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Portugal: entrevista a Vasco Lourenço, militar que organizó la revolución del 25 de abril

Un coronel con alma de capitán revolucionario

Fuentes: IPS

Pasados 35 años de la Revolución de los Claveles, historiadores y analistas coinciden en que «el eterno capitán de abril» Vasco Lourenço fue una figura insustituible en el acto fundador de la democracia en Portugal.

Lourenço es el de mayor consenso entre los militares que el 25 de abril de 1974 dieron un golpe de Estado contrario al espíritu castrense hasta entonces registrado en el mundo, al calar sus bayonetas para derrocar la dictadura, desmantelar el más viejo imperio colonial del mundo, imponer la libertad y abrir paso a la democracia.

El ahora coronel de infantería en retiro Vasco Correia Lourenço nació hace 67 años en Castelo Branco, en el centro de Portugal. Formó parte desde sus inicios de la conspiración para derrocar al llamado «O Estado Novo» corporativista instaurado en 1932 por Antonio de Oliveira Salazar, llevado al poder por el golpe militar de extrema derecha de 1926.

Coordinó la primera reunión clandestina del Movimiento de los Capitanes, en septiembre de 1973. En marzo del año siguiente fue confinado en una prisión militar en los entornos de Lisboa y desde allí fue trasladado al archipiélago de Azores, una solución del alto mando para neutralizarle sin levantar protestas entre sus camaradas de arma.

Junto a los mayores Ernesto de Melo Antunes, Vítor Alves y Otelo Saraiva de Carvalho, hizo parte del primer núcleo dirigente del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA).

Es el único militar que siempre perteneció a todos los órganos máximos del MFA: Comisión Coordinadora del Programa, Consejo del Estado y Consejo de la Revolución.

En septiembre de 1975 fue graduado general de brigada para asumir el comando de la Región Militar de Lisboa y en agosto de 1976 asciende a general de división y es investido gobernador militar de la capital portuguesa.

En 1978 deja esos cargos y regresa a su grado de mayor, manteniendo sus funciones como miembro del Consejo de la Revolución, hasta su extinción en 1982. En la actualidad preside la Asociación 25 de Abril, que congrega a militares en la reserva y activos que todavía hoy se identifican con la gesta libertaria.

Tras el lanzamiento del libro «Do Interior da Revolução» (La revolución desde dentro), 574 páginas de diálogo entre Lourenço y la periodista Maria Manuela Cruzeiro, el coronel que nunca dejó de sentirse capitán de la Revolución de los Claveles, concedió una entrevista con IPS.

IPS: Sus camaradas de arma le califican con frecuencia como el más puro de los puros, un coronel con alma de capitán, que sigue creyendo en los ideales de hace 35 años. ¿Esto afectó su carrera?

VASCO LOURENÇO: No sólo a mi. Todos los militares que participaron en el 25 de abril y que no se arrepintieron ni cambiaron de posición fueron evidentemente perjudicados en sus carreras. La inmensa mayoría de los dirigentes de la revolución que tuvieron una intervención mayor acabaron su carrera con el grado de teniente-coronel.

El trío inicial que dirigía el MFA, Vítor Alves, Otelo de Carvalho y yo, terminamos la carrera con ese grado. Melo Antunes, que era el responsable del programa político, también terminó como teniente-coronel. Las promociones a coronel (suya y de Alves), vienen más tarde, cuando ya estábamos en la reserva.

IPS: Pero con algunas excepciones…

VL: Claro que existen algunas excepciones de destacados dirigentes del MFA que llegaron a oficiales generales, pero no a la cima de la carrera. Por ejemplo, a Pedro Pezarat Correia, uno de los más brillantes de siempre del ejército portugués, sólo le permitieron llegar a general de brigada y otro tanto ocurrió con Franco Charais.

Los militares de abril, pese al disgusto por el desarrollo de esa situación, de las desilusiones, no nos arrepentimos. Continuamos creyendo que valió la pena.

IPS: La suerte de los «capitanes de abril» fue echada el 25 de noviembre de 1975, cuando las unidades fieles al llamado «grupo de izquierda moderada», suyo y de Melo Antunes, terminó con el poder militar revolucionario, tanto comunista del general Vasco Gonçalves como de la izquierda radical del mayor Otelo de Carvalho. Pero poco después, la derecha militar se aprovechaba de la situación…

VL: El 25 de noviembre, yo fui el comandante operacional y mi adjunto fue (el general Antonio dos Santos) Ramalho Eanes (presidente portugués de 1976 a 1986). Hasta hoy asumo mi papel, no estoy arrepentido.

En esa ocasión estaba el grupo de los vencedores y el grupo de los vencidos. Pero también en el grupo de los vencedores, hubo un grupo vencedor y uno vencido. Del vencedor hacíamos parte los que logramos crear condiciones para que el objetivo principal del 25 de abril, aprobar la constitución democrática, se verificase, lo que ocurrió en abril de 1976.

El grupo de los vencidos dentro de los vencedores quería ir más allá, quería liquidar a los comunistas, quería «sangre» y nosotros lo paramos, no dejándoles ir hasta eso punto.

IPS: Entre éstos, el comandante del regimiento de comandos de Amadora, coronel Jaime Neves, que en la época propuso atacar militarmente las sedes del Partido Comunista, será ahora ascendido, ya en la reserva, al grado de general. ¿Por qué se decide esto justamente en vísperas de los 35 años de libertad en Portugal?

VL: El contexto político en que es realizada esa promoción es una señal preocupante. Es un acto político que pretende valorizar una postura que tiene que ver muy poco con los valores del 25 de abril. Tiene mucho más que ver con la represión.

No logramos saber el porqué de esta promoción. Nos dijeron que era por acción del ejército, (pero) es falso. La iniciativa fue del presidente de Portugal (el conservador Aníbal Cavaco Silva). Es una iniciativa de carácter política que él disfrazó de militar. Es un acto que va contra todas las reglas militares.

Neves, portavoz del grupo de los más duros, pasados 33 años y en el momento de las conmemoraciones del 25 de abril, va a ser promovido a general «por distinción». Con qué argumento, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que es una ofensa al propio 25 de abril.

IPS: El MFA pedía acabar con inmensas diferencias sociales, pero las porfiadas estadísticas sitúan hoy a Portugal como el país más injusto de la Unión Europea, la corrupción en franco aumento y con una población que cada vez confía menos en los políticos y en la justicia. ¿Quedó por cumplir cabalmente el sueño de los capitanes?

VL: Hay señales preocupantes, pero pasados 35 años la democracia es sólida y espero que no esté en peligro. Yo diría que en Portugal los problemas creados por la crisis (mundial) son muy fuertes, con indicadores que son muy preocupantes, pero la democracia aún no está en peligro, a pesar de haber señales preocupantes.

Es necesario encontrar nuevas fórmulas, a través de una participación mayor de la sociedad civil, de la democracia, de las libertades y no de la represión, reencontrando los valores de la ética, el honor, la honestidad, que fueron perdidos, y acabar con la corrupción, que se expandió enormemente.

Si no se recuperan esos valores, para encontrar soluciones a la crisis creo que nos colocaríamos al borde de una nueva «rebelión de los esclavos», algo que siempre creó nuevos problemas, comenzando para los propios «esclavos».

IPS: Una situación que se repite en mayor o menos grado en todo el mundo…

VL: El mundo enfrenta una situación muy complicada y las políticas hasta ahora seguidas fallaron. La crisis es fundamentalmente de valores y de consecuencias económicas demasiado fuertes.

Hemos verificados estos últimos años que la defensa del primado de la economía sobre la política falló rotundamente. No me parece que esas políticas, que resultaron en fracaso, sirvan ahora para sacarnos de la crisis.

Pero la historia nos enseña que la sociedad siempre encuentra salidas. En este momento, está encontrando una, que es (el presidente de Estados Unidos, Barack) Obama, pero vamos a ver si él tiene condiciones para llevar a la práctica las medidas que él mismo propone. La pregunta que se impone es: ¿Podrá implantar las medidas necesarias para superar la crisis?.

IPS: En Portugal se han levantado varias voces, entre ellas la de los «capitanes de abril», contra la impunidad de la tortura y las prácticas represivas en Estados Unidos, tan comunes en Portugal antes de 1974. ¿Le parece que Obama está dispuesto a cambiar de raíz esta imagen negativa de su país?

VL: Es evidente que es una señal preocupante que haya dicho que no va a castigar a los torturadores. Eso es ya una indicación, de que estaría de acuerdo con la sanción, pero que no lo va a hacer.

En Estados Unidos, la tendencia enorme fue limitar libertades en nombre de la defensa contra el terrorismo, intentando arrastrar a otros países en esa política de limitar las libertades. En algunos casos lo lograron, en Portugal, afortunadamente no.