El presidente francés ofrece reducciones de impuestos y aumentos salariales
Un Nicolas Sarkozy que ya tiene su primer monumento en Francia protagonizó este martes un espectacular intento televisivo para retomar la iniciativa tras la huelga general masiva de la semana pasada. Prometió abrir una vasta negociación con los sindicatos el 19 de febrero, dejando caer tres promesas negociadoras bomba que podrían volver a colocarlo en el centro del juego: reducir los impuestos para las clases medias-bajas, aumentar los subsidios familiares y forzar incrementos salariales en las empresas.
Durante una entrevista de casi hora y media, el presidente contraatacaba con una cascada de promesas a los sondeos de opinión , a la calle y a las víctimas de sus precedentes promesas, que le están volviendo la espalda.
Enorme fue el contraste entre el plató televisivo instalado en el Palacio del Elíseo y lo ocurrido ayer mismo en una localidad francesa cercana a Luxemburgo, Gandrange, que empieza a convertirse en un lugar mítico del sarkozysmo.
En esta ciudad azotada por la crisis, el paro y las deslocalizaciones, un grupo de obreros de la metalurgia escogió el día de la alocución presidencial para inaugurar un monolito en honor a Sarko con una inscripción en letras doradas: «Aquí yacen las promesas de Nicolas Sarkozy».
Y es que hace exactamente un año, el 4 de febrero de 2008, el presidente había viajado a una fábrica local de Arcelor-Mittal para prometer que el Estado salvaría 575 empleos que iban a ser deslocalizados y que él mismo volvería personalmente para comprobarlo. Ni lo uno ni lo otro se cumplió.
Seguridad social y pensiones
Sarko fue a buscar toda su energía de bestia comunicante para mostrarse convincente por la televisión y formular nuevas promesas, que le colocan esta vez como defensor del «modelo social francés».
«La seguridad social y la garantía de las pensiones de jubilación son un auténtico progreso social» y «la ruptura» con el modelo francés que fue su gran promesa ultraliberal de campaña «nunca fue un objetivo, sólo era un medio», clamó Sarkozy.
El presidente confirma así una señal enviada hace unas semanas: está intentando colocarse a marchas forzadas en un muy hipotético centro del problema social francés , paralizando «reformas» y, al mismo tiempo, sin escuchar ni una de las propuestas de la plataforma sindical conjunta.
Además, el presidente dijo que el 18 de febrero pondrá sobre la mesa nuevas propuestas para aumentar los subsidios a los empleados que sean colocados en paro técnico por sus empresas y también para crear un seguro de paro nuevo para los jóvenes.
La promesa estelar de Sarkozy fue la de suprimir o reducir el impuesto sobre la renta que pagan en Francia las clases medias-bajas, lo que ampliaría a unos dos millones de franceses un derecho que ya tienen los hogares más modestos.
En el plano internacional de la crisis, el presidente confirmó la dimensión de su ego. «Yo impuse a Estados Unidos la cumbre para refundar el capitalismo», dijo confirmando implícitamente al mismo tiempo su intento de liderar el Eurogrupo.
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