Quise dejar un tiempo sin emitir opiniones o criterios acerca de lo que «supuestamente» es la campaña política orientada hacia la segunda vuelta electoral, en la cual se disputarán la presidencia de la república el Partido Liberación Nacional (derecha neoliberal) y el Partido Acción Ciudadana (centro izquierda moderada), con sus candidatos Johnny Araya Monge y […]
Quise dejar un tiempo sin emitir opiniones o criterios acerca de lo que «supuestamente» es la campaña política orientada hacia la segunda vuelta electoral, en la cual se disputarán la presidencia de la república el Partido Liberación Nacional (derecha neoliberal) y el Partido Acción Ciudadana (centro izquierda moderada), con sus candidatos Johnny Araya Monge y Luis Guillermo Solís. Y digo supuestamente porque los llamados a la ciudadanía, las exposiciones públicas, la propaganda, brillan por su ausencia. Otra cosa son las reuniones con grupos de interés e influencia en la sociedad: cámaras, asociaciones, representantes gremiales, etc. y la presencia en territorios que requieren de una mayor presencia del candidato, dados los resultados de las elecciones pasadas. Por otro lado, el tráfico en las redes sociales se ha aquietado un poco, si lo comparamos a los meses de Diciembre y Enero pasados.
Sin embargo, los candidatos o sus representantes, no pierden oportunidad para expresar opiniones, posturas y criterios relacionados con los diversos y múltiples problemas que aquejan al país. Y es aquí donde se nota una diferencia fundamental y hasta diría que escandalosa entre ambas agrupaciones. Mientras el candidato del PAC se muestra mesurado, señala que los problemas requieren de reflexión y estudio para buscarles las mejores soluciones, y muestra una postura serena y segura, el del PLN anda dando tumbos entre contradicciones y absurdos.
Sobre esto último, y siguiendo su comportamiento tradicionalmente poco elegante, el PLN se aferra a dos tácticas que no son las más fructíferas: aliarse en un acto de sublime hipocresía con los pastores evangélicos y la cúpula eclesiástica católica en temas sensibles, y últimamente achacarle al PAC la devaluación del Colón, en una modalidad alambicada de su «estrategia del miedo». Es decir, siguen creyendo que los ciudadanos somos tan ignorantes y carentes de criterio, que pueden influenciarnos para que creamos semejantes barbaridades.
Según la publicación del día de hoy, que reseña las declaraciones de representantes de dicho partido «que hay personas con dinero en colones lo pasan a dólares para protegerse y hay gente que se está yendo del país porque la situación económica genera esa inestabilidad» en una clara alusión al terror que tienen de perder las elecciones, pues se cerraría definitivamente el mercado de corrupción que han establecido durante los últimos ocho años de gobierno liberacionista. Y yo respondo: había escuchado estupideces, pero ya ésta sobrepasa los límites del realismo mágico.
Con relación a las alianzas religiosas con los sectores más retrógrados de estas agrupaciones solamente digo: observen en resultado que obtuvo el Movimiento Libertario cuando utilizó esta estrategia (sabiendo todos que más bien las prácticas eran todo lo contrario). Y cómo ambas agrupaciones irrespetan el Código Electoral y utilizan los púlpitos para presionar a sus feligreses para que voten por uno u otro candidato, tema que ya sentenció el Tribunal Supremo de Elecciones de forma contundente. Esto ya no funciona como antes, somos un pueblo más educado e informado.
Con relación a achacarle al PAC la devaluación del Colón, cuando es cuestión de política fiscal y monetaria, además de los movimientos y condiciones internacionales, demuestra la poca seriedad del equipo económico de Araya, para decir lo menos.
Mal veo el camino hacia las próximas decisiones electorales por parte de Liberación Nacional. Todo parece una campaña fundamentada en actos de desesperación, de absurdos, de bajezas, de retorcimientos de hechos y circunstancias. Pero, ¿podría esperarse otra cosa?
Por ello: nuestra súplica se orienta a pedirles que sean serios, por favor, al menos para que no los tildemos de ridículos e ignorantes. Porque por ese camino no van a ninguna parte, excepto a la pérdida total de la confianza ciudadana.
Otro tema es el de achacarle al PAC que no tiene equipo profesional y técnico para gobernar. Como si ellos fueran los únicos con conocimientos y experiencias suficientes y todos los demás partidos políticos estuvieran formados por gentes ignorantes y fanáticas. Más bien, desconfiamos de medio a medio de los equipos de LN, pues lo que han hecho durante años es montar un engranaje de corrupción, venalidad y protección de delincuentes, además de una larga lista de errores, estupideces, ausencia de visión de largo plazo, improvisaciones a la carrera y buscarse la enemistad y el desprecio de los ciudadanos.
Queremos una campaña seria, de propuestas y soluciones, incluyendo la forma de afrontarlas. Pero no se puede pedir a nadie lo que no puede dar. Y cuando un partido político no tiene autoridad moral e intelectual para hacer propuestas, recurre a estrategias como las de infundirle miedos a la ciudadanía, aunque sean infundados y absurdos.
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