La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 ha reabierto el debate y la polémica sobre la famosa neutralidad de Suiza. El Gobierno suizo decidió rápidamente asumir las sanciones de la Unión Europea contra Rusia. Pero cuando los gobiernos alemán y español quisieron suministrar a Ucrania munición de fabricación suiza para los tanques antiaéreos Gepard, de diseño germano-suizo, y el gobierno danés quiso suministrar algunos tanques ligeros de fabricación suiza, el gobierno suizo les denegó la autorización de reexportación en nombre de la neutralidad y de la Ley suiza de exportación de armas, que prohíbe el suministro de armas a un país en guerra. Esta negativa fue recibida con incomprensión en Europa, especialmente por el gobierno alemán.
Un sector de la mayoría de derechas del Parlamento suizo ha criticado esta negativa y pide que se flexibilice el concepto de neutralidad suiza en favor de Ucrania, en nombre de los valores democráticos occidentales que Suiza comparte con la Unión Europea y con la injustamente agredida Ucrania. Paradójicamente, este grupo de parlamentarios de los dos principales partidos, el liberal-radical y el del Centro (los antiguos democristianos y el partido democrático-burgués recientemente fusionados) está dirigido por el consejero nacional Gerhard Pfister (1962), presidente del Centro, que representa al cantón de Zug. Zug es un centro financiero para el comercio internacional de materias primas, y el propio Pfister ha sido acusado en los últimos años de involucrarse en negocios rusos y con el propio Vladimir Putin.
Esta corriente confluye con la muy antigua tendencia de Suiza a acercarse a la OTAN y con el efecto de aspiración provocado por la reciente y repentina adhesión a la OTAN de Suecia y Finlandia. Los únicos países neutrales que así quedan en Europa son Moldavia, Serbia, Irlanda y Austria, estos dos últimos también considerando la posibilidad de estrechar lazos con la OTAN.
La neutralidad en la Constitución suiza
La Constitución suiza menciona la neutralidad sin definirla. El significado más sencillo de neutralidad es que Suiza no puede aliarse con un Estado contra otro. Otros países europeos fueron neutrales en los conflictos del siglo XX: Suecia, España, Irlanda, Austria, Finlandia, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Noruega, todas ellas potencias relativamente pequeñas.
Austria y Finlandia fueron neutrales por la exigencia de la Unión Soviética a cambio de su independencia como países capitalistas, Finlandia en 1944, Austria en 1955. Pero sólo Suiza ha convertido una neutralidad atribuida a la Edad Media en el mito de su particular nacionalismo, un nacionalismo burgués aislacionista.
La Constitución suiza de 1999 vigente hoy se refiere a la neutralidad en dos párrafos casi idénticos de los artículos 173 y 185: “ a) (la Asamblea Federal) tomará las medidas necesarias para preservar la seguridad exterior, la independencia y la neutralidad de Suiza;”, “1 El Consejo Federal tomará medidas para preservar la seguridad exterior, la independencia y la neutralidad de Suiza”. Esta redacción está tomada exactamente de los artículos 85 y 102 de la Constitución de 1874 y de los artículos 73 y 90 de la Constitución de 1848. No se trata, pues, de una neutralidad absoluta o perpetua, como quiere el gran partido nacional conservador, la UDC.
Sacha Zala, historiador de la Universidad de Berna y Presidente de la Sociedad Histórica Suiza, señala que la única definición de neutralidad en derecho internacional es la que firmaron las potencias en 1907 en La Haya: El Estado neutral no debe permitir que ninguna fuerza militar de un beligerante atraviese su territorio. Tampoco celebrará ningún acuerdo militar con un beligerante ni ningún tratado de preferencia estratégica. Su gobierno y su ejército no deben suministrar armas a los beligerantes. Debe comerciar normalmente y en igualdad de condiciones con ambos bandos, incluido el comercio privado de armas.
Hacia la adhesión de Suiza a la OTAN
Desde el inicio de la guerra en Ucrania la jefa del Departamento Federal de Defensa, Viola Amherd, del cantón del Valais, también del Partido del Centro, y el jefe de las Fuerzas Armadas suizas, el comandante de cuerpo Thomas Süssli, han multiplicado sus gestiones para estrechar los lazos con la OTAN.
El 7 de septiembre de 2022 el Gobierno suizo anunció que había decidido reforzar su cooperación militar con la OTAN “respetando la neutralidad”. 1/ Continuó diciendo que “Suiza está considerando dar el paso de realizar ejercicios de defensa colectiva con la OTAN”. 2/
En agosto de 2023 Nicolas Perrin, presidente del Consejo de administración de la empresa estatal RUAG, un gigante de la industria armamentística y aeroespacial, declaró que Suiza tendría que decidir si entrará en la OTAN porque su empresa está cada vez más encargada del mantenimiento del armamento de los países de la OTAN.
En septiembre de 2023 el Partido Liberal-Radical presentó un estudio en el que abogaba por una cooperación más estrecha con la OTAN y un aumento de las capacidades de defensa, porque la neutralidad no puede ser un fin en sí misma: “Desarrollar la cooperación en materia de defensa con la OTAN y abandonar la idea de que Suiza puede protegerse de forma autónoma. Permanecer en la vanguardia de la tecnología y reducir así nuestra dependencia de otros países en materia de política de armamento”. Básicamente, esto es lo que Suiza lleva haciendo desde 1949, pero existe una nueva inclinación hacia la adhesión a la OTAN. Austria, liberada de la neutralidad impuesta por la URSS, se plantea ahora si ser miembro de la Unión Europea podría significar también ingresar en la OTAN. Esto dejaría sólo a Irlanda como miembro de la UE no perteneciente a la OTAN. Dado que la UE no ha conseguido desarrollar sus propias capacidades militares, es la OTAN, el paraguas estratégico de Estados Unidos, la que se ha convertido en el departamento de seguridad de la UE.
Los titulares de los medios rezan “Suiza da un paso hacia la OTAN ” y “Suiza y la OTAN acuerdan estrechar lazos ”. 3/En el Foro de Davos de mayo de 2022, Viola Amherd se reunió con el Secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien aseguró a la Consejera Federal que “se mantendrá una sólida asociación si Finlandia y Suecia se convierten en miembros”. 4/
El coronel Alexandre Vautravers, redactor jefe de la Revista Militar Suiza, profesor de relaciones internacionales en Ginebra y portavoz oficioso del Estado Mayor, explicó en 2019: “La OTAN representa más del 70% del gasto militar mundial. Si queremos establecer estándares, por ejemplo en el calibre de las municiones o en la organización del trabajo de un Estado Mayor conjunto, es inevitable un acercamiento a los criterios de la OTAN, nos guste o no.”5/
El 22 de marzo de 2023 Suiza, en la persona de Viola Amherd, participó por primera vez en el Consejo del Atlántico Norte en Bruselas, que reunía a los embajadores de los 30 países miembros de la OTAN más Finlandia y Suecia, que estaban en proceso de adhesión. Valérie de Graffenried, corresponsal del diario ginebrino Le Temps, que informó sobre este acontecimiento, tituló su artículo “El extraño juego de Suiza con la OTAN”. 6/
El almirante neerlandés Rob Bauer, presidente del Comité Militar de la OTAN, vino a Suiza en diciembre de 2023 “para reunirse con la ministra de Defensa, Viola Amherd, y con el jefe del ejército, el comandante de cuerpo Thomas Süssli. La intensificación de la cooperación con la Alianza Atlántica figuraba en el orden del día. Este año, Viola Amherd ha expresado su deseo de estrechar lazos con la organización. En julio firmó una declaración de intenciones para adherirse al Escudo Antimisiles Europeo (European Sky Shield), al que pertenecen los miembros de la OTAN. Esta medida provocó la ira de la UDC y del Grupo para una Suiza sin Ejército”. 7/
Desde finales de 2019 Suiza participa en el Centro de Excelencia de Ciberdefensa de la OTAN en Tallin, Estonia. 8/Valérie de Graffenried escribió sobre esto hace un año: “El cursor de la neutralidad es llevado a su extremo, hasta el punto de dar la impresión de coquetear con la adhesión a la OTAN.”9/
En el siglo XIX Suiza estuvo protegida por Gran Bretaña, entonces la potencia hegemónica del mundo. En 1914-1915 estuvo a punto de entrar en guerra del lado de Alemania. A partir de 1945 Suiza pasó a estar bajo el ala de Estados Unidos.
Tras la Segunda Guerra Mundial el antiguo líder del Partido Socialista Suizo, Robert Grimm (1881-1958), aburguesado y anticomunista como era, se opuso al acercamiento de Suiza a Estados Unidos, lo que le valió la incomprensión de sus camaradas y el calificativo de “comunista” por parte de la derecha.
En julio de 1951 el gobierno suizo cedió a las exigencias de Estados Unidos aceptando secretamente formar parte del CoCom (Comité Coordinador para el Control Multilateral de las Exportaciones), el brazo de la OTAN para organizar el embargo comercial contra la URSS y los países de Europa del Este. El CoCom elaboraba y gestionaba listas de los llamados bienes estratégicos que no debían venderse al enemigo. En el caso de Suiza, se trataba de máquinas-herramientas. Estas listas se revisaban periódicamente y se asignaban a los países cuotas autorizadas. “Temiendo medidas de represalia por parte de Estados Unidos, algunas empresas suizas decidieron no utilizar las cuotas concedidas. 10/ El CoCom se reforzó aún más en 1983 y no se disolvió hasta 1994.
En junio de 1954 la CIA organizó un golpe de Estado en Guatemala para derrocar al presidente Jacobo Arbenz (1913-1971), elegido democráticamente. Arbenz era hijo de un emigrante suizo. Washington lo calificaba de comunista, cuando no era más que un reformista burgués que había reclamado a la United Fruit el pago de impuestos. Condenado con su familia a una vida de exiliado errante, Suiza le denegó el asilo.
Desde 1949 el Ejército suizo siempre se ha regido por las normas de la OTAN, su doctrina militar y sus sistemas de armamento. Durante toda la Guerra Fría (1945-1989), se preparó y entrenó para integrarse en la OTAN en caso de guerra terrestre contra la URSS. Y lo hizo de forma perfeccionista, en ese militarismo tradicional tan característico de Suiza.
En 1948 Suiza compró 130 Mustangs P51-D, el mejor caza estadounidense, al excedente de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Alemania. En 1957 fueron sustituidos por cazas británicos Vampire, luego Venom, después Hawker Hunter, más tarde en 1960 Mirage III franceses, y en 1976 110 Northrop F-5 Tiger II estadounidenses. A continuación, en 1992, el McDonnell-Douglas F/A 18, entonces el mejor caza estadounidense, que también fue utilizado por España, Finlandia, Canadá, Australia, Kuwait y Malasia. Con los emblemáticos misiles aire-aire estadounidenses: el AMRAAM guiado por radar y el Sidewinder por infrarrojo.
El 15 de septiembre de 2022 el Parlamento suizo decidió por 128 votos contra 67 (Socialistas y Verdes) la compra de los nuevos aviones estadounidenses F-35, que ya habían sido adquiridos por Italia, Reino Unido, Alemania, España, Bélgica y Finlandia, además de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y Canadá. El diario Le Temps titulaba: “El F-35A, la elección de la OTAN a cualquier precio”. 11/Para el Consejo Federal y el Estado Mayor suizo, el hecho de que el avión fuera de la OTAN tenía más peso que cualquier otra consideración técnica o financiera.
En abril de 2023 Suiza adquirió cohetes de defensa antiaérea estadounidenses Patriot por 1.200 millones de dólares, uniéndose así a 7 países europeos de la OTAN y a diez aliados de Estados Unidos no europeos.
Durante décadas, el ejército suizo ha estado equipado con blindados de transporte de infantería ligeros M113 y blindados de artillería pesados M109 de 155 mm comprados a Estados Unidos, al igual que todos los países de la OTAN y varios aliados estadounidenses no europeos como, por ejemplo, Corea del Sur, Tailandia, Pakistán e Israel.
No es que no hubiera alternativas. Suiza, al igual que Austria, podría haberse equipado con excelentes armas y aviones suecos, por no hablar de los aviones soviéticos que equiparon a Finlandia. Austria, por su parte, ha tenido un ejército y una policía aérea minimalistas, mientras que el ejército suizo siempre ha querido ser una fuerza del más alto calibre militar, a la altura de los estándares de la OTAN.
El ejército suizo envía a sus coroneles destinados a convertirse en oficiales generales a escuelas de guerra en países extranjeros. Pero sobre todo a Estados Unidos, a la Escuela Superior de Mando y Estado Mayor de Fort Leavenworth en Kansas y a la Escuela Superior de Guerra y Ejército de Carlisle en Pensilvania. Estos dos colegios forman a todos los generales del ejército estadounidense, así como a clases de varias docenas de estudiantes de países clientes de Estados Unidos. En Fort Leavenworth, estos oficiales suizos fueron condiscípulos no sólo de los jefes de la US Army, sino de todos los estudiantes de países “patrocinados” por Estados Unidos, como Vietnam del Sur, Arabia Saudí, Taiwán, Tailandia, Chile, Filipinas, Pakistán, India, Francia, Japón, Singapur, Indonesia, Jordania, Israel, Noruega, Egipto, Colombia y Holanda. ¡Qué sociedad selecta! Cuántos contactos y amistades útiles, cuantas direcciones en la agenda.
El Fort Leavenworth College concede a sus graduados extranjeros el premio Major General Schlup, graduado en 1978. 12/¿Quién era? Era el comandante de división suizo Hans Schlup (1936-1996), que fue jefe del Servicio de Inteligencia suizo y luego agregado militar en Washington en 1993.
En 1989, una comisión de investigación del Parlamento suizo descubrió con asombro que desde 1973 el Ejército suizo había creado, sin conocimiento del Parlamento, un ejército secreto denominado P-26, preparado para tomar el control del país en caso de invasión de la URSS o de “disturbios revolucionarios”, en caso de victoria electoral de los “comunistas”, y para organizar la “resistencia patriótica”. Con depósitos secretos de armas escondidos por todo el país. Y listas de “comunistas” y otros sospechosos que debían ser detenidos inmediatamente. Con un cuartel general secreto de oficiales que llevaban una doble vida, financiado con un presupuesto secreto. Y formación en Gran Bretaña. Esta estructura secreta era la rama suiza de estructuras secretas similares en países de la OTAN, fuerzas stay-behind, el proyecto Gladio, revelado en 1990, que vinculaba al ejército con la extrema derecha en varios países, en particular Italia. Sólo en Italia, Suiza y Bélgica han sido objeto de investigaciones parlamentarias.
Cuando la URSS se derrumbó en 1991, algunos altos funcionarios de Washington, así como los gobiernos europeos, propusieron disolver la OTAN, ya que había perdido su razón de ser oficial: contener el “comunismo soviético”. Si Rusia se había convertido en un país capitalista, había que integrarla en el mundo capitalista. En particular, el ilustre diplomático en la URSS y asesor del Departamento de Estado, George Kennan (1904-2005), y algunos otros advirtieron que no hacerlo y mantener la OTAN provocaría inevitablemente una radicalización nacionalista de Rusia. La decisión del presidente Bill Clinton y de su administración demócrata de halcones de mantener la OTAN ilustró, por si hiciera falta, que la OTAN tenía otra función ajena a la Unión Soviética: impedir la autonomía de un imperialismo europeo, francés o franco-alemán, y permitir que el imperialismo estadounidense penetrara en Europa del Este. Polonia, la República Checa y Hungría ingresaron en la OTAN en 1997; Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania en 2004; Croacia y Albania en 2009; y Macedonia en 2020.
En 1994, la OTAN creó la Asociación para la Paz con el fin de reunir bajo su ala a los países del antiguo bloque soviético y a los neutrales europeos para una cooperación militar. Como varios de estos países del antiguo bloque soviético se han incorporado desde entonces a la OTAN, y recientemente Finlandia y Suecia también, esta asociación incluye ahora a Austria, Suiza, Irlanda, Malta y Serbia, así como a Armenia, Azerbaiyán, Moldavia, Bosnia-Herzegovina, Georgia, Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Kirguistán. Menudo golpe maestro del imperialismo de Washington haber conseguido extender su hegemonía tan lejos.
Suiza se unió a esta Asociación para la Paz en 1996, después de Austria pero antes que Irlanda y Serbia. Desde su adhesión, Suiza ha mantenido una oficina de enlace en el cuartel general de la OTAN en Bruselas, dirigida por un diplomático pero atendida por oficiales del ejército suizo, y participa regularmente en ejercicios conjuntos de diversa índole, en particular el ejercicio anual de las fuerzas aéreas Tiger Meet.
La pertenencia a esta Asociación para la Paz fue criticada desde el principio por la UDC y el Grupo para una Suiza sin Ejército como una pertenencia encubierta a la OTAN. En 1995, en colaboración con la OTAN, el Gobierno suizo creó en Ginebra, la ciudad internacional, el Centro de Ginebra para la Política de Seguridad, destinado a la formación de altos funcionarios, diplomáticos y militares. Comparte la Casa de la Paz con el Graduate Institute of International and Development Studies, el Geneva International Centre for Humanitarian Demining (GICHD) y el Geneva Centre for the Democratic Control of Armed Forces (DCAF). La OTAN tiene previsto abrir una oficina en Ginebra. Se trata de una innovación significativa: la ciudad internacional al servicio de la OTAN.
En 1999, cuando la OTAN atacó Serbia para liberar Kosovo, con “medio mandato” del Consejo de Seguridad de la ONU 13/, Suiza ofreció a las fuerzas de la OTAN que ocupaban Kosovo un destacamento de apoyo médico, transporte, desminado y oficiales de Estado Mayor. La guerra de Kosovo enfrentó a la OTAN con Rusia y fue el punto de partida de la nueva Guerra Fría entre Occidente y Rusia. 14/
El exdiplomático, jefe de misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y consejero nacional socialista Tim Guldimann escribe: “Para Suiza, la adhesión a la OTAN no es, en mi opinión, de interés nacional, o quizás todavía no lo sea. Nos haría demasiado dependientes de la política de seguridad estadounidense (el énfasis es nuestro)”. 15/Observaciones juiciosas, pero los políticos suizos del PLR y del Centro están más fuertemente ligados a Estados Unidos que Tim Guldimann.
Ser miembro de la OTAN significa estar asociado a las intervenciones globales de Estados Unidos contra los movimientos antiimperialistas en el Tercer Mundo, en América Latina y en los países musulmanes, con sus 254 bases militares en todos los continentes, sin contar las secretas. A la adhesion a la OTAN de Finlandia y Suecia, y a esta “asociación” de todos los demás países europeos, se añade el Acuerdo Estratégico USA-GB-Australia/AUKUS de 2021, claramente dirigido contra China. La organización militar común del imperialismo occidental es ahora una OTAN global. Los países europeos miembros de la OTAN, o “asociados” como Suiza, están siendo arrastrados al enfrentamiento entre Estados Unidos y China. La nueva Guerra Fría se extiende y se profundiza.
Un aspecto llamativo es que Suiza pide una alianza y colaboración con la OTAN, porque los dirigentes civiles y militares suizos consideran que Suiza no es capaz de defenderse por sí sola. Para ellos, y para los dirigentes de la OTAN, Suiza se beneficia de la protección de la OTAN, incluida la nuclear, y necesita integrarse en el sistema de la OTAN si quiere que su ejército sirva para algo. El Departamento Federal de Asuntos Exteriores declaró en julio de 2022: “La OTAN es una garantía de seguridad y estabilidad en Europa y en sus fronteras. Por lo tanto, Suiza se beneficia de una OTAN fuerte”. 16/
Lo único que le queda a Suiza como país neutral y no miembro de la OTAN es estar libre del Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que obliga a cada miembro a prestar asistencia militar a otro miembro que esté siendo atacado. Es lo que el Gobierno suizo llama “preservar la libertad de decisión”, para insistir en que, a su juicio, el acercamiento a la OTAN es perfectamente compatible con la neutralidad.
En este contexto, el Consejo Federal y el Parlamento van a aumentar el presupuesto del ejército suizo de 5.000 a 7.000 millones de francos suizos, es decir, el 1% del PIB. Esta fracción del PIB era del 1,3% en 1990, pero bajó al 0,67% en 2019. 17/Para 2035, Viola Amherd quiere poder gastar 32.000 millones de francos suizos en armamento, el mayor presupuesto para equipamiento militar de la historia de Suiza. 18/
La iniciativa de la UDC a favor de la neutralidad absoluta
En noviembre de 2022, desaprobando las sanciones contra Rusia, la UDC/UniónDemocrática del Centro, el mal llamado poderoso partido nacional-conservador suizo (28% de los votos en las últimas elecciones federales de 2023, dos consejeros federales de 7 en el Gobierno federal), lanzó una iniciativa popular federal -y recogió rápidamente las 100.000 firmas necesarias- para consagrar en la Constitución la obligación de neutralidad absoluta obligatoria: “Art.54a Neutralidad suiza.1) Suiza es neutral. Su neutralidad es perpetua y armada (…)”. El referéndum tendrá lugar en los próximos meses.
La UDC, con su espíritu tradicionalista, quiere volver a la neutralidad suiza tal y como era antes de 1993, cuando el Consejo Federal formuló la llamada neutralidad activa, y en 2002, cuando Suiza entró finalmente en la ONU en contra de la UDC.
La UDC es un partido dirigido por multimillonarios, industriales y banqueros, que vende a los pequeños, nostalgia patriótica por una Suiza idealizada del pasado y hostilidad hacia los inmigrantes, con el fin de impulsar medidas antisociales, neoliberales y privatizadoras en los parlamentos cantonales, los cantones que gobierna y el Parlamento federal. La UDC es un partido muy popular, que aglutina a la burguesía y a la plebe en las pequeñas ciudades industriales de la Suiza alemana.
En la Suiza francesa, la UDC es relativamente más débil y más agrícola, mientras que en el Tesino expresa la xenofobia contra los trabajadores inmigrantes italianos. En los últimos tiempos, la UDC, sobre todo en su “revista teórica”, la Weltwoche, admira a Donald Trump y se muestra indulgente con Putin. Últimamente, la UDC actúa como portavoz de Benyamin Netanyahu, pidiendo al Parlamento Federal que deje de subvencionar a la UNWRA, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos. Todo un ejemplo de neutralidad.
La iniciativa de la UDC ilustra la función de la neutralidad para la burguesía suiza: hacer creer a los obreros y plebeyos suizos que la pequeña Suiza es excepcional en el mundo, mejor que cualquier otra cosa, y que no deben prestar atención a los extranjeros ni a las influencias extranjeras, que la bella Suiza puede mantenerse al margen de las travesuras del mundo y de los tiempos. Se trata de una tradición patriótica que ha servido de cordón sanitario mental contra el socialismo y el comunismo desde finales del siglo XIX, y en particular desde 1917.
Desde los años 1980-1990, la UDC ha hecho campaña contra la adhesión de Suiza a la Unión Europea e incluso al Espacio Económico Europeo, contra el ingreso en la ONU, que no se logró hasta 2002, cuando la UDC perdió un referéndum, contra los acuerdos bilaterales con la UE y contra los “jueces extranjeros” en el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y en el Consejo de Europa. La expresión “jueces extranjeros” hace referencia al Pacto de 1291, que formulaba entonces la negativa de las tres comunidades alpinas signatarias a aceptar las decisiones de jueces de fuera de sus tres valles.
Los políticos de la otra ala de la burguesía suiza, los liberal-radicales y los democristianos, señalan con razón que consagrar una neutralidad tan absoluta en la Constitución paralizaría la política exterior de cualquier gobierno suizo en el mundo real.
El 27 de julio de 2022, la ex consejera federal socialista Micheline Calmy-Rey replicó con razón a Christoph Blocher (1940), el carismático líder de la UDC y multimillonario industrial, que su verdadera motivación era preservar sus negocios y los de los industriales y banqueros de la UDC con la Rusia de Putin. “Su iniciativa popular de neutralidad completa y permanente es su modelo de negocio, que no dice su nombre.”19/
Esta observación tiene un valor más general: desde 1945, y especialmente desde el progreso de la Unión Europea, la neutralidad de Suiza ha sido un medio para que el capitalismo suizo haga negocios en todos los continentes, con todos los países, sin exclusividad, y no sólo en Europa. La neutralidad de Suiza es el universalismo de los negocios de Suiza en todo el mundo. En diciembre de 1992, cuando la UDC se opuso con éxito a la adhesión de Suiza al Espacio Económico Europeo, Christoph Blocher sugirió con picardía que Suiza se adhiriera más bien al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, que acababa de firmarse ese mismo mes entre Estados Unidos, Canadá y México.
El preámbulo de esa iniciativa es un auténtico cuento de hadas: «A lo largo de medio milenio, Suiza ha desarrollado una asombrosa capacidad para encontrar un refugio para su existencia nacional a la sombra de las grandes potencias rivales. (…) A la luz de la experiencia histórica, nadie puede negar seriamente que la neutralidad suiza sea un modelo de éxito. (…)».
Este preámbulo asimila en una sola continuidad distintos periodos de la historia suiza que fueron muy diferentes. Dónde situar en esta novela:
-¿la Confederación conquistadora y gran potencia militar de los siglos XV y XVI, dirigida por una aristocracia de grandes señores y patricios urbanos que conquistó el Ducado de Milán entre 1422 y 1512 y en 1536 compartió el Ducado de Saboya con el Rey de Francia, borrándolo del mapa de Europa?
-¿la Confederación invertebrada de los siglos XVII y XVIII de aristócratas opulentos que vendían miles de soldados suizos a todos los reyes de Europa e invertían su dinero en el tráfico transatlántico de esclavos negros?
Para la UDC, la epopeya de la neutralidad suiza es la Segunda Guerra Mundial. Cuando el valeroso ejército suizo intimidó a Alemania y Suiza fue el refugio de sus víctimas. Una narrativa mentirosa que oculta los compromisos de Suiza con la Alemania nazi. La UDC ha calumniado repetidamente las conclusiones de 2006 de la Comisión Bergier, nombrada por el Consejo Federal en 1999 para arrojar por fin luz sobre las relaciones entre Suiza y la Alemania nazi y que la UDC calificó de antipatriótica.
Pero la iniciativa de la UDC tiene garantizado un gran éxito: El reciente estudio “Seguridad 2023” de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich concluyó que el 91% de los ciudadanos suizos aprueba la neutralidad y el 78% considera indispensable el ejército.
La UDC escribe sobre su iniciativa: «Significa (la neutralidad) el abandono voluntario de la política exterior del poder”. Esto es absurdo. Suiza por cierto tiene una política de poder. ¿Cómo si no llamar a la diplomacia suiza que persigue mandatos de buenos oficios, en particular mandatos de poder protector? Por ejemplo, de Estados Unidos y Canadá a Irán y de Irán a Estados Unidos y Canadá, de Irán a Arabia Saudí y de Arabia Saudí a Irán, de Rusia a Georgia y de Georgia a Rusia. Estos mandatos no son sólo una cuestión de amabilidad suiza; confieren influencia e información, inteligencia en inglés, en una palabra, poder en la escena internacional, desproporcionado en relación con la pequeñez del país.
En el Consejo Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, Suiza, como gran potencia financiera que es, encabeza un grupo de países que incluye a Polonia, Serbia, Montenegro, Kazajstán, Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán….
Stadler Rail, dirigida por la personalidad de la UDC Peter Spühler (1959), produce locomotoras y vagones en Suiza, España, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, Suecia, República Checa, Hungría, Estados Unidos y Bielorrusia, y tenía acuerdos para implantarse en Rusia. Stadler Rail es una potencia mundial. Al igual que grandes multinacionales suizas como Nestlé, que posee un imperio planetario de empresas alimentarias y controla la agricultura de muchos países del Sur, el cacao, el café y la leche. Nestlé es el principal comprador de cacao y café de los más grandes países productores, que domina fácilmente. Para el cacao, Costa de Marfil y Ghana. Para el café, Brasil, Colombia, Vietnam y Guatemala.
Logitech, con sede en Lausana, es el mayor fabricante mundial de ratones, teclados y otros accesorios informáticos, con fábricas en varios países asiáticos, la mitad de ellas en China. Swiss Re es la segunda compañía de reaseguros del mundo, activa en 29 países de todo el planeta. Repatría enormes beneficios a Suiza, pero como aseguradora de aseguradoras, ejerce un poder estructurador, tanto financiero como político, en muchos mercados y en muchas cuestiones como pandemias, incendios forestales, desastres meteorológícos y calentamiento global.
Suiza puede ser un país pequeño, pero es una verdadera potencia imperialista. 20/
La neutralidad suiza según el Tratado de Viena de 1814
La única neutralidad prescrita para Suiza en el Derecho internacional fue la del Tratado de Viena de 1814-1815. La UDC así como los diplomáticos rusos y chinos quieren considerar que este Tratado de 1815 sigue siendo vinculante para Suiza, que debe por tanto permanecer neutral entre Ucrania y Rusia. La diplomacia rusa puede aprovechar el hecho de que Rusia fue una de las potencias firmantes en 1814-1815. Pero esta guerra no es simplemente entre dos potencias de igual naturaleza, sino entre Rusia y su antigua colonia, Ucrania, cuya independencia no acepta. El precedente no fue la Primera Guerra Mundial, sino los dos levantamientos polacos contra Rusia en 1830 y 1863, que habían dado lugar a un gran movimiento de solidaridad en Suiza por parte de liberales y radicales.
El texto de 1814 no se reproduce a menudo:
Las potencias llamadas por su reunión a contribuir a arreglar las relaciones de Suiza para aplicar el artículo sexto del Tratado de París del 30 de mayo de 1814, convencidas de que los intereses generales de los Estados en beneficio de la Confederación Helvética exigen el reconocimiento de una neutralidad perpetua, y persuadidas de procurarle mediante restituciones y concesiones de territorios los medios necesarios para la garantía de su independencia y para el mantenimiento de su neutralidad, … (….)
-El reconocimiento de la neutralidad perpetua de Suiza redunda en interés de todos los Estados.
-Se reconoce como base del sistema federal la existencia inviolada de los diecinueve Cantones que en diciembre de 1813 gozaban del estatuto de Estados soberanos.
-Valais, Ginebra y el Principado de Neuchâtel se incorporan a Suiza y forman tres nuevos Cantones.
-Biel y la diócesis de Basilea pasan a formar parte del Cantón de Berna.
-Los Cantones del Tesino, Vaud, Argovia y San Gall pagarán a los antiguos Cantones las indemnizaciones establecidas en la presente Declaración.
-El Príncipe-Abad de San Gall recibirá una indemnización y una pensión como se establece a continuación.
Esta Declaración sobre los asuntos de Suiza fue firmada por los representantes de Austria, Francia, Rusia, Gran Bretaña, Prusia, Suecia, España y Portugal. Este texto contiene tres cláusulas principales:
1- La neutralidad perpetua de Suiza.
2- Reconocimiento por parte de las potencias de los nuevos Cantones creados por las revoluciones de la República Helvética de 1798-1803.
3- Reconocimiento por las potencias como Estados soberanos de todos los Cantones, es decir, de cada Cantón.
Esta tercera cláusula fue una verdadera férula para los revolucionarios radicales de los años 1840 porque autorizaba a las potencias a intervenir para impedir la restricción de la independencia de cada Cantón por una constitución más centralista que proyectaban los Radicales. Ellos querían sustituir la confederación laxa por un Estado federal que siguiera el modelo de los Estados Unidos de América, con un parlamento y un gobierno federales. La Declaración de 1814 establecía así un verdadero protectorado de las potencias sobre Suiza.
Cuando las revoluciones democráticas de 1844-1847 llevaron a los radicales al poder en la mayoría de los Cantones, los Conservadores se unieron para formar una Confederación separada (Sonderbund). Esto condujo al estallido de la Guerra Civil de 1847, en la que ganaron los Radicales y perdieron los Cantones conservadores. La Austria del canciller Metternich ayudó militarmente a los Cantones conservadores. Austria y la Francia del primer ministro contrarrevolucionario François Guizot amenazaron con invadir Suiza. El ejército austriaco amenazaba por el Este y Francia concentraba tropas en la frontera ginebrina. Sólo la acción del gobierno británico y el estallido de las Revoluciones de 1848-1849 en Francia, Alemania e Italia salvaron a Suiza. Una vez aplastadas todas estas revoluciones, Suiza siguió siendo la única excepción victoriosa en Europa, una isla republicana democrática, “un nido de comunistas y anarquistas” según Viena y Berlín.
El ala izquierda del nuevo gobierno federal radical se negaba a permanecer neutral ante las revoluciones democráticas de los países vecinos. 21/ En febrero de 1853 estalló en Milán un levantamiento democrático contra Austria, que ocupa Lombardía. El levantamiento fue cruelmente sofocado por el ejército austriaco tras 24 horas de lucha callejera. Los Radicales en el gobierno del Cantón del Tesino, a pocos kilómetros de Milán, habían ayudado obviamente a los insurrectos y luego acogido a los refugiados. El ejército austriaco impuso entonces un bloqueo de trece meses al cantón del Tesino. La diplomacia británica intervino y consiguió poner fin al bloqueo a cambio de una multa de sólo 115.000 francos suizos, cuando Austria exigía medio millón.
En 1857 el ejército prusiano, con base en Renania, que había reprimido la Revolución de 1849 en toda Alemania, se movilizó para atacar a Suiza porque el rey de Prusia era príncipe de Neuchâtel, el Cantón suizo desde 1707, y quería acudir en ayuda de los monárquicos de Neuchâtel que habían sido derrotados por los Radicales. El Gobierno federal suizo movilizó al Ejército Federal y la guerra parecía inminente. Una vez más, la diplomacia británica logró un compromiso: El rey de Prusia conservó el título de príncipe de Neuchâtel, pero renunció a sus derechos soberanos sobre el Cantón. Fue así como los fundadores de la Suiza moderna tuvieron que liberar a Suiza de la tutela de las potencias establecida en la Declaración de 1814. 22/
La neutralidad suiza, obsoleta después de 1945
En 1945, la derrota de la Alemania nazi, la supremacía de Estados Unidos, el Ejército Rojo en el Elba y en Praga y la Guerra Fría entre los dos bloques mundiales hicieron imposible la guerra entre un país europeo y otro. La neutralidad suiza quedó obsoleta. Suiza quedó liberada de su obligación de neutralidad en virtud del Tratado de Viena de 1815. Tim Guldiman, a quien ya hemos citado, escribe con toda razón: «El argumento ˝no tenemos derecho˝ es falso y ahí radica el error fundamental de nuestro debate sobre la neutralidad: No existe ninguna obligación en el Derecho Internacional para que Suiza mantenga su neutralidad. Somos soberanos. Si lo deseamos, podemos abolirla o definirla de otro modo en cualquier momento.
Obligaciones en virtud del Derecho de neutralidad no pueden deducirse únicamente de nuestra decisión soberana de declararnos neutrales una vez e incluso ˝a perpetuidad˝ en el sentido de que esto se refiere no sólo al momento de la declaración sino también al futuro. En 1910, Suiza se adhirió al Tratado sobre los derechos y deberes de las potencias y personas neutrales en caso de guerra terrestre.
Pero esta adhesión sólo significa que este Tratado se aplica mientras nos declaremos neutrales. En todo momento somos libres de definir nuestra neutralidad de otra manera. Podemos notificar a todos los signatarios del Tratado de La Haya de 1906, o mejor dicho, a toda la comunidad de Estados, que en caso de agresión en violación del Derecho Internacional contra un Estado europeo, ya no nos sentimos obligados a tratar militarmente a las partes en conflicto en pie de igualdad».23/
En otras palabras, la neutralidad ya no es una obligación impuesta a Suiza por el Derecho internacional, sino una libre elección, lo que el Consejo Federal denomina una política de neutralidad.
El historiador Sacha Zala, a quien ya hemos citado, explica que la neutralidad que celebra el Gobierno suizo es imaginaria:
“Sin embargo, yo destacaría el problema de su utilización basada en falsas justificaciones o en una historia imaginaria. Es hipócrita. Al igual que es problemático no decidir nunca nada o justificar todo y su contrario en nombre de la neutralidad. …Después de 1945, la neutralidad adquirió en Suiza un estatus casi religioso.”24/
Esto es lo que el artículo “Neutralidad” del Diccionario Histórico Suizo denomina “interpretación excesiva de la neutralidad” por parte del Gobierno suizo después de 1945. En particular, su extraña negativa a adherirse a las Naciones Unidas hasta 2002 (!), a pesar de que Suecia lo había hecho en 1946 y Austria, Irlanda y Finlandia en 1955.
El fallecido estadista del Tesino Dick Marty (1945-2023), que fue investigador en los Balcanes por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y tuvo que vivir bajo protección policial desde 2020, un Radical de izquierdas de principios, publicó en invierno de 2023 una entrevista en la que denunciaba la actitud del Consejo Federal y del Fiscal General de la Confederación. Para Dick Marty, la neutralidad suiza siempre se ha inclinado a favor de Estados Unidos: “Lo que critico es la hipocresía. Decir que no tomamos partido, cuando en realidad sí lo hacemos. Para mí, la neutralidad es un mito que ya no tiene ningún valor.”25/
Para Suiza, la neutralidad ya no es una fórmula útil para debatir su política exterior. Pero la exigencia de neutralidad permite a la UDC y al bloque pacifista formado por los Socialistas, los Verdes y nuestros amigos del GSSA (Grupo por una Suiza sin Ejército) bloquear la adhesión de Suiza a la OTAN. El Grupo por una Suiza sin Ejército es la organización del pacifismo militante, con ramificaciones en el Partido Verde y el Partido Socialista. En noviembre de 1989, su iniciativa popular Por una Suiza sin Ejercito y para una política global de paz coniguió el 35,6% de los votos emitidos.
El Parlamento suizo ha recomendado varias veces en los últimos años que Suiza ratifique de una vez el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), pero el Gobierno se niega a hacerlo porque la OTAN presiona a Suiza para que no lo haga. La Asamblea General de la ONU votó a favor del TPAN en 2017. La firma del Tratado se benefició de los esfuerzos diplomáticos de Austria y Nueva Zelanda. El Tratado entró en vigor en octubre de 2021, cuando se alcanzó el número de 50 países firmantes. Además de Austria y Nueva Zelanda, son signatarios Sudáfrica y Kazajistán, que han renunciado a sus bombas atómicas, Irlanda, Uruguay, Vietnam, el Vaticano, Argelia, Indonesia, Brasil, Chile, Costa Rica, Perú, Colombia y Liechtenstein… ¡pero no Suiza!
Dando un giro de 180 grados, la UDC se pronunció en la primavera de 2023 a favor de exigir la ratificación del TPAN “con el fin de impedir el acercamiento de Suiza a la OTAN.”26/
Debemos exigir que Suiza se retire de la mal llamada Asociación para la Paz, que ponga fin a su colaboración institucionalizada con la OTAN y que el ejército suizo cese todas las maniobras conjuntas con la OTAN. Pero a diferencia del GSSA, exigimos que Suiza suministre armas a Ucrania, ya que las produce. Debemos aprovechar el poder de influencia ciudadana que confieren los instrumentos de la democracia directa suiza -la iniciativa popular y el referéndum– para empujar la política exterior suiza en una dirección distinta a la de Estados Unidos.
Robert Lochhead es biólogo, profesor de instituto retirado y miembro en Suiza del Movimiento por el Socialismo.
Notas:
1/Le Temps, 7 de septiembre 2022
2/Le Temps, 2 de diciembre 2022
3/RTS Info, 29 de noviembre 2023
4/24H, 24 de mayo 2022
5/Swissinfo.ch, 4 de abril 2019
6/Le Temps, 21 de marzo 2023
7/Le Temps, 9 de diciembre 2023
8/SwissInfo.ch, 11 de febrero 2020
9/Le Temps, 21 de marzo 2023
10/Diccionario histórico de Suiza/DHS-SHLen internet, “Hotz-Linder Agreement”.
11/Le Temps, 19 de septiembre 2022.
12/https://www.ftleavenworthlamp.com/2019/06/20/year-marks-125-…
13/Para actuar a su antojo, la OTAN ha sistemáticamente forzado la interpretación de las resoluciones del Consejo de Seguridad 1199, 1203, y 1244.
14/Gilbert Achcar, The New Cold War, The Westbourne Press, London 2023.
15/NZZ, 23 de septiembre 2023.
16/ Le Temps, 12 de julio de 2022
17/RTS Info, 29 de noviembre 2023
18/24 Heures, 4 de diciembre 2023
19/Le Temps, 27 de Julio 2022
20/ Isabelle Lucas, Un impérialisme électrique, un siècle de relations économiques helvético-argentines 1890-1979, EditionsAntipodes, Lausanne, 2021.
21/ Cédric Humair, 1848 Naissance de la Suisse moderne, Editions Antipodes, Lausanne, 2009, pp. 119-127.
22/Ann G. Imlah, Britain and Switzerland 1845-1860,Longmans, London, 1966.
23/ Tim Guldimann, « Ab wann wird Neutralität unanständig ? », NZZ, 23 de septiembre 2023.
24/Le Temps, 16 de septiembre 2022.
25/Le Temps, 9 de febrero 2023
26/Le Temps, 20 de Junio 2023
Fuente: https://vientosur.info/suiza-una-neutralidad-asociada-a-la-otan/