La jornada de huelga y manifestaciones contra el proyecto de ley Woerth-Sarkozy sobre las jubilaciones es un gran éxito, más allá incluso de las previsiones más optimistas. Cerca de 3 millones de manifestantes, tasas de huelguistas importantes en numerosos sectores, incluso en el sector privado, una movilización a la altura de las grandes jornadas de […]
La jornada de huelga y manifestaciones contra el proyecto de ley Woerth-Sarkozy sobre las jubilaciones es un gran éxito, más allá incluso de las previsiones más optimistas. Cerca de 3 millones de manifestantes, tasas de huelguistas importantes en numerosos sectores, incluso en el sector privado, una movilización a la altura de las grandes jornadas de huelga de 1995 contra el plan Juppé y de 2003 contra la reforma Fillon. No hay duda alguna de que la movilización está en ascenso y de que quedan aún reservas.
Pero el gobierno se hace el sordo. Las autodenominadas «nuevas propuestas! anunciadas por Sarkozy en el Consejo de Ministros no cambian en nada el fondo de la reforma, a saber, el retraso a los 62 años de la edad legal de jubilación y a 67 años de la jubilación con el 100% sin recortes. Las declaraciones del gobierno, de la UMP sobre la atención prestada a las preocupaciones y sentimientos de los manifestantes del 7 de septiembre no son sino arena echada a los ojos. El argumento demográfico, del alargamiento de la duración de la vida, vuelve con fuerza en boca de Woerth y del gobierno. La evolución a la baja de la relación activo-jubilado está señalada con el dedo haciendo abstracción del aumento de la productividad. En ningún momento se ha considerado la posibilidad de un reparto diferente de las riquezas para financiar las jubilaciones, cuando el Comité de Orientación de las Jubilaciones lo ha cifrado en un 3% y que cada año, la parte de las ganancias sube al 17% en el PIB. Entonces si, cogiendo de los beneficios, creando empleos, aumentando los salarios, la financiación de las jubilaciones puede ser asegurada.
Las «nuevas propuestas» de Sarkozy son una bofetada en el rostro de los millones de manifestantes del 7 de septiembre. Lo que queremos es la retirada pura y simple del proyecto de ley sobre las jubilaciones.
Ganar es posible pues el gobierno y Sarkozy no han sido jamás tan impopulares. La arrogancia oculta mal el miedo que gana al poder ante el ascenso de la cólera social.
Hay que continuar el movimiento, apoyarse en las nuevas jornadas anunciadas por la intersindical nacional y las intersindicales locales para poder estructurar la lucha en profundidad en todo el territorio, en el máximo de sectores profesionales. La intersindical nacional acaba de convocar una nueva jornada de huelga y de manifestaciones para el jueves 23 de septiembre así como a acciones el 15 de septiembre, día del voto de la ley. La cuestión de la continuidad es un debate en numerosos lugares. Es preciso que el movimiento se amplifique, gane en potencia, se generalice.
Fuente: http://www.npa2009.org/ Traducción de Alberto Nadal http://www.vientosur.info/