Pasada la jornada del primero de mayo, com manifestaciones de una magnitud que hacía varios años no se observaba en el país escandinavo, la sociedad sueca sigue su rumbo indetenible hacia el colapso al tiempo que la dirigencia política mantiene su curso con la mirada fija en el abismo. «No hay espacio para reformas en […]
Pasada la jornada del primero de mayo, com manifestaciones de una magnitud que hacía varios años no se observaba en el país escandinavo, la sociedad sueca sigue su rumbo indetenible hacia el colapso al tiempo que la dirigencia política mantiene su curso con la mirada fija en el abismo. «No hay espacio para reformas en el próximo presupuesto del otoño (boreal)», explicó el primer ministro Fredrik Reinfeldt a los medios esta semana constatando que la mayoría de la población lo pasará aún peor en el futuro.
Fueron miles los que participaron en las manifestaciones del primero de mayo en las diferentes ciudades del país. En Estocolmo se reportó un total de 28 000 manifestantes. En Malmö, la manifestación organizada por el partido de izquierda fué considerada como «la mayor en los últimos 10 años» mientras que en Gotemburgo fué «mayor que de costumbre». En varios lugares del país se realizaron actos unitarios de fuerzas a la izquierda de los grandes partidos que también sobrepasaron las expectativas de los organizadores. Entre éstas destacaron las organizadas por el movimiento por un partido anticapitalista Iniciativa de los Trabajadores en Estocolmo, Gotemburgo y Umeå. En otras ciudades como Västerås se organizaron manifestaciones de fuerzas extraparlamentarias que también superaron el nivel normal de participacón.
En Estocolmo, el sindicato anarquista SAC logró que el dueño del restaurante Josefina accediese a pagar unos 60 000 euros en sueldos atrasados a trabajadores sin papeles bajo la amenaza de realizar un mega bloqueo contra el establecimiento al finalizar el acto del primero de mayo. Unos días antes, en Gotemburgo, unos mil trabajadores de la planta principal de Volvo en Gotemburgo le exigieron al gerente de la empresa que retirase un anuncio de despido de 300 operarios o renunciase a su puesto.
Sin embargo, y a pesar de las protestas, la clase política oficial continúa su marcha hacia el abismo.
El mismo lunes 4 de mayo, el gobierno Reinfeldt solicitaba a los partidos de la oposición una «tregua política» en vistas de la presidencia sueca de la Unión Europea a iniciarse el primero de julio – un pedido que fué aceptado sin chistar por la alianza opositora de socialdemócratas, verdes e izquierdistas. La coalición derechista en el poder teme que el aumento de la conflictividad social a lo interno le pase factura a la hora de enfrentar la crisis económica europea, lograr la aprobación del estatuto de Lisboa y abordar la controvertida ampliación de la Unión.
Al mismo tiempo, el pueblo sueco se enteraba que dos de cada tres farmacias pertenecientes al monopolio estatal de venta de medicinas serían privatizadas en el futuro inmediato, de que los administradores de los fondos estatales de pensiones perdieron en la bolsa unos 850 millones de euros de los asegurados entre 2001 y 2008 y de que más de un tercio de las escuelas del país no tienen biblioteca (la situación es aún peor en las escuelas privadas).
«Si no hay pan, dénles tortas» dicen que dijo María Antonieta poco antes de conocer la guillotina. Una impresión similar (aunque sin aquello de las tortas) causan las medidas de la clase dirigiente sueca.
El gobierno discute una propuesta para instaurar una escuela secundaria segregada que desde muy temprano separe a los jóvenes con perspectivas de entrar a la universidad de los otros. El desempleo juvenil, que entre los extranjeros podría llegar al 40 ó 50 porciento, afecta a un cuarto de los jóvenes del país. Los anuncios de despidos son cosa de todos los días, como el de la portuaria Göteborgs Hamn AB que despedirá a 50 trabajadores en los próximos meses y jubilará forzosamente a otros 43. Sólo en abril desaparecieron 13 000 empleos. Al mismo tiempo, la mitad de los 400 000 desempleados del país han perdido su derecho a la caja de desempleo a raíz del aumento de la cuota decretado por el gobierno. Entre los jóvenes la situación es aún más dramática, ya que cuatro de cada cinco están fuera de la misma.
«No hay espacio para reformas en el próximo presupuesto del otoño (boreal)», explicó el primer ministro Fredrik Reinfeldt a los medios constatando que la mayoría de la población lo pasará aún peor en el futuro. La industria sueca ha sufrido una caída de sus órdenes del 10 por ciento en el primer trimestre del año comparado con el mismo período del año anterior. Sólo en el mes de marzo, la baja fué de 22,9 por ciento. Y no son sólo las exportaciones las que han caído: casi la mitad de la baja obedece a una disminución de la demanda del mercado interno. El desempleo, explica sin el menor rubor el ministro de finanzas, llegará al 12 porciento en 2011.
Mientras los incendios de contenedores de basura en el barrio popular de Rosengård en Malmö se suceden sin solución de continuidad desde fines de año, la propuesta de los políticos de la derecha y del neofascista partido suecodemócrata es la de instaurar la ley marcial y enviar a la zona a una fuerza policial nacional como la que militarizó a la ciudad durante el partido de ténis entre Suecia e Israel a inicios de marzo – una idea que no cuenta con el entusiasmo del alcalde socialdemócrata Ilmar Reepalu ni del jefe de la policía local Martin Åkesson, encargados directos de enfrentar cotidianamente la ira de los jóvenes.
Casi el doble de mujeres se enferman en el trabajo en comparación con los hombres. La respuesta de la ministra de igualdad de género Nyamko Sabuni: 2,5 millones de euros en programas para hacerlas regresar al trabajo. Olvídense de recortes de jornada laboral con el mismo sueldo, de mayor acceso a jardines de infantes para sus hijos o de que ganen el mismo salario que los hombres. El gran problema que tienen las mujeres en Suecia, razona el gobierno, es la escasa representación femenina en las juntas directivas de las empresas. Para las mujeres de clase alta sí hay bajas de impuestos – ¡y hasta acción afirmativa!
Aquello de que los países ricos deberían aportar un uno porciento del PIB en ayuda al desarrollo del tercer mundo es para el actual gobierno una cosa pasada de moda. Es más barato, reflexionan, promover la libertad y la democracia. Por eso, la ministra de ayuda al desarrollo Cecilia Malmström anunció el 3 de mayo que se dedicarían unos 10 millones de euros a desestabilizar gobiernos díscolos en diversos rincones del globo. Malmström, cuyo partido «moderado» tiene estrechos lazos con fuerzas vivas de la democracia latinoamericana como ARENA en El Salvador, ADN y ARN en Bolivia, el Partido Colorado de Paraguay y los pinochetistas Renovación Nacional y UDI en Chile, anunciaba un recorte de 3,5 millones de euros de la ayuda a Nicaragua que en su lugar serían destinados a «fuerzas independientes» de oposición al sandinismo.
El emperador está desnudo, y cada vez más suecos tienen dificultades para evitar verle las partes pudendas.
La bolsa de Estocolmo ha subido un 20 por ciento desde fin de año y los préstamos inmoviliarios han subido en un 9 porciento, en gran medida gracias a los históricamente bajos tipos de interés, pero sólo 13 de cada 100 personas tiene «gran confianza» en su banco como consejero económico y 9 de cada 10 jefes de bancos y aseguradoras escandinavas creen que los recortes de personal y las fusiones en el sector van a continuar. Es la burbuja báltica que hará reventar al sector financiero: el 31 de marzo, los cuatro bancos más grandes de Suecia había hecho préstamos por 7069 millardos de coronas suecas ¡más del doble del PNB del país y más del doble que hace 9 años
«Con los volúmenes de préstamo actuales, una pérdida del 1 porciento significa una baja de más de 70 millardos de coronas. Eso los bancos lo pueden soportar. ¿Pero tres por ciento? ¿O cinco por ciento?» se preguntaba el analista Fredrik Braconier el 30 de abril en el diario derechista Svenska Dagbladet. «Entonces ya el problema no será para los bancos y sus accionistas», razonaba Braconier: «Dado que evidentemente el estado no va a dejar que ningún banco caiga, se corre el riesgo que las pérdidas realmente grandes vayan a caer sobre las espaldas de los contribuyentes» finaliza y advierte que «la fiesta de préstamos de los grandes bancos le puede dar a todo el pueblo sueco una dolorosa resaca económica».
«En su conjunto», explica el economista Johan Ehrenberg, «los bancos han aumentado su márgen de ganancia sobre los intereses. De 25 millardos de coronas el año pasado (que también fué un año récord) a 31,7 millardos este año. O sea, un aumento de 6,7 millardos». Todo eso pagado por los propios contribuyentes. Recordemos que ya el 20 de octubre de 2008 el gobierno había aprobado un fondo de estabilización de 15 millardos de coronas y una garantía estatal de hasta 1 500 millardos para los bonos basura de los bancos. Ese paquete fué completado con una oferta de 50 millardos adicionales el 3 de febrero de este año.
Esto en sí no es nuevo. Ya en la crisis de los 90s, el estado sueco pagó las pérdidas de los bancos con el dinero de los contribuyentes. El problema es que hoy en día, la crisis recién está estallando. Los grandes bancos suecos har empeãndo una suma equivalente a más del 20 por ciento del PIB en Europa Oriental, en especial en las economías en quiebra del Báltico. Se trata de préstamos otorgados con mínima seguridad para, por ejemplo, financiar el consumo de lujo de las élites neoliberales locales. Estonia decrecerá con más del 12 por ciento. Letonia lo hará con un 13 por ciento y otro tanto se puede decir de Lituania, donde la producción industrial se espera decaiga con un 17,9 por ciento.
Son señales grandes y pequeñas que persistentemente se abren paso entre el embotamiento producido por los reality shows de la televisión y la omnipresente ideología del individualismo consumista. Aunque la gran mayoría de la población no salga a protestar el primero de mayo, y aunque las protestas de los manifestantes aún estén muy lejos de convertirse en propuestas políticas efectivas, lo cierto es que el pueblo sueco se encuentra ya en umbral de su amargo despertar a la crisis mundial capitalista.