
A partir de la Guerra Civil española su figura se convirtió en un mito universal, un sinónimo de mujer valiente que luchaba contra las injusticias, una suerte de madre trágica y amorosa para millones de comunistas. Siempre enlutada, con el cabello recogido en un moño, alta y fuerte, de voz atronadora y magnética, el papel de Dolores Ibárruri, Pasionaria, (Gallarta, Vizcaya, 1895-Madrid, 1989) en aquel conflicto la elevó a un altar laico entre las mujeres más importantes del siglo XX.