Tras la derrota de la constitución Europea en los referendos de Francia y Holanda, en los que la inmensa mayoría de los trabajadores y del juventud han rechazado, actuando en nombre del todos los pueblos de Europa, al tinglado antidemocrático constituido por la Unión Europea, sus instituciones, sus directivas de obligado cumplimiento y el euro, […]
Tras la derrota de la constitución Europea en los referendos de Francia y Holanda, en los que la inmensa mayoría de los trabajadores y del juventud han rechazado, actuando en nombre del todos los pueblos de Europa, al tinglado antidemocrático constituido por la Unión Europea, sus instituciones, sus directivas de obligado cumplimiento y el euro, una grave crisis sacude a todo el entramado de la UE. La crisis política abierta tras los referendos se manifestaba en un fortísimo crecimiento de los partidarios del No en todas las encuestas hechas en los países pendientes de ratificación de la «constitución» europea en referéndum. En Dinamarca, Chequia, Portugal, etc, los noes empezaban a acosar e incluso superar a los síes. Los pueblos de Europa mostraron con la enorme abstención de las últimas elecciones europeas su rechazo a la UE, así como la imposibilidad de encontrar una representación política de ese rechazo. Ahora esos mismos pueblos han visto en los referendos la posibilidad de expresarse y decir no a las privatizaciones, las deslocalizaciones, las contrarreformas laborales, los recortes de pensiones y de otras conquistas sociales, la escandalosa subida de precios provocada por el euro. Una insurrección democrática se preparaba en toda Europa. Por eso, los gobernantes, partidarios de la UE en un 100%, decidieron al comienzo de la reciente Cumbre de la UE ganar tiempo, atrasar todos los referendos, buscar una ocasión más propicia para hacer pasar la «constitución» e intentar entretanto imponer la política de la UE de otra forma. Eso hasta que la crisis política abierta por los referendos se transformó en una crisis institucional en al propia cumbre con el enfrentamiento entre los dirigentes, escenificado en la cuestión de los presupuestos de la UE. Todos están de acuerdo en continuar la misma política, pero no saben cómo, lo que demuestra que los no de Francia y Holanda les han puesto contra las cuerdas. En la tarea de ganar tiempo, de reponerse de las derrotas de Holanda y Francia para retomar la misma política, no les faltan ayudas. Voy a referirme en particular a las ayudas que se apresuran a prestarles algunos desde las organizaciones de los trabajadores y de la izquierda, e incluso desde las filas de quienes defendieron el «no».
La CES En primer lugar, a destacar la posición de la llamada «Confederación Europea de Sindicatos » (CES). La CES ha sido una destacada defensora del Sí a la «constitución». Y su secretario general, John Monks declaró públicamente que el día del referéndum francés era un «día negro para Europa». En un comunicado emitido por su Comité Ejecutivo el 16 de junio, la CES se alarma por la derrota del «constitución» y dice que «La ciudadanía exige con razón, una actuación urgente de los líderes europeos, porque de no actuar se animarían los oponentes del proyecto europeo, que ya buscan su debilitamiento». Según el comunicado emitido, el Comité Ejecutivo de la CES se ha dirigido al Consejo Europeo para pedirle algunas actuaciones que salven a la «constitución». La CES cree que el Consejo no puede conseguir el apoyo popular sin «una economía más próspera con una dimensión social eficaz a fin de garantizar la seguridad durante el cambio». En su opinión «existe una necesidad imperiosa de restaurar la confianza en Europa mediante la promoción de una Europa social, de más y mejores empleos, de los derechos fundamentales y de las políticas macroeconómicas que favorezcan el crecimiento». La CES se ofrece a arrimar el hombro en esta operación destinada a que los pueblos de Europa se traguen la píldora de la UE. Para ello propone que «la UE y los interlocutores sociales trabajen por un nuevo pacto económico y social por el empleo». A nadie que conozca los entresijos de la CES debe extrañarle esta posición. En efecto, la CES recibe el 73% de su presupuesto de la propia Comisión Europea y declara que sus orígenes no se deben a la lucha de clases sino al «desarrollo institucional» de la UE: la CES no es una confederación sindical, sino una institución más de la UE, un lobby de la Comisión Europea en el seno del movimiento sindical. La posición de la CES es la posición oficial de las direcciones de CC.OO y UGT. Pero en la misma vía se colocan los que tras el referéndum piden una «renegociación» del «tratado constitucional», propuesta que permitiría colar lo esencial del mismo, corrigiendo aparentemente algunos de los aspectos más chirriantes. Entre ellos, a destacar la posición de los dirigentes del «sector crítico» de CC.OO. , que tras el referéndum francés valoraban que sus resultados significan «decir Sí a más Europa, a una Europa más social, más democrática y más comprometida con la paz en el mundo», y proponían «que los representantes políticos europeos se sienten en una mesa de nuevo; que encuentren una nueva propuesta de constitución en torno a la cual sea posible reconstruir los consensos populares y ciudadanos sobre el proyecto de futuro de Europa». Eso se llama intentar colarnos por la ventana y disfrazado lo que acabamos de echar por la puerta
ATTAC En segundo lugar, hay que destacar la posición de ATTAC, y, tras ella, de buena parte del movimiento altermundialista, definido igualmente como altereuropeísta (es decir, partidario del unión Europea «de otra manera»). Es sabido que ATTAC no se sumó a la lucha por el no hasta última hora: ATACC-Francia esperó hasta diciembre de 2004 a la realización de una consulta interna dentro de la organización para decidir si apoyaba o no el tratado y si hacía campaña pública. Pero, tras el referéndum francés, ATTAC se ha apresurado -esta vez sin consulta interna pública- a presentar sus propuestas. Así, según ATTAC-Madrid, ATTAC-Francia propone «diez medidas inmediatas que permitirían al Consejo Europeo demostrar una voluntad de reconciliar la construcción europea con las expectativas expresadas por el pueblo europeo». Es decir, se trata de «reconciliar» a la Unión Europea y sus planes con el rechazo expresado en los referendos 1, o sea, hacer un esfuerzo para colar por la ventana lo que los pueblos francés y holandés acaban de echar a patadas por la puerta. Conviene examinar las «diez medidas propuestas por ATTAC: 1. Petición al Consejo de la Comisión para que retire todas las directivas europeas de liberalización en curso (en particular, las directivas Bolkestein , sobre el tiempo de trabajo, sobre las ayudas públicas a las empresas, sobre los transportes ferroviarios…) ¿Y qué sucede con la directivas ya aprobadas, que han obligado a la privatización de Correos, de los ferrocarriles, de las empresa de telecomunicación, la petroleras, las empresas públicas, al cierre de Astilleros y al desmantelamiento del siderurgia, a la prohibición de ayudas públicas a las empresas? . La postura de ATTAC recuerda de manera mimética a la de la CES, que poso antes de los referendos llamaba a manifestarse contra la directiva Bolkestein y a favor de la «constitución» Europea. Y parte de una mistificación: no hay directivas «buenas» y directivas «neoliberales»: el conjunto de directivas de la UE está destinado a l a imposición del poder de las multinacionales, la destrucción de los servicios públicos, la privatización delas empresa públicas, la desregulación laboral y el recorte de derechos laborales. De hecho, todo el entramado del UE está destinado a esa tarea. 2. Reunión urgente del Eurogrupo para exigir una modificación sustancial de la política monetaria a favor de la reducción de los tipos de interés y la búsqueda de una paridad de cambio entre el dólar y el euro más favorable a este último. Es decir, tratar de defender al euro, al que millones de ciudadanos consideran responsable de la subida generalizada de precios, y que es, por su propia naturaleza, un instrumento de dominio del imperialismo USA y del dólar. 3. Compromiso para proceder a una nueva flexibilidad del pacto de estabilidad. Lo mismo que, ante el rechazo creciente al déficit cero, plantean muchos gobiernos: «flexibilizar» esa imposición antidemocrática y responsable de la ruina de los servicios públicos, para poder mantenerla. 4. Aumento sustancial del presupuesto europeo y de los fondos estructurales con destino a los países nuevos que van a incorporase , único medio para ayudarles en su desarrollo en vez de fomentar el dumping social y fiscal y las deslocalizaciones. Como si el presupuesto europeo fuera un medio de desarrollo y no de desmantelamiento dela industria y la agricultura. Y además, obsérvese que ATTAC evita proponer medidas que prohíban esas deslocalizaciones y ese dumping social. Además de que el aumento del presupuesto europeo supondría una subida generalizada del IVA 5. Impulsar una reactivación económica europea, que pueda hacerse incluso recurriendo a empréstitos, dirigida a fomentar las inversiones en infraestructuras públicas que contribuyen a mejorar el medio ambiente, los transportes ferroviarios, la educación, la salud…, y sobre creación de empleo. Cuando los beneficios de la Banca y las multinacionales alcanzan resultados históricos, ATTAC no propone ni expropiar ni nacionalizar, ni siquiera gravar con impuestos progresivos esos beneficios escandalosos obtenidos en la especulación y la destrucción del tejido productivo, sino recurrir a empréstitos que beneficien aún más a esas sanguijuelas financieras 6. Aumento de la ayuda pública al desarrollo hasta alcanzar el 0,7% del PIB de los Estados miembros de la Unión, y que suponga una mayor implicación en los objetivos del milenio, así como la anulación de la deuda de los países pobres. Debe ser ATTAC la única que ignore que la «ayuda al desarrollo» no ayuda a los pueblos de los países colonizados, sino que por el contrario, le sume aún más en la dependencia y la miseria. En cuanto a los «objetivos del milenio», son propuestas de la ONU, organización sometida a los dictados del imperialismo USA 7. Moratoria sobre las negociaciones del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). ¿Moratoria?. Eso quiere decir que no se anulan y rompen esa negociaciones, sino que se aplazan hasta un momento más favorable… para las multinacionales que son las únicas beneficiarias de esos acuerdos de «liberalización» (es decir, de privatización de los servicios públicos) 8. Creación de grupos ad hoc destinados a preparar las medidas para poner fin a los paraísos fiscales y para promover los impuestos globales. Una medida que supone el respeto a la especulación y sus beneficios, y que sólo trata de «regularla» y someterla a un impuesto como la tasa Tobin 9. Retirada inmediata de Irak de las tropas de los países miembros de la Unión. Buena propuesta, pero ¿qué pasa con las tropas en Bosnia y Kosovo, en Afganistán, en Haití, etc. ¿Y no habrá que plantear la ruptura con la OTAN, de la que ATTAC se olvida? 10. Congelación de la Agenda de Lisboa (Consejo Europeo del 23 y 24 de marzo de 2000) y de la Agenda social 2005-2010. Pero «congelación» no es anulación. ¿Qué sucede con las contrarreformas laborales, con los recortes de la seguridad social y el desempleo ya aprobados en cumplimiento de la «agenda de Lisboa»? Como puede verse, ninguna dl as medidas propuestas por ATTAC supone la ruptura con los planes de la Unión Europea contra los trabajadores y los pueblos. Se trata tan sólo de medias «cosméticas» destinadas a dar un respiro a la UE y colar sus planes bajo el disfraz de un «giro social»
Otros «altermundialistas» cojean del mismo pie En el llamado movimiento antiglobalización o «alterglobalizador» hay sectores que dicen no compartir la visión de ATTAC, claramente partidaria de la humanización o del «maquillaje democrático y social» de la mundialización y de su instituciones,(ONU, FMI, OMC, UE…). Reivindican una posición «de izquierdas». Pero los hechos demuestran que siguen en el mismo campo que ATTAC Así, por citar un ejemplo, la CUT-BAI de Andalucía ha presentado diez propuestas que están siendo difundidas por algunos de sus representantes como una corrección «hacia la izquierda» de las propuestas de ATTAC. Algunas de ellas son literalmente copiadas de las de ATTAC. Su propio título «10 medidas por un giro social tras el NO francés y holandés» ya implica su posicionamiento a favor de un «giro social» de la propia Unión Europea.
Examinemos el conjunto:
1.- Retirada de la directiva Bolkestein y el resto de directivas comunitarias neoliberales. Idéntica a la de ATTAC
2.- Control público del Banco Central Europeo. Control público ¿de quién?. Y, además, ¿no habría que partir de la propia naturaleza del BCE, instrumento de imposición del déficit cero y de una política monetaria que se basa en el euro y en la dependencia de los intereses de los EE.UU:?
3.- Aumento sustancial del presupuesto europeo y de los fondos estructurales con objeto de lograr una verdadera cohesión social entre todos los estados miembros. Como si el presupuesto de la UE y sus fondos estructurales sirvieran para la «cohesión social» y no para la imposición de las políticas de Bruselas. ¿Y quién financia esto? ¿un aumento del IVA?
4.- Prohibición inmediata de los transgénicos en el territorio de la UE y medidas para la protección y desarrollo de la agricultura ecológica. Pero la Política Agraria Común y la liberalización impuesta por la OMC, dela que la Ue es un instrumento, amenazan la existencia misma de la agricultura dentro de la UE, tanto la «tradicional» como la «ecológica»
5.- Implantación de una política comunitaria de potenciación de las energías renovables (solar, eólica, biomasa, etc). ¿Y qué pasa con la privatización de las compañías eléctricas, las petroleras, las del gas? ¿Cómo puede haber una política de energía si el control de la misma está en manos de la banca y las multinacionales?
6.- Reconocimiento del derecho de los pueblos sin estado a la autodeterminación. ¿Qué soberanía cabe dentro del sumisión a los dictados de Bruselas?
7.- Reconocimiento del derecho al aborto y medidas efectivas contra la violencia machista contra las mujeres.
8.- Igualdad de derechos para los trabajadores y trabajadoras inmigrantes. Esto no es posible sin la anulación del «espacio de Schengen» y de todas las medidas comunitarias de inmigración
9.- Anulación de la deuda de los países pobres e implantación del 0,7% del PIB europeo en ayuda al desarrollo. Idéntica a la de ATTAC 10.- Retirada de todas las tropas europeas de Irak y Afganistán, desmantelamiento de las bases americanas en Europa y disolución de la OTAN. Una propuesta que sí supone un avance sobre las de ATTAC, aunque sigue sin hablarse del retirada de Bosnia y Kosovo. En su conjunto, se trata un vez más de medidas que suponen un «giro social» de la propia Unión Europea. Pero la pregunta es ¿Es posible una Unión Europea «social»?.
Las propuestas de renegociación del tratado La posición de quienes tratan de «socializar» la Unión Europea, de reconsiderar o volver a redactar algunas de las directivas más notorias, de aprobar algunas medidas que permitan contrarrestar el crecimiento imparable del rechazo a la UE, se condensa en las propuestas de «renegociación» del texto de la «constitución» europea, propuestas que han partido tanto de alguno de los gobernantes como de fuerzas que defendieron el No. ¿Qué se busca con al renegociación?. No es otra cosa que mantener las instituciones que durante 50 años han atacado a los derechos sociales, a los servicios públicos, a la economía productiva. Ahora que los pueblos de Europa se levantan contra ellas, los partidarios de esa renegociación buscan desviar al movimiento, hacerle aceptar el mantenimiento de todo ese entramado, meternos por la ventana lo que los pueblos de Francia y de Holanda han arrojado a patadas por la puerta.
La única salida: romper con la Unión Europea La Unión Europea es la principal enemiga de los trabajadores y los pueblos de Europa. Ningún avance, ninguna conquista social, ha venido a través de las directivas de Bruselas. Todo lo contrario, desde la Comisión Europea sólo hemos recibido privatizaciones, recortes de derechos, contrarreformas laborales. No cabe satisfacción de las reivindicaciones de los trabajadores, de la juventud, de los pueblos, no cabe avance ninguno hacia la Europa de los Trabajadores y los Pueblos, hacia la unión libre de pueblos y naciones de Europa, sin la ruptura con la Unión Europea, sin la derogación de los tratados de Maastricht, Ámsterdam y Niza, del conjunto de directivas europeas, del «Pacto de Estabilidad», sin la ruptura con la OTAN. Las derrotas de la UE en los referendos, la crisis política e institucional abierta en la Unión Europea como consecuencia, permiten avanzar en esa vía. Hace falta la mayor unidad y firmeza de las organizaciones de los trabajadores, de la izquierda política y social par avanzar en esa vía. Y no sólo sobran, sino que son obstáculos en ese camino las propuestas de los partidarios del «reforme social» dela Unión Europea, que en el fondo sólo son medidas de salvación de todo el entramado antidemocrático puesto en cuestión por la respuesta de los pueblos francés y holandés en nombre de todos los pueblos de Europa.