismos internacionales, o con exilios dorados, como en el caso del traidor al pueblo costarricense que colocaron como embajador ante el Vaticano.

Hemos llegado, pues, al borde de la ignominia más evidente. Sin embargo, una noticia aparecida hoy en los medios electrónicos (no sé si en broma o en serio) nos indica que el «curiosity» que incursiona por el planeta Marte, captó la presencia de vida extraterrestre inteligente. Y me pregunto: ¿sería posible que los gringos nos prestaran esa maquinita, para ver si encontramos vida inteligente en nuestro país? Pero reflexionando un poco, llegué a la conclusión de que no sería posible, aunque los gringos aceptaran, pues la Asamblea Legislativa no aprobaría su arribo argumentando que es un arma de guerra, y sucedería como lo que acabamos de ver, con relación al atraco de naves gringas que trabajan en el control del tráfico de drogas por nuestros mares. Pero en realidad la causa sería que el resultado de tal investigación descubriría que no existe en Costa Rica «vida inteligente». ¡Y ya está! Ello no conviene antes de las elecciones.

Pero volviendo a nuestro tema, resultó increíble que un ex presidente se manifestara de forma tan poco decente de su vicepresidenta, correligionaria, incluso cómplice durante su gobierno, impulsada por él mismo para que heredara el cargo de presidente, solamente porque demostró cierto nivel de independencia, botó de Zapote al hermanito, que ni transcurrido el primer mes de gobierno ya estaba instalado en la casa presidencial, haciendo campaña y dando órdenes como si fuera el poder detrás del trono, y se permitió decisiones propias no consultadas con «el capo», como se esperaba. O sea: un gobierno obediente al verdadero poder detrás del cargo, al menos en ciertos estamentos liberacionistas, sino que se destapó como independiente y se permitió todas las trastadas que ha cometido, los actos corruptos que conocemos, y estableció su «red de cuido» para los maleantes que la acompañan, protegiéndolos siempre que se descubrían. ¿Será que los beneficiados no estaban en la lista de los «favoritos del capo» y de allí el resentimiento?

¡Vaya Usted a saber! Los recovecos de la política criolla son tan inescrutables como lo es la forma de descubrir quiénes son los que mandan realmente en este país. Pero lo que parece evidente es que dentro de un partido carcomido por la corrupción más abyecta en sus altos mandos y «figurones» (como el caso del director de la campaña de Monge, haciendo negocios extraños en Panamá con tierras indígenas) las cosas no andan bien, y estarán peor.

Cada día están más cerca la campaña política y las elecciones generales, pero cada día está más lejos una visión clara de lo que queremos todos, encarnada en un liderazgo surgido del consenso político de diversas tendencias. Estamos tan acostumbrados al cacicazgo político, a que nos traten como ignorantes, a que nos asusten con premoniciones horrendas, que es posible que la fiesta de corrupción continúe por cuatro años más.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.