Antes de ser elegida diputada por la coalición de Izquierda, Ecología y Libertad y convertirse en presidenta de la Cámara de Diputados italiana entre 2013 y 2018, Laura Boldrini (Macerata, 1961) tuvo una larga trayectoria en el activismo social y los derechos de los migrantes. A finales de los años ochenta empezó su carrera en […]
Antes de ser elegida diputada por la coalición de Izquierda, Ecología y Libertad y convertirse en presidenta de la Cámara de Diputados italiana entre 2013 y 2018, Laura Boldrini (Macerata, 1961) tuvo una larga trayectoria en el activismo social y los derechos de los migrantes. A finales de los años ochenta empezó su carrera en Naciones Unidas, primero en la FAO y luego en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), donde coordinó las actividades de prensa e información de Italia en los países del sur de Europa entre 1998 y 2012. Se ocupó principalmente de temas como el asilo, la migración en el Mediterráneo y emergencias internacionales, y criticó la política de acogida de migrantes italiana y europea.
Durante su etapa como presidenta de la Cámara, Boldrini fue objeto de la más violenta campaña de deslegitimación que jamás ha sufrido un político italiano. Por defender la acogida de migrantes, se le acusó de ser amiga de los «terroristas» y responsable de cualquier violencia cometida por extranjeros en Italia. En redes sociales, tanto la Liga de Salvini como el Movimiento 5 Estrellas (M5E) la han utilizado como cabeza de turco para reforzar su consenso electoral, desatando una campaña de odio sin parangón. Boldrini ha sido el blanco de insultos tremendos, escritos sin ningún pudor. Se le ha deseado la muerte miles de veces y que hordas de personas la violaran, la secuestraran y la asesinaran.
Tras esta campaña de acoso vergonzante, hubo un momento en el que Boldrini y su responsable de comunicación, Flavio Alivernini, dijeron basta. Y decidieron reaccionar. Esta es la historia que Alivernini relata en La grande nemica. Il caso Laura Boldrini (People, 2019) y de la que hablamos con él por teléfono. El periodista y experto de comunicación sigue trabajando con Boldrini, actualmente diputada, en proyectos para contrarrestar el hate speechy las políticas de odio online.
¿Por qué ha habido y sigue habiendo tanto odio hacia Laura Boldrini?
Hay quien dice que es porque Boldrini es antifascista, feminista y defiende los derechos de todos, incluidos los migrantes. Luego hay quien dice que es porque es antipática, snob y radical chic. Creo que la respuesta se encuentra en el hecho de que algunos partidos encontraron en ella un blanco perfecto. Ese es el tema de fondo: Boldrini sufrió una campaña estratégica de deslegitimación, sobre todo por parte de dos partidos: la Liga y el M5E. Una auténtica campaña basada en operaciones planificadas para ensuciar la imagen de la que entonces era presidenta de la Cámara, el tercer cargo más importante del Estado italiano.
¿Cómo empezó esa campaña?
Cuando Boldrini fue elegida presidenta de la Cámara en la primavera de 2013 e hizo su primera intervención en el hemiciclo, los diputados del M5E la aplaudieron. Al principio, los 5 Estrellas tuvieron una actitud positiva: reconocieron en ella una figura que no venía de la política, sino de la sociedad civil, y que defendía una serie de batallas con las cuales podían sentirse identificados. Pero cuando Boldrini decidió reducir su salario y el de sus colaboradores un 30% y renunciar a todos los privilegios de su cargo, el M5E, que se consideraba el campeón de la lucha contra la «casta», vio el peligro que eso comportaba para su estrategia política. En cuanto tuvieron ocasión, la atacaron: en enero de 2014, Boldrini tuvo que acelerar un proceso de votación en el Parlamento. Los diputados del M5E montaron un escándalo en Montecitorio. Y Beppe Grillo publicó un post en Facebook preguntando a sus activistas digitales: «¿Qué pasaría si te encontraras a la Boldrini en el coche?». Debajo aparecía un vídeo de un joven que conducía con una imagen de cartón de la presidenta de la Cámara a su lado. Hubo miles de comentarios al post de Grillo, y la mayoría insultaban a Boldrini, aconsejaban violarla, pegarla y obligarla a prostituirse. Ahí empezó todo.
¿No se disculparon Grillo y el M5E?
En el libro incluyo el testimonio de Nicola Biondo, por aquel entonces responsable de la comunicación del M5E en la Cámara y estrecho colaborador de Gianroberto Casaleggio [el fundador, junto a Grillo, del M5E, fallecido en 2016]. Biondo le dijo a Casaleggio que fue un error imperdonable y que una cosa es hacer sátira y otra dar carrete a los exaltados en redes sociales. Casaleggio le contestó que daba igual, que había que aprender a canalizar y utilizar el sentiment en la red, sin aparecer directamente detrás de las operaciones. Y es justamente lo que ha pasado. Lo demuestra un análisis de los perfiles y los grupos en Facebook conectados directa o indirectamente a la dirigencia del M5E.
Y ahí aparece Salvini…
Se trata de una política que necesita construir un enemigo: la política que busca un cabeza de turco. Italia está llena de problemas: ¿de quién es la culpa? Salvini decidió culpabilizar a los inmigrantes. Sin embargo, le faltaba una pieza para completar su mosaico. ¿Quién es la responsable de la inmigración? ¿Quién llena Italia de inmigrantes que roban, violan a nuestras mujeres y realizan ataques terroristas? Laura Boldrini. Si un inmigrante africano violaba una chica en Treviso, Salvini escribía un post en Facebook diciendo que la responsable era la presidenta de la Cámara. Llegó a acuñar la expresión «recursos boldrinianos» para hablar de los migrantes. Lo utilizó y sigue utilizándolo para aumentar su apoyo electoral, pero se trata de una estrategia criminal.
¿Cómo funciona esta máquina de deslegitimación online?
Se invierte mucho dinero. La Liga es una organización que tiene muchos recursos económicos. Yo no cuestiono el hecho de que se invierta dinero publicitando post en las redes; lo que cuestiono es lo que se publicita y se difunde. ¿Qué hizo Salvini? Invirtió miles y miles de euros para atacar sistemáticamente al enemigo que elegía cada día y para poner en la picota a todos los que se atrevían a criticarle. Si un chaval de 15 años abre Facebook o Instagram -los mensajes se segmentan también por edad- y ve diariamente vídeos, muchas veces descontextualizados, en los que un negro no paga el billete en el autobús, discute con un policía o comete un crimen, ¿qué puede pensar? La sensibilidad de un adolescente debería estar tutelada, no expuesta a este tipo de ataques online.
¿La extrema derecha ha sabido utilizar mejor las redes sociales para hacer propaganda política? ¿La izquierda ha tenido una estrategia al respecto?
Tienen una organización muy sólida y estructurada en la red que les permite actuar muy deprisa y atacar al enemigo. Tanto Salvini como la Casaleggio Associati (la empresa que es propietaria del M5E y que gestiona la comunicación del partido) han demostrado una gran capacidad para marcar la agenda política. También es cierto que su éxito depende de los errores de comunicación de las izquierdas: nos hemos dejado llevar por una máquina de comunicación que controlaban ellos. En las redes sociales funciona mejor hablar con eslóganes: el gran reto es que la izquierda consiga simplificar la complejidad del pensamiento, sin dejar el campo libre a las derechas. Como decía el escultor rumano Constantin Brancusi, «la simplicidad es la complejidad resuelta».
Hay mucha gente que se cree esta propaganda online. Pero la cuestión de fondo es entender de dónde nace todo este odio.
Efectivamente. No nos engañemos: el odio existía en la sociedad antes de que Zuckerberg crease Facebook. Para combatirlo, la izquierda no debe seguir a Salvini en su estrategia comunicativa, lo que debe hacer es intentar acabar con las causas sociales que generan el odio. Pertini [partisano socialista, presidente de la República italiana entre 1978 y 1985] decía que las dictaduras se edifican sobre las crisis económicas. Encuentro despreciable a quien utiliza el miedo y alimenta las frustraciones de la gente pero la izquierda no puede quedarse solo ahí; desde el punto de vista de la comunicación, tiene que actuar a partir de las necesidades concretas de la gente. No podemos dejar que la derecha instrumentalice la vida material de las personas.
¿Cómo reaccionaron a la campaña de odio?
Ha sido un trabajo en tres etapas. La primera fue publicar los nombres y apellidos de quienes escribían comentarios alucinantes en su página de Facebook, que tenía más de 300.000 seguidores. Eso lo hicimos el 25 de noviembre de 2016, el día internacional contra la violencia sobre las mujeres. Ese día dijimos basta. Y tuvimos una muestra de la antropología del hater en las redes sociales. Hubo gente que nos llamó pidiéndonos quitar los comentarios que habíamos publicado donde aparecían sus nombres y apellidos. Nos pedían disculpas y nos explicaban que habían tenido un mal día o que estaban en el paro. A veces no tenían el coraje de llamarnos directamente y llamaban sus parejas o sus hermanas. Nos decían que creían que Boldrini no los leía. Me impresionó mucho enfrentarme con estas personas: leones delante del teclado y luego conejos en la vida real. El paso siguiente fue denunciar a estos haters. Boldrini no quiso hacerlo hasta que terminó su etapa como presidenta de la Cámara: temía que la acusaran de abusar de su rol institucional. También llegó un día en el que se hizo insoportable aguantar más; en agosto de 2017, tras otro sinfín de insultos, lanzamos el hashtag #adessobasta (#ahorabasta) en el que Boldrini anunciaba que denunciaría a todas las personas que le insultaran y agredieran. En los últimos meses se han celebrado varios juicios y ya han condenado a un alcalde de la Liga. La primera etapa fue una operación pedagógica y la segunda una operación de disuasión.
¿Cuál es la tercera etapa?
Cuando terminó la legislatura, en marzo de 2018, empezamos a responder directamente al jefe de los valientes, a Matteo Salvini. Lo hicimos de un modo totalmente distinto al suyo, con ironía. Hemos aprovechado sus ataques para darle la vuelta a la situación. En abril de este año, respondiendo a un tuit de Salvini contra Boldrini, le contestamos: «Buenos días ministro, soy un colaborador de Laura Boldrini que ahora mismo está en un encuentro con estudiantes y no tiene ni tiempo ni ganas de responder a sus mentiras. Me ha dicho solo que le pregunte #PeroCuandoTrabajas». El tuit de Salvini obtuvo poco más de 4.000 me gusta y el nuestro llegó a casi 18.000. Además, abrió la veda para indagar sobre las continuas ausencias de Salvini en el Ministerio que pueden acabar en juicio por haber utilizado, cuando era ministro del Interior, aviones del Estado para acudir a mítines electorales. Ha sido fundamental darle la vuelta a la tortilla, también porque se nos han acercado muchas personas, las mismas que ahora llenan las plazas italianas en contra del odio y de la política que lo alimenta. Durante años, a Laura Boldrini se le habían ido colgando etiquetas como defensora de la «invasión» de los extranjeros o amiga de los criminales, y ha sido muy difícil romperlas.
¿Cómo se puede combatir el hate speech online?
Espero que lo que hemos hecho pueda servir de modelo para los más jóvenes. Hay que denunciar lo que está pasando. Boldrini se ha convertido en el símbolo de esta campaña contra el odio. Muchas chicas y chicos se sienten solos porque creen ser culpables de algo cuando sufren estas campañas online. Los que deben avergonzarse son los que utilizan la violencia contra otras personas. El consejo que puedo dar es que no se callen porque los valientes son, muchas veces, unos cobardes. Y porque debemos construir una comunidad basada no en el odio, como ha hecho Salvini, sino en otros valores. Tenemos que estructurar las relaciones, también a partir de esta idea alternativa de comunicación. Por eso he dedicado el libro a Carolina Picchio, una chica de 14 años que se suicidó por 2.600 ‘me gusta’ y unos comentarios insultantes a un vídeo con connotaciones sexuales que publicaron otros adolescentes. Espero que sirva para construir una caja de herramientas para que los jóvenes no se sientan solos y puedan defenderse cuando les atacan en las redes.
¿La ironía es también un arma útil en las redes sociales?
Absolutamente. Nos dimos cuenta de que la ironía desarma a los haters. En marzo, Boldrini participó en las manifestaciones que se organizaron en Verona para protestar contra el Consejo Mundial de las Familias. Hice un vídeo con la expresidenta de la Cámara bailando una tarantella [baile popular del sur de Italia]. Salvini, que intervino en el congreso para condenar el aborto, entre otras cosas, hizo inmediatamente un post atacándola. Le contestamos con otro post y le dedicamos una tarantella. El hastag #IoBalloConLaura [#IoBailoConLaura] se convirtió en trending topic durante días. En nuestras sociedades los anticuerpos existen y debemos trabajar para que se puedan desarrollar.
Fuente original: https://ctxt.es/es/20191225/Politica/30228/Steven-Forti-Flavio-Alivernini-Italia-Laura-Boldrini-entrevistas.htm