Asís (Italia), 23 de agosto de 2014. La Coordinación nacional de la izquierda italiana contra el euro celebró su «Foro europeo de 2014», en Asís (Italia) del 20 al 24 de agosto de 2014, que reunió a un gran número de participantes, especialmente de los países de la Unión Europea, pero también de Ucrania y […]
Asís (Italia), 23 de agosto de 2014.
La Coordinación nacional de la izquierda italiana contra el euro celebró su «Foro europeo de 2014», en Asís (Italia) del 20 al 24 de agosto de 2014, que reunió a un gran número de participantes, especialmente de los países de la Unión Europea, pero también de Ucrania y Rusia. En esta ocasión, los líderes de numerosas organizaciones políticas de izquierda de la Unión Europea aprobaron una declaración a favor de la salida del euro y la Unión Europea.
En todos los países de la UE, y particularmente en la zona euro, la Unión Europea y sus gobiernos miembros llevan a cabo de manera implacable violentas políticas antisociales: masiva disminución del gasto social, deflación de los salarios mediante el bloqueo salarial, impuestos a las rentas más bajas, subsidios injustificados a las grandes corporaciones supuestamente para crear puestos de trabajo, privatización, desmantelamiento de los servicios públicos y de la seguridad social, financiarización de la economía y de los presupuestos públicos … El resultado es un aumento exponencial en el desempleo masivo y la precariedad.
El origen de esto se encuentra en las políticas de la Unión Europea, totalmente bloqueadas por el Tratado de Lisboa. Este último se basa en todos los dogmas neoliberales que ya han demostrado el daño que suponen para los intereses de las clases populares y medias. En la zona de euro los desequilibrios entre los países empeoran. El euro es un arma de destrucción masiva contra el empleo. La moneda única sólo sirve para proteger la rentabilidad de los inversores manteniendo de forma permanente y voluntaria un alto nivel de desempleo.
Existe una «esencia» de esta «construcción» europea que se basa en los valores e intereses de las clases dominantes occidentales: europeísmo, atlantismo, capitalismo, autoritarismo… Tal sistema no puede cambiar su naturaleza, no se puede mejorar desde dentro. Es necesario desmontarlo y construir algo radicalmente nuevo. La Unión Europea es de hecho el sistema más sofisticado del mundo fundado en el intento de construir una civilización basada en los valores de mercado. La Unión Europea es un monstruoso sistema de dominación y alienación de los pueblos del que necesitan ser emancipados.
La Unión Europea es una piedra angular del orden neoliberal mundial, con sus gigantes firmas multinacionales y las instituciones supranacionales (OMC, FMI, Banco Mundial, OTAN, UE, OCDE). Este sistema tiene una característica principal: obra con perseverancia para disolver la soberanía de los pueblos a nivel nacional. De hecho, es la mejor manera de que la dominación del gran capital crezca sin límites, como demuestra el Tratado de Libre Comercio Transatlántico (TAFTA, por sus siglas en inglés). Destruir las naciones es la garantía para las clases dominantes de que no hay vuelta atrás a las «reformas» neoliberales. Sin embargo, no puede existir soberanía popular sin soberanía nacional. Por tanto, eliminar las naciones es eliminar la democracia. Consiste en suprimir la capacidad de acción de los pueblos para decidir su futuro. El apoyo de la Unión Europea al régimen fascista de Kiev demuestra su total alineamiento con la OTAN y el imperialismo estadounidense.
Tras años de ejercicio del poder por partidos laboristas, socialistas o socialdemócratas en varios países de la Unión Europea, ahora es posible hacer balance. Esta evaluación es completamente abrumadora, como hemos visto en Grecia, España, Portugal, Francia… Estos partidos son ahora abiertamente neoliberales y ya ni siquiera intentan fingir que tratan de defender a la clase obrera. Preparan el terreno para gobiernos de gran coalición a la alemana (un gobierno de coalición entre partidos de izquierda y de derecha), que ya la Unión Europea impulsa en Grecia, España, Portugal e Italia. Si la brecha entre las clases dominantes y las clases trabajadoras es más evidente año tras año, la que existe entre la izquierda y la derecha se vuelve cada vez más difusa. En muchos países, no hay nada esencial que diferencie a la izquierda de la derecha. Estas fuerzas crean el clima político que construye y amplifica el avance de la extrema derecha, permitiendo la asimilación gradual de la nación con una definición esencialmente etnocultural de la extrema derecha, mientras que para nosotros la nación es estrictamente constitucional y política. Dejar este concepto político fundamental en manos de la extrema derecha es una grave irresponsabilidad, y muestra que todos estos partidos han renunciado a los requisitos esenciales de la propia existencia de la política y la democracia.
El auge de los partidos de extrema derecha en el seno de los países miembros de la UE se debe principalmente a las políticas de austeridad sobre las clases populares y medias que arrojan a los individuos a la miseria y los fuerzan a competir. La extrema derecha se ha apropiado ahora para sí la idea y los símbolos de la nación. Y, en sentido inverso, la idea de nación termina siendo asimilada a la extrema derecha. Sin embargo, la extrema derecha defiende una visión estrecha de la nación, reducida a su sola dimensión identitaria. Lejos de ser antisistema, como afirma, la extrema derecha es en realidad un agente indirecto al servicio del sistema y de las clases dominantes. Estos partidos son los más nauseabundos por su actitud xenófoba, chovinista y hostil a los sindicatos y a todas las organizaciones que defienden colectivamente los intereses de las clases trabajadoras.
Es urgente reconstruir un pensamiento, una práctica y un programa favorable a los intereses de las clases populares y las clases medias. Para nosotros, los elementos clave son:
– La erradicación total del paro y la precariedad.
– Planes para la reindustrialización y la nacionalización de sectores estratégicos clave de la industria y los servicios.
– El desmantelamiento de los mercados financieros.
– La cancelación y el repudio de la deuda pública.
– Medidas proteccionistas nacionales en el marco de la Carta de La Habana de 1948.
– Una transformación medioambiental del modo de producción.
– Salida de las instituciones supranacionales que mantienen el orden neoliberal mundial: la OTAN, el FMI, el Banco Mundial, la OMC, la UE y el euro.
Llamamos a esto la desglobalización. El corazón de esta estrategia y de este programa es reclamar y asumir la necesidad de la reconquista de la soberanía nacional de cada país. Es decir, la lucha decisiva de cada país por preservar las características de sociedad auténticamente política, donde las personas tienen la capacidad legal e institucional para decidir y poner en práctica lo que consideran que coincide con el interés general.
Los firmantes organizarán un nuevo encuentro internacional en el ámbito europeo, a un nivel aún mayor. Su objetivo es reunir ampliamente a todas las fuerzas que trabajan por la defensa de los intereses de las clases populares y medias, por salir de la OTAN, de la Unión Europea y del euro, y por el pleno empleo.
• Borotba (Lucha): Sergeï Kirichuk, Ucrania.
• Committee «Euro exit» (Comité «Salir del euro»): Wilhelm Langthaler, Austria.
• Coordinamento nationale sinistra contro l’euro (Coordinación nacional de la izquierda contra el euro): Moreno Pasquinelli, Italia.
• Frente Cívico: Manolo Monereo Pérez, España.
• Front uni populaire (EPAM): Antonis Raskousis, Grecia.
• Left Co-March: Kostas Kostopoulos, Grecia.
• Mouvement politique d’émancipation populaire (M’PEP): Jacques Nikonoff y Joël Périchaud, Francia.
• Plan B: Nasia Pliakogiammi, Grecia.
Traducido por Manuel Monereo Ortiz