El domingo 27 de marzo los uruguayos dirimen el futuro del país. La ciudadanía deberá decidir entre derogar o no 135 artículos del buque insignia del derechista presidente Luis Lacalle Pou y su coalición multicolor: la Ley de Urgente Consideración (LUC).
La LUC abre la puerta a procesos que más temprano que tarde la sociedad uruguaya se lamentará por sus consecuencias, incluso desde tiendas que hoy son oficialistas y son furgón de cola del proyecto concentrador, privatizador, ajustador y represivo del momento.
La gobernabilidad no está en juego, no se tumbará al gobierno de Lacalle Pou y su coalición de derechas, así como tampoco el alcance de esta votación es para este período de gobierno.
Los alcances que tiene la Ley de Urgente de Consideración son nefastos para el país. Propone un modelo totalmente complaciente con los sectores concentrados de poder, inicia un proceso de mercantilización de la educación pública, genera las condiciones para el lavado de dinero y el pago en negro del salario de los trabajadores.
Sin ribetes despampanantes ni performances grandilocuentes, Lacalle Pou y su séquito creen y pregonan que el mercado es el mejor asignador de recursos y sálvese quien pueda.
La LUC enfrenta trabajadores contra trabajadores cuando existe una huelga o una ocupación y a su vez le da rienda suelta a la policía para que reprima. No solo en estas situaciones, sino que contempla que si un policía se siente agredido u ofendido verbalmente puede llevar detenido al supuesto agresor y todo según cómo lo perciba el policía.
La represión policial, la violencia institucional se agravan, y dejan a la vera del gatillo facil a los agentes, lo que se agrava con el supuesto de ponderar la propiedad privada sobre la vida. La LUC extiende la legítima defensa y la capacidad de disparar a un intruso en cualquier punto del hogar y terreno. Es decir, una persona que tenga un campo puede dispararle a quien cruce la cerca.
Esto ya tiene correlato en la vida real. Un vecino mató a otro al confundirlo con un ladrón siendo que el ajusticiado estaba arreglando una cerca en el techo que estaba lindera con el que disparó.
Hay una tendencia que viene en aumento desde -al menos- el retorno a la democracia en 1985: la delincuencia no da tregua y las inseguridades campean a sus anchas. Quizá Uruguay no revista niveles de violencia tan altos como en otros países de la región, pero a escala de esta aldea hay números que son preocupantes.
Desde la sensación de inseguridad, pasando por los medios que le dan más y más minutos a la crónica roja, políticos manijeros con discursos tremendistas sacando rédito político del barro, funcionarios carentes, policías corruptos, la bala que dispara ese vecino es el último eslabón de una cadena de miedo mezclado con odio. Siempre las víctimas terminan siendo los mismos: trabajadores.
De cadenas y conferencias.
Luego de varias idas y vueltas se decidió que la Comisión Nacional por el SI realizara una cadena nacional de 5 a 7 minutos el martes 22 a las 20 horas. La cadena, que casi en su totalidad fue hecha en tonos grises, la llevó adelante el reconocido actor Cesar Tronooso.
Discursivamente se hizo hincapié en que no es una gesta partidaria votar contra la LUC sino que es un acierto. La cadena nacional no emocionó, no arengó ni dejó argumentos sólidos para que el militante de a pie pueda tener como herramienta a la hora de convencer a los indecisos de última hora.
Ahora, ¿alguna vez una cadena nacional o un debate convencieron a alguien de lo contrario que pensaba que iba a votar? Difícil. El trabajo que se viene haciendo desde el comando del SI no se resume en un spot publicitario. El camino, acertado y aprendido por la recolección de firmas, sigue siendo barrio a barrio, puerta a puerta, voto a voto.
El miércoles en horario central y a cartas vistas, el presidente Lacalle ofreció una conferencia de prensa, que de hecho pasó a ser una muy cuestionada cadena nacional, con los argumentos de por qué votar NO. Cuestionada porque a lo largo de su mandato se las ha negado a la central unitaria de trabajadores PIT CNT, a familiares de desaparecidos y al propio comando del SI.
También generó rispideces que el Presidente se inmiscuya en una contienda electoral en pleno ejercicio de sus funciones confrontando con las personas que voten al SI. Por último, la disparidad de las condiciones generó crispación. La cadena del SI fue de 7 minutos y el Presidente se despachó, entre preguntas y su alocución, con tres veces más de tiempo. Hasta el general Augusto Pinochet en el plebiscito que lo terminó tumbando, dio la misma cantidad de minutos a ambas posturas.
Lacalle al dar la conferencia/cadena nacional, abona a la idea que incluso integrantes de la coalición querían desmitificar: el referendo no es solo contra la LUC, es también una evaluación de la gestión de gobierno.
Quizá lo más interesante fue la elección de siete de los temas que abarcan los artículos impugnados, sin decir una palabra, por ejemplo, sobre la fijación de precios de los combustibles, que ha sido central durante la campaña.
El presidente también se abstuvo de referirse a las nuevas normas para el Instituto Nacional de Colonización, que recientemente ganaron espacio en el debate a raíz de la situación que involucra al senador Guido Manini Ríos y la ministra Irene Moreira por apropiación de terrenos para colonos.
Esgrimió que la LUC surgió de una base de reclamo popular y urgente, una curiosa afirmación. Una ley de tamaña implicancia de cambios en la sociedad fue escondida en la campaña electoral y recién un borrador fue conocido públicamente en enero del 2020 luego de que Lacalle fuera electo como presidente.
Lacalle hizo un recorrido por los puntos de la LUC que creyó más importantes, con recortes antojadizos de los artículos. Hizo enfoque en la seguridad y cada media frase una crítica o alusión a los anteriores gobiernos del Frente Amplio, abonando en el imaginario colectivo el concepto de “la pesada herencia”.
Recorrió someramente sobre la regla fiscal diciendo que “es de sentido común” tener una y utilizando la comparación del Estado con una casa de familia. Se jactó de que su gobierno tiene sensibilidad social pero la realidad habla de lo contrario. Basta ver los recortes en el Ministerio de Desarrollo Social, en educación y salud.
Defendió la libertad financiera dividiendo al país entre el campo y Montevideo y la falta de cajeros en el interior del país como si ese fuera el cogollo de la cuestión. Más allá de lo criticable que es robustecer al sistema bancario que cimentó el Frente Amplio, tampoco es defendible que se pierda el rastro de capitales generando así las condiciones para el lavado de dinero, el pago en negro de haberes y demás irregularidades. Luego hizo un recorrido por las garantía de alquiler y las adopciones de menores.
Al ser consultado por periodistas declaró que luego del referendo sea cual sea el escenario, el gobierno irá a por estas reformas: emergencia sanitaria, precios e inflación y seguridad social. A la hora de ser preguntado sobre la financiación de la campaña del NO, de dónde salieron los fondos, cuánto se gastó contestó “no se” a las tres preguntas, argumentando que no forma parte del comando.
Fue probablemente la primera vez que Lacalle Pou, desde que asumió, afirmó que no está en el comando de algo vinculado con el gobierno. Lástima que justo cuando lo hizo haya sido difícil creerle, señala ladiaria.
Pero sí tuvo tiempo para ponerse al frente de una cadena nacional a tomar postura por una parte de la población. Eso de zurcir las dos partes del Uruguay y no reemplazar una por otra como dijo en la asunción de mando lo terminó de borrar con el codo en la noche del miércoles.
El oficialismo apela a esa luna de miel que parece que sigue vigente y las encuestas lo respaldan. La realidad de las 800.000 firmas en un país de tres millones, deja un terreno de dudas en cuanto a la real aprobación del presidente. El domingo se disipará cualquier nebulosa.
El día después del domingo será clave. Si el resultado es favorable al gobierno, el oficialismo se verá fortalecido y será un espaldarazo para llevar adelante su proyecto y de transferencia de recursos de abajo hacia arriba.
En caso de resultar ganador el SI, el campo popular y social tiene una oportunidad para frenar en parte el proyecto de saqueo a las clases populares por parte del Ejecutivo nacional. Será una buena oportunidad para pasar de la protesta a la propuesta y construir poder popular de cara a 2024 y también para pensar estratégicamente y no solo para el calendario electoral.
El pueblo uruguayo, silencioso, moderado y abigarrado a las formas, ha demostrado una vez más no dejarse pasar por arriba ante tamaño atropello. Lo demostró con la juntada de firmas, lo reafirmó en la campaña. El domingo es la oportunidad para coronar un proceso que sea germinador de una nueva esperanza.
Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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