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Srebrenica: un genocidio no reconocido

Fuentes: Diagonal

Veinte años después de la matanza, el genocidio sigue sin reconocerse y más de 800 criminales de guerra aún permanecen en libertad.

Smajevic Behara sonríe ante la tierra abierta. Está sentada frente a la fosa donde será enterrado su marido en unas horas, contenta de poder darle finalmente sepultura 20 años después de que fuera asesinado por el ejército serbobosnio en un pueblo cercano a Srebrenica, al nordeste de Bosnia. Le faltan los pies y algunos huesos de las manos, pero cree que no tiene sentido buscarlos, ya ha esperado demasiado tiempo. Su hija también está enterrada a su lado. A su hijo, aún no lo han encontrado. Este 11 de julio es para ella la manera de acabar con 20 largos años de desespero y también una forma de asumir la muerte de su marido. Ahora al menos sabrá donde está y podrá visitarle cuando quiera.

Como ella, centenares de familias musulmanas enterraron el pasado 11 de julio en Potocari a las nuevas víctimas identificadas del genocidio de Srebrenica. El cementerio se ubica frente a la fábrica donde miles de personas se refugiaron en 1995 cuando el jefe del ejército serbobosnio, Ratko Mladic, dio la orden para atacar el municipio. Se calcula que más de 50.000 civiles de todo el país habían emigrado en los últimos años a Srebrenica después de que ésta fuese declarada zona segura por la ONU en el 93. Cuando se llevó a cabo la ofensiva, la localidad contaba supuestamente con la protección militar de los cascos azules holandeses. Sin embargo, 8.372 musulmanes según las fuentes oficiales y cerca de 10.500 según la organización de las Madres de Srebrenica murieron torturados y asesinados a sangre fría por el ejército serbobosnio con motivo de una supuesta ‘limpieza étnica’. Los cascos azules holandeses de las Naciones Unidas gestionaron la salida de muchas mujeres y niños hacia lugares seguros y también dirigieron al resto hacia lugares de donde nunca regresaron. Las principales víctimas de la masacre fueron hombres en su inmensa mayoría.

A lo largo de las últimas dos décadas, 6.377 personas han sido enterradas y 550 familias más han encontrado parte de los cuerpos de aquellos que perdieron pero han optado por no enterrarlos todavía, a la espera de hallar nuevos restos. 1.070 personas aún no han sido encontradas. Muchos piensan que la lista aún no está cerrada y que el número de muertos es aún mayor. Sin embargo, 20 años después de la sangrienta matanza de Srebrenica, las posibilidades de encontrar nuevos restos se reducen significativamente. Los cuerpos fueron movidos a fosas secundarias en varias ocasiones, por lo que la búsqueda no es fácil. Además, fueron muchos los que murieron huyendo por el bosque en zonas que aún están minadas y donde nadie ha podido entrar todavía. «Ya no nos llaman», se resigna Fadila Mujic, quien en los últimos años ha enterrado a su padre, a su marido y a dos hermanos, pero sigue sin haber podido identificar a su suegra. Selima Merjemic todavía hoy espera recibir noticias de su marido: «Si tuviera un solo hueso, lo enterraría inmediatamente. No quiero tener que esperar más». Este año han sido 136 los exhumados, 9 de los cuales eran menores.

100 km por la paz

El 8 de julio es una fecha señalada en rojo en el calendario bosnioherzegovino. Durante la víspera del mismo, miles de personas repartidas por las frondosas colinas y angostos valles de los Balcanes emigran desde diferentes puntos de la República de Bosnia para congregarse en la localidad de Nezuk. Y es que cada 8 de julio, este pequeño pueblo de poco más de mil habitantes se convierte en el punto de partida de la Marcha por la Paz, un multitudinario peregrinaje que recrea a la inversa la huida de Srebrenica hasta Tuzla de miles de musulmanes en julio de 1995. Un éxodo de más de 100 kilómetros con el que los varones bosniacos (bosnios musulmanes) esperaban salvarse de una muerte segura a manos de las tropas serbobosnias después de que éstas, bajo órdenes del general Ratko Mladic, atacasen la localidad de Srebrenica.

En el marco del vigésimo aniversario del genocidio, se calcula que más de 10.000 personas han revivido este simbólico trayecto que se prolonga a lo largo de tres días. Una cita que debería ser «una obligación para todos los ciudadanos que viven hoy en zonas afectadas por la guerra», opina Muharem, un veterano de la marcha que, en la que es su octava edición, quiere «dar su apoyo a las familias de las víctimas asesinadas» en la que fue la peor catástrofe de la historia después de la Segunda Guerra Mundial.

En la víspera del memorial, el reloj marca las 17h cuando las primeras siluetas empiezan a adivinarse en el horizonte. Miles de personas descienden exhaustas la colina anexa al recinto fúnebre de Potocari ondeando estandartes y banderas de diferentes nacionalidades. La llegada de los participantes de la Marcha a la pequeña localidad del municipio de Srebrenica marca el fin de una larga espera. Centenares de familiares acuden sin demora a la fábrica donde descansan los 136 féretros que este año por fin podrán serán enterrados. En este lapso de tiempo, las mujeres se despiden por última vez de los maridos, hijos y hermanos perdidos durante el genocidio. Acto seguido, los hombres de la familia cargan a sus espaldas las cajas mortuorias que, posteriormente, serán colocadas ordenadamente en el recinto memorial a la espera de ser enterradas al día siguiente.

Durante la mañana del día 11 de julio, un centenar de féretros verdes surcan la superficie de una marea humana. La corriente los conduce a las 136 fosas vacías donde las respectivas familias aguardan expectantes su llegada. Los ataúdes se hunden en la tierra y desaparecen ante la mirada de los hombres y las lágrimas de las mujeres, que se retuercen en el suelo por el desconsuelo. Algunas de ellas no pueden soportar la angustia y se desvanecen. Un sentimiento desgarrador se filtra por los poros de los asistentes, turistas del dolor ajeno. Es imposible permanecer al margen de los acontecimientos.

En la fosa número 33, varios hombres se turnan ritualmente para enterrar los restos de Resid Hasanovic Ehin (1950-1995) ante la mirada impasible y curtida de un sacerdote que ha presenciado cómo se enterraban más de 6.000 bosnios en el mismo camposanto. El llanto roto de miles de mujeres es la banda sonora que acompaña el acto fúnebre y que acompasa cada golpe de pala.

Una justicia que no llega

Los condenados por los crímenes de guerra de Srebrenica son unos 20 hasta el momento. La mayoría han sido sentenciados a penas de entre 5 y 35 años y sólo tres a cadena perpetua. El presidente de Serbia murió en la cárcel antes de que se dictara su sentencia. El dirigente de la república serbia de Bosnia y el jefe del ejército serbobosnio siguen en proceso judicial.

Se ha puesto rostro a los culpables, pero no es suficiente. Los familiares de las víctimas defienden que 8.000 personas no mueren a manos de solo una veintena de hombres. «Nunca se podrá coger a todos los criminales de guerra, necesitaríamos la isla más grande del planeta para poder enviarlos a todos allí», se resigna Dervisa Ademovic entre un grupo de mujeres, y añade: «Se necesita mucha gente para asesinar a 8.000 personas en un genocidio como éste».

Las familias reclaman que se encierre a todos los criminales de guerra y que la Unión Europea apruebe la resolución que reconoce que lo que pasó en Srebrenica fue un genocidio. Serbia aún no lo ha aceptado aunque ésta sea una de las condiciones que tiene que cumplir para entrar en la UE. El primer ministro serbio, Aleksandar Vucic, ha acudido al memorial este año por primera vez. A su llegada, fue abucheado y apedreado y cuando se marchó, la tensión se deshizo en aplausos. «No le queremos aquí porque no ha reconocido el genocidio», apunta un grupo de mujeres.

Además, dos días antes del memorial, Vladímir Putin se opuso a la resolución europea aliándose con Serbia contra el reconocimiento del genocidio. En los alrededores de Srebrenica, que se encuentra en la zona serbia de Bosnia conocida como ‘República Srpska’, se pueden encontrar siniestros carteles con la cara del presidente ruso impresa. ‘No quiero tener que encontrarme fotos de Putin por todas partes’, contesta una mujer que asiste al memorial al preguntarle cómo cree que puede hacerse justicia.

Hajra Catic, presidenta de una de las organizaciones de las Madres de Srebrenica, que dan apoyo a las mujeres que perdieron a sus hijos y maridos, asegura que «los asesinos aún pueden encontrarse en cada esquina». Cuenta que ella vio como un vecino suyo secuestraba y mataba a un grupo de hombres con sus propios ojos y que lo denunció ante un tribunal, pero que él aún sigue libre.

Un reconocimiento político o una purgación judicial de los criminales de guerra, que aparecen en una lista de 810 nombres que parece quedarse corta, sería una chispa en los ojos de las madres. Podría cerrar heridas y dar paz a sus hijos aunque difícilmente haría que ellas volvieran a creer en la justicia. Así lo explican las palabras de una mujer sentada entre las blancas lápidas de Potocari: ‘Serbia debe disculparse, pero eso no cambiaría nada. Mataron a mis dos hijos de 16 y 17 años. Me quedé sola en el mundo y eso no se puede perdonar’.

Cronología Srebrenica 1992 – Empieza la guerra en Bosnia

Durante la disolución de la antigua Yugoslavia, Bosnia realiza un referéndum sobre la independencia. Un 99,43% de la población vota a favor y el país logra independizarse el 5 de marzo. Esto y la muerte de un serbio a manos de un musulmán fueron las excusas que utilizaron los líderes serbios para empezar a bloquear el territorio.

1995 – Matanza en Srebrenica

El 11 de julio de 1995, el ex general serbio Ratko Mladic y el entonces presidente de la república serbia de Bosnia, Radovan Karadzic, dieron la orden para atacar la localidad de Srebrenica. Se calcula que 8.732 personas fueron ejecutadas a sangre fría en la que fue la peor masacre después de la Segunda Guerra Mundial.

2003 – Primer entierro en Potocari

El 31 de marzo de 2003, las primeras 603 víctimas identificadas de la matanza de Srebrenica fueron enterradas en el Centro Memorial de Potocari. El complejo, situado frente a la fábrica donde miles de hombres fueron separados por siempre de sus familiares, alberga hoy un total de 6.377 féretros.

2008 – Detención del ex presidente de la república serbia de Bosnia

Radovan Karadzik, el presidente de la república serbia de Bosnia durante la guerra, aún hoy sigue en proceso judicial y a la espera de ser sentenciado. Al igual que él, tampoco ha sido condenado el antiguo jefe del ejército serbobosnio, Ratko Mladic.

2015 – 20 Aniversario del genocidio

Este año, un total de 136 víctimas han sido enterradas, nueve de las cuales eran menores. Según las cifras oficiales, aún quedan 1.077 personas por encontrar. Un genocidio por reconocer y más de 800 criminales de guerra todavía libres.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/27408-srebrenica-genocidio-no-reconocido.html