La prolongación de la crisis del capitalismo en el mundo industrializado, en especial en España y Estados Unidos, puso en situación aún más vulnerable a los inmigrantes. Este año será decisivo para los latinoamericanos que viven en esos dos países, destinos predilectos de la diáspora de esta región. Las decisiones no tendrán tanto que ver […]
La prolongación de la crisis del capitalismo en el mundo industrializado, en especial en España y Estados Unidos, puso en situación aún más vulnerable a los inmigrantes. Este año será decisivo para los latinoamericanos que viven en esos dos países, destinos predilectos de la diáspora de esta región.
Las decisiones no tendrán tanto que ver con un retorno masivo a sus países de origen o un desplome de las remesas de dinero que se envían a América Latina, como algunos observadores han sostenido desde el estallido en 2008 en Estados Unidos de esa crisis económico-financiera.
Al contrario, la situación crucial tiene que ver con el aumento de la vulnerabilidad de los propios inmigrantes, una mayor pérdida de sus derechos y más sacrificios de su parte.
También se paralizará el «efecto llamada» que se produce en las redes familiares, estableció IPS hablando con expertos en el tema.
«Las dificultades por las que atraviesan esas economías vuelven más vulnerables a los latinoamericanos residentes allí, cualquiera sea su situación migratoria, y también a los millones de latinoamericanos que reciben remesas aquí», confirmó a IPS la colombiana Nelsy Lizarazo, portavoz en Ecuador del Comité Internacional del Foro Social Mundial de las Migraciones.
Lizarazo, empero, detecta «una más clara intención de regresar de parte de los emigrantes». Ese deseo se daría «incluso en generaciones jóvenes que nacieron allá o que fueron muy jóvenes, desde Ecuador, Perú, Bolivia o América Central».
«No era así hasta 2009, pero a lo largo del año pasado sintieron que las puertas se le cerraban», por lo que 2011 será decisivo.
Por su parte, Lorena Escudero, ministra de la Secretaría Nacional del Migrante (Senami), dijo a IPS que «la crisis del capitalismo en los países del Norte ha significado un retorno gradual y significativo, pero no masivo, de los emigrantes ecuatorianos, en especial desde España. En 2011 esperamos más regresos, pero tampoco serán masivos».
Escudero entiende que la crisis en Europa seguirá un tiempo más. Si el paro (desempleo) ya alcanza en España a 20 por ciento de la población activa, ese indicador se eleva a «más de 28 por ciento para el conglomerado de los inmigrantes latinoamericanos, de los que el colectivo ecuatoriano es la mayoría, con medio millón de personas», puntualizó.
Ello se debe a que las ramas laborales «más afectadas por el desempleo son aquellas donde más trabajadores ecuatorianos se concentran, como son la construcción y los servicios», añadió.
En la planta baja del edificio donde está la Senami, una joven pareja, con un niño de pecho en brazos, espera que les llegue su turno. «Venimos a averiguar por el crédito que pedimos», dice Joselino Mayorga a IPS. Cuenta que retornaron de España, «donde nos fue mal, nos botaron (echaron) a los dos de los trabajos».
Mayorga solicitó un crédito al llamado «Banco del Migrante», de la Senami, una iniciativa gubernamental que, aunque no es un banco como tal, formó un fideicomiso de 12 millones de dólares para dar préstamos a través de operadoras financieras calificadas a emigrantes que vuelven al país. Hasta ahora se han realizado unas 1.700 operaciones.
El caso de los Mayorga muestra más bien un retorno temprano. Estuvieron cinco años en España y se acogieron al programa de retorno inducido del gobierno español, por el que entregan el subsidio de un año al desempleo en dos cuotas, siempre que vuelvan a sus países de origen.
«El retorno es un derecho», precisó Escudero. «No es que la Senami está induciendo a los ecuatorianos a volver ni estamos en alianza con los países europeos para facilitarles que expulsen a nuestra gente», aclaró.
«No actuamos ni con paternalismo ni con asistencialismo», añadió. «Lo que hacemos es acompañar a quienes quieren ejercer el derecho de volver a su tierra», explicó.
Para ello, bajo el programa «Bienvenidos a Casa» se brindan incentivos a las inversiones sociales y productivas de los que retornan, facilidades aduaneras para menaje de casa y equipos, exenciones impositivas, bonos para adquirir vivienda y créditos.
Los números, sin embargo, no son altos. La Senami ha prestado servicios a unas 14.000 familias que han retornado al país desde 2008.
«Frente al medio millón de ecuatorianos que hay solo en España, el número es pequeño. Pero nuestra labor más importante es establecer vínculos y atenderles a través de las Casas Ecuatorianas, que tenemos en el exterior», dijo la ministra.
Es allá, en las Casas, delegaciones y oficinas diplomáticas y consulares ecuatorianas donde se nota la indefensión y el agravamiento de los problemas de los inmigrantes. Pero ellos «se rebuscan la manera de sobrevivir, aún en medio de la crisis», dijo Escudero.
Es que la situación económica de los países industrializados no parece impulsar mecánicamente el retorno. «Aunque para irse lo económico sí es decisivo, una vez instalados en el país de destino a los inmigrados se les abre un nuevo mundo», aceptó Lizarazo.
Recalcó que el arraigo de los niños y las oportunidades de educación, salud y cultura que ofrecen las sociedades desarrolladas son fuertes motivos para quedarse.
Además, «para las mujeres, que forman la mayoría de las personas de nacionalidad ecuatoriana emigradas a España, Italia y Holanda, es la gran oportunidad de liberarse, de ser autónomas», recalcó.
Pero, según Lizarazo, «si se le cierran las oportunidades, surge el dilema de encontrar salidas o empezar a sopesar si en la patria que dejaron van a tener condiciones apropiadas para volver».
La ministra Escudero coincide, con una salvedad: la de las hipotecas sobre las viviendas adquiridas.
«Las entidades financieras españolas no están dando ni una oportunidad a los inmigrantes. Por eso, muchas viviendas ya han sido embargadas y en algunos casos parte de la familia ha retornado. Si los que se quedaron no encuentran pronto trabajo, regresarán al país este año», apuntó.
Insiste, empero, en que «la gente es admirable. Algunos han optado por irse a trabajar a Alemania, a Suiza o a los países nórdicos y ahora hay un flujo de remesas de dinero desde esos países hacia España, donde muchos tienen sus familias, además de los envíos a Ecuador, como ha sido tradicionalmente».
Lizarazo recordó que la crítica situación de los inmigrantes en medio de la crisis de los países del Norte y las propuestas de políticas públicas y de medidas administrativas urgentes para protegerlas se discutieron en el IV Foro Social Mundial de las Migraciones celebrado en octubre en Quito, cuyas conclusiones ya fueron presentadas en diversos encuentros.
También serán presentadas en el próximo Foro Social Mundial, que se realizará del 6 al 11 de febrero en Dakar.
Previo a este encuentro anual de la sociedad civil se desarrollará la Asamblea Mundial de los Migrantes del 2 al 4 de febrero en la isla senegalesa de Gorée, donde se buscará adoptar la Carta Mundial de Migrantes, un compromiso de principios que proclame la libertad de circulación y establecimiento de los humanos en todo el planeta.
Este proceso lo han animado exclusivamente inmigrantes a título individual sea cual sea su pertenencia a organizaciones. La iniciativa surgió en 2006, y el texto de la Carta se ha discutido a través de Internet y encuentros físicos, que culminarán en la Asamblea en medio de la crítica coyuntura de la prolongada crisis de los países del Norte.