La enorme oleada de huelgas de diciembre y enero se prolonga en febrero. Este miércoles confluyen las huelgas de ferroviarios, empleados públicos, enfermeras, bomberos, maestras, profesores universitarios y muchos más.
El mes de febrero comienza con una masiva jornada nacional de huelga en Gran Bretaña. La lucha de clases reaparece con fuerza de un lado y otro del Canal de la Mancha. Este miércoles, trabajadores de diferentes sectores salen masivamente a la huelga, unidos con el reclamo de aumentos de salarios acordes con la inflación, en medio de una grave crisis por el alza del coste de la vida.
Conversamos con Alejandra Ríos, docente universitaria y corresponsal de la Red Internacional de Izquierda Diario en Inglaterra, para conocer las claves de esta importante ola de huelgas.
El 1 de febrero se estará desarrollando una megahuelga de varios sectores de trabajadores en Gran Bretaña. ¿Qué se espera para este día?
AR: Se estima que medio millón de trabajadores se preparan para ir a la huelga el miércoles 1 de febrero, lo que podríamos denominar una “mega huelga”. Las huelgas coordinadas convocadas por distintos sindicatos agrupados en la federación sindical, TUC, son por aumento salarial frente a una preocupante alza del coste de vida de un 14% y contra los ataques del Partido Conservador al derecho de huelga. Este último aspecto es lo que le da un carácter más político a la huelga, que va más allá de las justas reivindicaciones económicas.
Los sectores que salen a la huelga el 1 de febrero son el ferroviario, maquinistas de trenes perteneciente a los sindicados ASLEF y RMT (Rail, Maritime and Transport Workers), maestros nucleados en el National Education Union (Sindicato Nacional de la Educación, NEU), 70.000 trabajadores docentes, bibliotecarios y de investigación de 150 universidades se sumarán a una manifestación del sindicato University and College Union (UCU). Asimismo, los miembros del sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS), que representan a unos 100.000 trabajadores también estarán en huelga de 24 horas y organizarán una manifestación en la que participará personal de ministerios, centros de exámenes de conducir, museos, puertos y aeropuertos.
Pero esto no termina aquí, ya que hay huelgas del sector sanitario
previstas para el lunes y el martes próximos, cuando los trabajadores de
ambulancias de los sindicatos GMB y Unite se unirán al Royal College of Nurses,
que representa a enfermeros, acompañados por las matronas de Gales.
Los sindicatos en huelga y los consejos sindicales locales han organizado
concentraciones en pueblos y ciudades de toda Gran Bretaña, en muchas de ellas,
se convocaron de manera espontánea actos conjuntos entre distintos sectores.
La ola de huelgas es impresionante y expresa mucho descontento con el Gobierno. ¿Cómo está afectando la inflación a la mayoría de la clase trabajadora?
La cifra de inflación oficial es de un 14%, sin embargo, en el supermercado los alimentos y productos básicos aumentan a diario, algunos han alcanzado un 20% de incremento o más. Algunas familias se han visto obligadas a apagar la calefacción durante el invierno – con temperaturas bajo cero – para poder comprar comida. Los centros de distribución de alimentos y productos básicos de la canasta familiar, conocidos como ‘bancos de alimentos’, en su mayoría gestionados por personas voluntarias, han declarado un importante aumento de visitantes que recurren a su ayuda. Lo nuevo es que no se trata solo de personas sin empleo, sino que hay personas con empleo que dependen de estos centros de apoyo. En las revistas aparecen recetas de comidas por una libra esterlina, la cantidad de suscriptores a Amazon y otros servicios de vídeo bajo demanda se ha reducido. En uno de los países más ricos del mundo hay trabajadores que no pueden permitirse comer y tener calefacción, esa es la situación.
Y no es solo la inflación. También hay mucho malestar por las condiciones de trabajo. Los medios informan de muchos casos de maestras o enfermeras que renuncian a sus trabajos, después de la carga que significó la pandemia. Y buscan otros empleos, en el sector privado, que estén mejor pagos. Esto se combina con el hecho de que hay una cierta carencia de trabajadores en algunos sectores, algo que aumentó con el brexit.
Algunos analistas comparan esta jornada con una “huelga general” de hecho. Y en Gran Bretaña no hay una huelga general como tal desde 1926. ¿Por qué esta jornada sería una especie de huelga general?
Ya la misma pregunta nos indica que en Gran Bretaña no hay una tradición huelguística como sí la hay en Francia, por ejemplo. Por otra parte, la huelga minera de 1984-1985 fue un hito en la lucha de clases que solo involucró al sector de la industria británica del carbón, en un intento de evitar el cierre de minas. En el invierno de 1978-79 hubo una oleada de huelgas del sector público contra el tope salarial impuesto por el gobierno laborista en el poder.
Volviendo a la acción del 1 de febrero. El hecho de que pare el sector ferroviario le da una mayor impronta a la huelga por el papel que el transporte ocupa en el desarrollo de la vida diaria. También es importante señalar que los sectores que van a la huelga son los que dependen del Estado, ya que en algunos sectores privados los trabajadores han conseguido ciertos aumentos. Por ejemplo, el sector telefónico consiguió un aumento de un 16%.
El sector sanitario, enfermeros, paramédicos, conductores de ambulancia se encuentran entre los sectores con salarios más bajos y con jornadas de trabajo extenuantes. Pero la oleada de huelgas parece no llegar a un fin, además del impacto de la mega huelga del 1 de febrero, a lo largo de febrero habrá 20 días de huelga en distintos sectores en un plazo de 28 días; algo que no se veía en décadas.
Mencionabas a los ferroviarios, que son uno de los sectores estratégicos que vuelven a la huelga esta semana. ¿Cuáles son las demandas de este sector?
Las huelgas ferroviarias del Reino Unido de 2022-2023 son un conflicto laboral en curso, que ha supuesto el mayor fenómeno de acción sindical en el país desde 1989. Comenzó el 21 de junio, después de que los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT) se declararan en huelga para protestar por los salarios y los cambios previstos en las prácticas laborales -que incluían la retirada de guardias de los trenes, la reducción del número de taquillas abiertas y la amenaza de despidos.
El sector sanitario demanda un aumento salarial de un 5% por encima de la inflación debido a que sus salarios quedaron congelados durante la pandemia – al igual que otras ramas del sector público.
Y en esta situación, ¿cuál es la política del Gobierno? No parece estar dispuesto a conceder nada.
En un primer momento, cuando empezaron las huelgas del sector ferroviario en junio de 2022, trataron de sembrar miedo en la población acusando a los huelguistas y a los sindicatos de “tomar como rehén al conjunto de la sociedad”. Pero este discurso no caló. Hubo un segundo intento durante la huelga de las enfermeras – y en esta ocasión la jugada le salió peor al Gobierno. Todavía están frescos los recuerdos de la pandemia y el enorme esfuerzo que se le pidió a este sector; por otra parte, se hizo evidente cómo los aplausos del entonces primer ministro y demás ministros era en realidad un ejercicio de relaciones públicas.
Asimismo, hasta ahora, el gobierno de Rishi Sunak ha preferido mostrarse duro en las negociaciones, insistiendo en que no hay dinero para conceder los aumentos salariales exigidos, dada la difícil situación económica del país. Por ejemplo, en el sector sanitario se negó a aumentar su oferta de entre el 4,5% y el 5%, mientras que la inflación se ha disparado hasta el 14%, lo que ha incluso creado brechas dentro del partido conservador en el gobierno, en particular alrededor del trato a los trabajadores de la sanidad. Al sector ferroviario le ha ofrecido un 9% en dos años, propuesta que ha sido rechazada por los trabajadores.
Por otra parte, está buscando imponer leyes antisindicales que cercenarían el derecho de huelga en sectores esenciales que tendrían que mantener su servicio para que la economía del país funcione. Frente a esta ofensiva, las huelgas que estamos viendo también denuncian este recorte a un derecho fundamental.
En Reino Unido ya existen muchas leyes que hacen muy difícil convocar huelgas, un legado del thatcherismo y los gobiernos posteriores, ¿no es cierto?
Así es, la Ley de Sindicatos de 2016 introduce un nuevo requisito (a la de 1992) según el cual, para que puedan hacerse acciones sindicales, tiene que haber una votación en la que al menos el 50% de los miembros del sindicato con derecho a voto participe de la misma. Esta se hace por correo y la gestiona el registro electoral. Este aspecto tan antidemocrático, que fue impuesto para dificultar las huelgas, contradictoriamente significa que cuando se sale a la huelga se cuenta con un alto apoyo de los trabajadores sindicalizados de base. Las huelgas actuales han contado con un apoyo de entre 60 y 90% a favor de la medida de fuerza entre los que votaron (y votaron más del 50% de los sindicalizados para que sean válidas).
Ahora Rishi Sunak quiere reducir aún más el derecho de huelga. Lo que resulta más irónico es que el primer ministro quiere cuestionar la “legitimidad” de las huelgas votadas por miles de trabajadores, cuando se trata de una persona que solo recibió el apoyo de un centenar de parlamentarios conservadores para suceder a Liz Truss en el cargo de primer ministro.
Varios medios señalan que hay un gran debate sobre las huelgas y cómo impactan en la opinión pública.¿Qué nivel de apoyo están teniendo los huelguistas?
A pesar de la línea dura del gobierno, los huelguistas, desde maquinistas y ferroviarios hasta enfermeros, personal de los servicios de emergencia, profesores y funcionarios, siguen contando con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos, según los sondeos.
Aunque la interrupción del transporte y el caos del Servicio Nacional de Salud han sido un inconveniente para muchos, la mayoría sigue pensando que está justificado que los trabajadores de primera línea luchen por una mejora salarial y de las condiciones de trabajo en sectores vitales.
Y en este contexto, ¿qué papel están jugando los laboristas?
Debemos distinguir la dirección del partido laborista, ahora bajo la conducción de Keir Starmer que ha salido públicamente a criticar las huelgas e incluso ha sancionado a diputados que se hicieron presentes en los piquetes, del activismo militante de base. Estos últimos son activistas y trabajadores que van a la huelga y participan de actos y acciones y tal vez desilusionados por la conducción actual, aunque mantengan una actitud pasiva de votar al laborismo.
Todo lo que cuentas es muy interesante y muestra que está en curso un proceso muy profundo en la lucha de clases. Te agradecemos la entrevista, lo estaremos siguiendo desde Izquierda Diario durante los próximos días.
¡Claro! Seguiremos informando.
*Entrevistó: Josefina Martínez desde Madrid.