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Portugal

Un ciudadano común de izquierda

Fuentes: Visão

Traducido por Antoni Jesús Aguiló y revisado por Àlex Tarradellas

Mi columna anterior, titulada ¿La izquierda es burra?, levantó polémica entre algunos sectores de izquierda. Fui acusado de apelar al voto útil en beneficio del Partido Socialista [PS] y, del mismo modo, de incoherencia, dadas mis conocidas simpatías por el Bloco de Esquerda [BE]. Una acusación injusta. Es cierto que hice un llamamiento al voto socialista en el caso de las elecciones municipales de Lisboa, pero nunca en general; y paso a explicar el motivo. Como ya indiqué, en términos de sociología electoral, los portugueses han sido mayoritariamente de izquierdas y, en su gran mayoría, no están afiliados a ningún partido político, siendo algunos más fieles que otros a sus preferencias partidarias. Pienso que es responsabilidad de los políticos de izquierda intentar meterse en la cabeza de estos electores y, sobre todo, en la de aquellos que tienen lealtades partidarias débiles. Es lo que yo mismo trato de hacer, asumiendo, con riesgo, que la mayoría sociológica de izquierda se va a mantener.

En las elecciones que se aproximan el votante común de izquierda será un elector reluctante, de dos tipos: el reluctante-desilusionado y el reluctante-esperanzado. El primero está desilusionado con las políticas del gobierno del PS y no le perdona que no haya sabido aprovechar la mayoría absoluta para promover políticas de izquierda: disminuir las desigualdades sociales, fortalecer los sistemas públicos de salud y de educación, proteger los derechos de los trabajadores, garantizar la sostenibilidad de pensiones integrales, dignificar el Estado y luchar sin tregua contra la corrupción.

La crisis debería haber dado aún más urgencia a estas políticas, financiadas con dinero público que no debería malgastarse en salvar bancos corruptos. Este elector necesita razones para no votar a la derecha aunque, para él, el PS, a pesar de tantas cesiones a la derecha, no sea la derecha. Tiene que estar convencido de que la derecha sigue siendo el adversario principal por cuatro razones. La primera: cuando estuvo en el poder no mostró mejor «sensibilidad» por cualquiera de dichas políticas, más bien lo contrario. La segunda: todo lleva a creer que ahora será peor, pues contará con el respaldo de un Presidente de derecha. La tercera: cuesta imaginar un gobierno probo cuando el espectáculo televisivo de ex ministros de derecha implicados en casos de corrupción parece no tener fin. La cuarta: es falsa la simetría entre la derecha y la izquierda.

Cuando está en el poder, la derecha tiene dos poderes: el poder político y el económico; cuando está en la oposición, la derecha cede el poder político a la izquierda, pero retiene el poder económico. Lo ejerce de dos maneras: influenciando indebidamente a los gobiernos que indebidamente se dejan influenciar, como sucedió con el gobierno del PS; y disponiendo del poder de los medios de comunicación que hoy son en todo el mundo el gran partido-freno de los cambios sociales progresistas.

El lector reluctante-esperanzado es aquel para quien, a pesar de tanto desatino, la izquierda es plural y no ha agotado sus posibilidades de renovación. Para él, no es una fatalidad que la izquierda caiga en una de las dos posiciones, ambas callejones sin salida: rendirse sin lucha al poder económico de la derecha; o, cuando lucha, luchar más reñidamente en su interior, entre las varias opciones de izquierda, de lo que lucha contra la derecha.

A este elector hay que convencerlo por encima de todo de que su voto a la izquierda no se perderá. Quiere votar al partido que le garantice más posibilidades de renovación -o porque es más joven o porque es renovable-, pero no puede imaginar que una mayoría sociológica de votos de izquierda derive en un gobierno de derecha. Para él, este resultado sería devastador. No le convencerá la idea según la cual construir la unidad de una verdadera izquierda exige todavía algún tiempo, sino más bien procesos electorales. Él no vive en el medio plazo y sabe que el daño que la derecha hará al ya menguado Estado de Bienestar será esta vez irreversible.

Los días venideros van a decidir el «destino» de este elector-clave. Puede que en elecciones futuras ni siquiera sea un elector reluctante-desilusionado; incluso puede que sea un no-elector. O, por el contrario, puede que deje de ser reluctante y que traiga hacia su campo de esperanza a los desilusionados. Todo depende de la visión de los políticos de izquierda.

Artículo original publicado el 27 de agosto de 2009.

Fuente:

http://aeiou.visao.pt/um-cidadao-comum-de-esquerda=f527005

Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra (Portugal).

Antoni Jesús Aguiló es miembro de Rebelión y Tlaxcala. Àlex Tarradellas es miembro de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor, al revisor y la fuente.