El 1° de julio se levantaron los controles aduaneros entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, una fuerte señal hacia la creación de un espacio económico común que tiene como fecha límite de inicio el 1° de enero de 2012. En concret, los tradicionalmente bajos derechos de importación que Bielorrusia y Kazajstán pagan por la compra de […]
El 1° de julio se levantaron los controles aduaneros entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, una fuerte señal hacia la creación de un espacio económico común que tiene como fecha límite de inicio el 1° de enero de 2012.
En concret, los tradicionalmente bajos derechos de importación que Bielorrusia y Kazajstán pagan por la compra de insumos económicos necesarios ahora estarán equiparados con los altos aranceles que Rusia impone a los bienes que importa. Esto aumenta significativamente el costo de la importación de Bielorrusia y Kazajstán y aumenta la dependencia de ambos países hacia el país que no será afectado por los aumentos de tarifas: Rusia. Aunque el propósito declarado de la medida es promover el comercio bilateral, Kazajistán y Bielorrusia son alejados del mercado mundial y acercados a la esfera de influencia rusa.
Bielorrusia basa su economía en la industria pesada y las manufacturas y tradicionalmente alineó sus aranceles a un nivel cercano a los de Moscú para proteger su industria nacional. Por el contrario Kazajstán, que depende de los ingresos del petróleo y tiene una escasa infraestructura industrial, tiene bajos niveles arancelarios. En consecuencia, la unificación de los derechos aduaneros y al aumento del precio de las importaciones se hará sentir más en Kazajstán que en Bielorrusia.
Por supuesto que el acuerdo que lleva a la unión aduanera es desventajoso para ambos países, pero así se expresa el poder que Rusia va adquiriendo en su periferia cercana. La crisis mundial de 2008-2009 golpeó muy fuertemente a Bielorrusia y Kazajstán y la estabilidad económica y financiera que necesitan solo puede ser ofrecida por el ascendiente vecino ruso. Tal es la asimetría de poder existente que la esperanza de obtener mejores acuerdos energéticos no fue contemplada por Rusia, aunque la exigencia formará parte de las dificultades con que la Unión hará su debut. Los últimos acontecimientos en Bielorrusia han cambiado definitivamente el carácter de las relaciones entre ambos países. Ya no se trata de una alianza ni de una fraternidad entre los pueblos. Rusia dicta las condiciones aprovechando la dura situación económica de Bielorrusia y Minsk está siendo presionado para vender los activos clave dejando a Lukashenko sin opciones. Luchando para no quedar atrapado por la Unión Europea, la necesidad lo entregó en manos de la Unión rusa.
Rusia espera que Kirguistán, Tayikistán y Ucrania se unan próximamente a la unión aduanera. Esta intención muestra que los intereses estratégicos de Moscú no son sólo financieros. Kirguistán y Tayikistán están cerca de convertirse en los próximos miembros de la Unión. Aunque tienen escasa importancia económica, no serán contribuyentes netos ni ofrecen un lucrativo mercado de destino para las exportaciones rusas, por ambos países circulan rutas de tránsito de drogas ilícitas procedentes de Asia Central. En el marco de la unión aduanera, Moscú contaría con un aval institucional que le daría autoridad suficiente para imponer estrictos controles de regulación de los flujos fronterizos en esos países porosos. Ucrania sí tiene una estructura económica viable y su posición estratégica lo coloca como el fiel de la balanza entre Rusia y la Unión Europea, posición de la que tiene exacta conciencia. Por ello Rusia desea que Ucrania se sume a la unión aduanera.
Vladimir Putin dijo a su homólogo ucraniano Nicolái Azárov que Ucrania podría ingresar hasta 9.000 millones de dólares anuales si entra en la Unión Aduanera. Pero Ucrania también negocia la creación de una zona de libre comercio con la Unión Europea. En general, se puede decir que las perspectivas de una eventual integración de Ucrania en la Unión Europea parecen remotas mientras que 2011 promete ser un año especialmente difícil para la economía ucraniana.
El déficit del fondo de pensiones ucraniano alcanzará los 65.000 millones de grivnas (unos 270.000 millones de rublos) lo que llevó a una reforma de las pensiones elevando la edad de jubilación de las mujeres de los 55 a los 60 años. Por otro lado las bajas tarifas de los servicios comunales llevaron al colapso de esos servicios y se hizo necesario aumentar significativamente las tarifas. Los precios de la electricidad domiciliaria subieron un 139% (un 100% en enero y subirán un 39% adicional en agosto de 2011).
En 2011 empieza un duro período de vencimientos de los créditos contraídos por Ucrania, que le ha pedido a Moscú una prórroga de un año al crédito de 2.000 millones de dólares concedido por el banco ruso VTB. En esta difícil situación Ucrania se encuentra en una situación intermedia complicada para orientar su economía, hacia la Comunidad Europea o en dirección al Espacio Económico Único.
En 2010 Rusia y Ucrania dejaron atrás la política de enfrentamientos y restablecieron el diálogo. A consecuencia de ello se duplicó el intercambio comercial entre los dos países y en 2010 el comercio bilateral alcanzó la cifra de 50.000 millones de dólares.
Incluso la demora en la creación de la empresa mixta entre el consorcio de gas ruso Gazprom y el ucraniano Naftogaz dio un gran paso en la firma de un compromiso entre ambas empresas garantizando el tránsito sin interrupciones de gas ruso a Europa.
Todos estos países tienen al mismo tiempo interés y necesidad de ingresar a la Unión, pero cada país también hace su propio juego, balanceando debilidades como si fueran fortalezas, por más que en el horizonte de tiempo prevalezca la asimetría de poder ruso.
Rusia no cree que Kazajstán pueda frenar el flujo del contrabando de mercancías y de drogas a través de sus fronteras con China y con Kirguizistán. Recientemente fue destituido el presidente del Comité Aduanero de la República de Kazajstán y se procedió al arresto de los miembros de un grupo criminal que controlaba los puntos fronterizos «Jorgos» y «Kalzhat», en la frontera con China. Tras el incidente Kazajstán reforzó el control aduanero en la frontera con Kirguizistán. Rusia entiende que el contrabando amenaza el mercado interior de la Unión Aduanera.
Por su parte Alexandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia, declaró que espera que la Unión ayude a solucionar algunas controversias, sobre todo las relativas a un acceso equitativo a los oleoductos y gasoductos e iguales tarifas por el transporte de hidrocarburos, tanto desde Rusia como desde Kazajstán.
Algunos representantes oficiales de Bielorrusia sostienen que es más rentable refinar el petróleo de Kazajstán en Bielorrusia. El valor de las importaciones de los derivados de petróleo kazajo alcanzó el año pasado a 313 millones de dólares, 5.4 veces más que el año anterior.
En Kazajstán se inició un agudo debate sobre la integración de los tres países miembros de la debutante Unión Aduanera. Los optimistas consideran que el Espacio Económico Común creará un mercado de 170 millones de personas, lo que será beneficioso para las empresas nacionales.
Se calcula que la Unión Aduanera permitirá a los tres países miembros aumentar el PIB más de un 15% para el año 2015. Rusia se beneficiará con 400 mil millones de dólares, mientras que Bielorrusia y Kazajstán obtendrán más de 16 mil millones.
La Unión Aduanera establece la libre circulación de servicios y mano de obra, un avance frente a la actual situación en que los ciudadanos kazajos que viajan a Rusia y los rusos que van a Kazajstán están obligados a registrarse aun si su estancia es corta.
Los pesimistas de Kazajstán son la gente normal que en seguida se percataron de que los precios subían. Es que si se nivelan los precios de importación, tienden a nivelarse todo los precios, incluidos los combustibles y lubricantes.
Kazajstán tiene una amplia economía de «autoempleados», unos 2,5 millones de personas en un país de apenas 16 millones de habitantes. Para muchos de ellos la creación de la Unión Aduanera significa el incremento de los aranceles de los mercaderías que ingresan, el entorpecimiento del procedimiento aduanero y llanamente la pérdida del trabajo.
Si en Kazajstán el debate es sobre un proyecto económico, Rusia tiene motivos geopolíticos y debe responder al desafío que le plantea China. Moscú intenta fortalecer su posición en Asia Central a través de dos mecanismos: la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, su herramienta político-militar; y la Unión Aduanera, su herramienta económica. Por lo tanto la Unión es también una herramienta para frenar la actividad económica china en Asia Central. Para lo cual explotar los sentimientos antichinos de la población kasaja es un insumo que no se puede despreciar.
Mientras Rusia hace cálculos geopolíticos, Bielorrusia y Kazajstán se debaten entre la vida y la muerte. Bielorrusia ya recibió 800 millones de dólares en concepto del primer tramo del crédito de estabilización del fondo anticrisis de la Comunidad Económica de Eurasia. En los próximos tres años Minsk recibirá tres mil millones de dólares, en su gran mayoría de los presupuestos de Rusia y Kazajstán. A cambio, Moscú y Astaná esperan que el presidente bielorruso Alexandr Lukashenko realice reformas económicas reales y no cosméticas. Aunque no está establecido de qué forma reaccionarán si el crédito otorgado no logra evitar el default y la crisis bielorrusa frena el funcionamiento del Espacio Comunitario.
Si la asimetría de poder coloca a Rusia en un lugar de privilegio, no hay que olvidar el poder de los Estados débiles. El ingreso a la Unión Aduanera de las frágiles economías de Kirguizistán y Tayikistán es tan deseable como peligroso, ya que en el balance inestable de geopolítica y economía ambos países es más lo que esperan recibir que lo que pueden dar.
Norberto Emmerich colabora en el Centro Argentino de Estudios Internacionales – CAEI
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