La mafia italiana ha colonizado los Balcanes y Europa del Este, según el autor de la novela de investigación Gomorra. En Rumanía dirige el negocio de la prostitución, cuyas ramificaciones se extienden hasta Italia, así como el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero.
Según Roberto Saviano, la mafia está afincada tanto en Berlín como en París o en Bucarest, y los Balcanes constituyen una especie de «puente» entre Oriente y Occidente. Los caminos de la droga que los cruzan y las actividades criminales implantadas allí han transformado numerosos países de la región en auténticas puertas giratorias para el tráfico internacional.
Roberto Saviano: Recientemente he estado reuniendo material para una investigación sobre [la prostitución] y he interrogado a numerosas jóvenes que trabajan en el sector. En las decenas de conversaciones telefónicas que he mantenido con ellas llama la atención un elemento común: parece que ellas son solo el «lado visible» del negocio. Hay un gran número de chicas originarias de Europa del Este en Italia, y Rumanía es uno de los mayores «exportadores» en este terreno. Estamos hablando de cientos y cientos de chicas. En Roma, por ejemplo, es sabido que las escort girls más guapas y de tarifas más razonables son originarias de Rumanía.
¿Qué entiende usted por «tarifas razonables»?
Cien euros. Se trata de chicas sanas, que se maquillan correctamente, de pechos generosos aunque sean retocados, y que no se drogan. En comparación, una prostituta rusa del mismo «nivel» vende su cuerpo por 200 o 300 euros. Debe añadirse que las rumanas son a menudo muy jóvenes y tienen fama de no tener escrúpulos. Se contacta con ellas la mayoría de las veces por teléfono y aceptan a todos los clientes de entrada, sin poner condiciones. Una «colega» italiana no negociará el precio, pero se informará por adelantado sobre el cliente, sobre sus expectativas… También conocen muy bien el mercado y responden a todas las preguntas exactamente como espera que lo haga un italiano, lo que da la impresión de que han sido «conquistadas» por el cliente. A la pregunta de «¿En qué país europeo prefieres trabajar?», las escort girls rumanas responden inmediatamente que en Italia, e insisten en que los clientes no se emborrachan tanto como en Alemania y otros países, y que embellecen el «encuentro» con cumplidos o regalos.
Hay que decir que las escort girls rumanas en Italia se esfuerzan por ocultar su nacionalidad. La mayoría de las veces dicen ser «rusas» y lo resaltan mucho en sus presentaciones en Internet. Mi impresión es que tratan de evitar la ecuación «Rumanía=gitanas o miseria». Prefieren presentarse como rusas para mantener una cierta posición en el mercado. Su nacionalidad se hace evidente cuando se llega a la tarifa. Por otro lado, no hablan nunca de sus chulos, unos individuos sin escrúpulos. Estos personajes siguen siendo un misterio: hagas lo que hagas, no consigues ni siquiera una descripción esquemática. Se sabe sin embargo que no siempre son rumanos, pues el control del mercado de la prostitución sigue en manos de las organizaciones criminales italianas, salvo por «subtratas» ocasionales. En los últimos tiempos parece que las organizaciones criminales rumanas comienzan a imponerse en Italia también y tratan de «diversificar» la actividad de sus «asalariadas» añadiéndole el tráfico de drogas.
Muchas de las prostitutas rumanas que llegan a Italia han comenzado a vender cocaína a los clientes, aun cuando ellas no la tomen. Se trata de una novedad absoluta, una nueva estrategia de las organizaciones criminales rumanas con la que tratan de «consolidar» su relación con sus homólogas italianas, que hasta ahora mantenían relaciones preferentemente con organizaciones albanesas, búlgaras, macedonias y ucranianas, implantadas ya desde hace tiempo en el país.
Parece muy seguro de lo que dice. ¿Cómo puede tener tantas certezas un escritor? ¿Cuáles son sus fuentes?
Es muy sencillo. En el caso de la investigación sobre las «escort», por ejemplo, además de los informes policiales, los hechos están a la vista y son perfectamente conocidos por todo el mundo: sólo hace falta navegar por las páginas Internet de citas en Roma, por ejemplo, para encontrar numerosos anuncios de escort girls rumanas, que ahora ya reconozco a primera vista. Es fácil distinguirlos de los demás, pues las búlgaras o las rusas dominan peor el italiano. Las búlgaras en particular tienden a utilizar el traductor automático de Google. En los últimos tiempos he observado una nueva tendencia en el mercado de las escort girls: su desembarco en el mundo del espectáculo y de la televisión.
Nada nuevo, me dirá usted, visto desde fuera. El problema es que aquí, en Italia, un buen número de ellas hacen carrera. Pueden llegar a convertirse en secretarias de Estado, consejeras o ocupar otras posiciones elevadas. No me interesa el aspecto moral del asunto, pues en último término cada cual es libre de decidir si quiere vender su cuerpo y a quién. Pero creo firmemente que puede convertirse en un problema si se llega al chantaje, al intercambio de favores con los «proxenetas», incluso directamente con las prostitutas, es decir, cuando entra en juego el dinero sucio, la corrupción o las recomendaciones para obtener algún empleo.
¿Qué relación mantienen las organizaciones criminales italianas y las de Europa del Este?
La mafia italiana y la estructura mental del mafioso han sido exportadas con éxito a Europa del Este, al igual que al resto del mundo. Puede decirse que ha «formado» a criminales en América Latina (México, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay) y hasta en África del sur. No es ninguna casualidad, por ejemplo, que un país como Montenegro mantenga toda clase de relaciones con Uruguay: el caso del traficante Darko Saric es elocuente en este sentido. Saric es célebre por el volumen de sus negocios y por su longevidad en el mercado, pero también por las estrechas relaciones que mantiene con el poder en su país. Todo el mundo sabe que Saric importa droga de Uruguay y que sigue en Montenegro, pero el Gobierno de Podgorica no tiene previsto extraditarlo, ni siquiera bajo la amenaza de sanciones internacionales. Simplemente no tiene ningún estímulo para hacerlo, pues se beneficia también del dinero procedente de las actividades ilegales.
Cada país de Europa oriental tendrá sin embargo su especificidad propia…
Sin duda. Pienso que en el futuro la mafia serbia tendrá un papel prominente en los Balcanes, e incluso ha vuelto a implantarse con fuerza en la costa. Cuando se trata de los serbios, es interesante subrayar que ya no hacen negocios con los croatas, pues no pueden verse ni siquiera en la «escena» criminal. Todos colaboran en cambio con los albaneses, como ya hacían en tiempos de guerra, cuando se vendían armas, petróleo y droga unos a otros… Todo esto se ha comprobado en numerosos casos y en otras investigaciones. Por ejemplo, la de Misha Glenny (ndlr – autor del best-seller «Mc Mafia: el crimen sin fronteras», editorial Destino, 2008).
¿Qué efecto cree usted que tiene la ampliación de la UE?
La ampliación resulta beneficiosa para muchos países del Este, pues permite reforzar el Estado de derecho. Sin embargo, pienso que los inconvenientes son numerosos también: en estos momentos, el dinero de los criminales puede circular sin grandes problemas por muchos países del Este, debido a la falta de aduanas, y no existe ningún dispositivo legislativo anti-mafia a nivel comunitario. Hace tiempo que las redes criminales tratan de aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece Europa oriental. Han «comprado» pedazos enteros de la ex Alemania Oriental, Rumanía, la ex Yugoslavia, Albania, Kosovo. Mientras que las redes criminales italianas compraban todo lo que podían en la nueva Europa libre, los medios empresariales occidentales eran mucho más prudentes. Recuerdo un informe que recogía una conversación telefónica interceptada por la policía en Sicilia, unos días antes de la caída del Muro en 1989, en la que se hablaba de la llegada de «maletas» llenas de dinero en manos de hombres de la Cosa Nostra (la mafia siciliana) en 48 horas.
Fuente: http://www.presseurop.eu/es/content/article/544281-roberto-saviano-la-mafia-conquista-los-balcanes