El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, firmó el pasado miércoles el UKAS (decreto) «sobre la decisión del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania», por el que se aplican sanciones económicas y otras medidas sancionadoras -como la denegación de entrada al país- por un periodo de un año a casi 400 personas físicas y más […]
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, firmó el pasado miércoles el UKAS (decreto) «sobre la decisión del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania», por el que se aplican sanciones económicas y otras medidas sancionadoras -como la denegación de entrada al país- por un periodo de un año a casi 400 personas físicas y más de 90 personas jurídicas de la Federación Rusa que, en opinión del gobierno ucraniano, participaron de una manera u otra en «la anexión de Crimea y la agresión al Donbas «. Por este decreto también se prolongan las sanciones a los representantes políticos y militares de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.
Concebida en parte como una medida de relaciones públicas que pretende elevar al Estado ucraniano al nivel de los EE.UU., la Unión Europea o Rusia en su capacidad sancionadora, el gesto se ha vuelto rápidamente en contra de sus promotores. Horas después de que la oficina de la Presidencia hiciera pública la noticia, los medios británicos denunciaban la inclusión de tres periodistas de la BBC en la lista bajo el argumento genérico «de amenazar la seguridad nacional». En la lista de sancionados también se incluyó a un periodista alemán del diario Die Zeit y varios periodistas israelíes. Más sorprendentemente es que entre los periodistas sancionados aparecían los españoles César Vidal (La Razón y Radio Solidaria), José Antonio Pampliega (freelance) y Manuel Sastre (colaborador de Onda Cero, La Razón y Cuatro), desaparecidos, los dos últimos, en Siria desde el pasado mes de julio. También figuran en la lista de Ucrania el empresario gallego José Mouriño -que participó como observador internacional en el referéndum de adhesión de Crimea en territorio ruso-, descrito como un político del Partido Popular, al que se califica de «partido de ultraderecha», y los voluntarios españoles que dieron su apoyo a las milicias del Donbas. En la lista también aparece Aleksey Mozgovoy, comandante del batallón Prizrak (fantasma, en ruso) que combate al Donbas, fallecido el pasado 23 de mayo. Tanto si se trata de un error como de una inclusión intencionada de las autoridades ucranianas para engrosar su lista de sanciones -que tiene mucho simbólica-, ninguna de las dos opciones deja en buen lugar el gobierno de Kiev.
El gobierno de Ucrania califica al Partido Popular español de «partido de ultraderecha»
En el momento de escribir esta noticia, y menos de 24 horas después de hacer pública la lista de sancionados, el portavoz de la presidencia, Svyatoslav Tsegolko, ya ha anunciado que se retirarán los nombres de los periodistas británicos y españoles y el del periodista alemán, pero no los de César Vidal ni los de los periodistas israelíes y rusos, manifestando así la presión occidental. La operación de relaciones públicas del Gobierno de Kiev se ha convertido en lo que en inglés se denomina PR-Disaster, es decir un desastre de relaciones públicas.
«La libertad de prensa es la primera prioridad de la democracia, y por eso me he manifestado en la embajada francesa. He alzado mi pluma y pronunciado un eslogan que une el mundo entero hoy: Je suis Charlie», declaró el presidente ucraniano en enero después de los atentados en la capital francesa. Era la misma pluma con la que Poroixenko firmó ayer la lista de sanciones.
Artículo publicado originalmente en La Directa y traducido por La Marea