Los sombríos presagios acerca de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UpM) de 7 de junio en Barcelona se hicieron realidad. Los gobiernos de los países copresidentes de la UpM junto con el gobierno del país anfitrión pospusieron la cumbre para otoño ante la imposibilidad de presentar unos mínimos resultados sobre los principales […]
Los sombríos presagios acerca de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UpM) de 7 de junio en Barcelona se hicieron realidad. Los gobiernos de los países copresidentes de la UpM junto con el gobierno del país anfitrión pospusieron la cumbre para otoño ante la imposibilidad de presentar unos mínimos resultados sobre los principales temas en discusión, el conflicto entre Israel y Palestina en primer lugar, pero también la incapacidad creciente de la Unión Europea para materializar las expectativas de ayuda económica y financiera a los países de las riberas norteafricana y oriental del Mediterráneo. Los 43 jefes de Estado que debía reunir la II cumbre de la «Unión del Mediterraneo» deberán esperar a mejor ocasión, aunque la agudización de la crisis económica y social en los llamados PIIGS de la UE y las tensiones crecientes en Oriente Medio no augura una pronta superación de este último tropezón. Pero este fracaso no ha sido el primero y tampoco será el último…
Desde que la «Declaración de Barcelona» proclamase en noviembre de 1995 el objetivo de «convertir el Mediterraneo en un espacio de paz, estabilidad, prosperidad y de seguridad intensificando el diálogo político e instaurando una asociación económica y financiera, así como una asociación social cultural y humana», el llamado «Proceso de Barcelona» (1) ha sufrido periodos de estancamiento, serios fracasos y crisis del proyecto.
La última crisis de la Asociación euromediterránea se produjo al poco tiempo de celebrar la Conferencia de Representantes de gobiernos de la región «Barcelona+10» en noviembre de 2005. Esta última crisis fue producto de las tensiones entre los estados europeos sobre la centralidad, arquitectura institucional y medios financieros del proyecto euromediterráneo en relación otros proyectos que miraban hacia el Este, y también del choque de intereses entre las antiguas metrópolis coloniales por preservar o aumentar sus respectivas influencias comerciales, política y cultural en la región, especialmente entre Francia, Italia y España. En diciembre de 2007 los gobiernos de Prodi, Zapatero y Sarkozy relanzan el proyecto de integración regional con el «Llamamiento de Roma por la Unión del Mediterráneo», cuya I cumbre con el título de transición «Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterraneo» se celebró en Paris el 13 de Julio de 2008 durante la Presidencia francesa de la UE.
El «Proceso de Barcelona», surgido durante el periodo histórico de auge de la globalización neoliberal, se encuentra en la actualidad en un nuevo contexto producto de la crisis económica internacional y particularmente de la Eurozona, con la dramática situación económica de los países del Sur de la UE, Grecia, Portugal, España e Italia, la decadencia de la hegemonía imperialista de Estados Unidos y la aparición de nuevas potencias emergentes que configuran un mundo multipolar, y la creciente contestación social a la globalización capitalista cuya expresión más avanzada son los procesos de liberación social y antiimperialista en América Latina con la creación del ALBA, etc. En esta nueva situación la «Unión por el Mediterráneo» (UpM), en tanto que proyecto europeo de dominación neocolonial de la región, afronta considerables obstáculos que amenazan su viabilidad.
La UpM un proyecto neocolonial al servicio de la seguridad y la dominación económica de la UE
Más allá de la retórica de buenas intenciones, el núcleo duro de los objetivos de la UpM desde la «Declaración de Barcelona» es la aplicación de las políticas neoliberales en la región que faciliten a la UE, y particularmente a las potencias de Francia, Italia y España, el control económico, comercial y financiero, así como el acceso a las materias primas y recursos básicos, de los países de las riberas Sur y Este, y zonas aledañas, y la ejecución de una política de seguridad para que los países de la ribera oriental y del Norte de África levanten un nuevo muro que contenga y reprima los flujos migratorios hacia los países de la UE
En efecto, los objetivos de Seguridad hacia la inmigración ha sido una constante en la colaboración entre los países de la UpM. Con la crisis y el aumento masivo del paro los gobiernos de la UE han endurecido las medidas represivas y autoritarias contra la inmigración. El pasado 25 de febrero los ministros de inmigración de la UE a propuesta de Eric Besson dieron otra vuelta de rosca en materia de Seguridad con la adopción de 29 medidas destinadas a reforzar la militarización de las fronteras europeas, facilitar y agilizar todavía más las expulsiones, y para implicar más a los países del Sur en el sellado de las fronteras e impedir la circulación libre entre las dos riberas.
En cuanto a los objetivos de asociación comercial, económica y financiera el balance de sus resultados es ampliamente favorable a la UE fruto de relaciones muy desiguales entre ambas orillas del Mediterráneo y ha significado la transferencia de decenas de miles de millones de dólares anuales desde los PAM a la UE :
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La creación de la Zona de libre comercio (ZLC) en el área mediterránea ha sido muy beneficiosa para la UE. A pesar de la dependencia de la UE de las importaciones de petróleo y gas de los países del Sur y Oriente Mediterráneo (PAM), y de la capacidad exportadora de estos en el sector textil, la balanza comercial señalaba en 2004 un superávit de 22.000 millones favorable a los países de la UE sobre un volumen de intercambios próximo a los 150.000 millones de dólares, y en consecuencia deficitario para los PAM.
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En el conjunto de la región Mediterránea la deuda externa de los PAM alcanzaba en 2003 los 160.000 millones de $, y el servicio de la deuda significa la transferencia desde los PAM al Norte de cerca de 19.000 millones de $ anuales, de los cuales el 65% se dirige a los Estado de la UE firmantes de la Declaración de Barcelona….El pago anual de la deuda supera en la mayoría de los PAM el 20% de los ingresos por sus exportaciones.
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En cuanto a las ayudas al desarrollo de la UE a los PAM, los llamados fondos MEDA, han sido insuficientes para favorecer el desarrollo. Dichos fondos representaban en 2004 alrededor de un 0,4% del PIB de los PAM (4 euros persona/año), cuando las transferencias de la UE a los países de Europa Central y Oriental ascendían en 2004 a 12,2 euros habitante/año, y quedan muy lejos de las transferencias realizadas a los propios países europeos del Sur, España, Portugal y Grecia en el proceso de integración europea. Los Fondos MEDA solo cubren una pequeña parte de los ingresos arancelarios que los PAM dejarán de ingresar cuando culminen las Zonas de libre cambio mediterráneas.
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Las expectativas de crecimiento de la Inversión extranjera en los PAM antes del estallido de la crisis económica internacional no se han cumplido, y en cualquier caso su incremento es menor respecto del total mundial.
En la actualidad la UE prosigue la presión sobre los PAM para la adopción de reformas de liberalización económica y de apertura a los mercados y culminar el objetivo de Zona de libre cambio euromediterráneo en el 2012, mediante la abertura sin restricciones a las inversiones extranjeras, a la instalación de las empresas europeas en sus territorios, la protección de los derechos de propiedad intelectual, de transferencias por tecnología, la aplicación de cambios legislativos que favorezcan los objetivos de liberalización y la prioridad del sector privado en la economía, la desregulación y flexibilización del mercado de trabajo, etc.
Las claves que pueden explicar un fracaso anunciado
El desacuerdo a la hora de concertar una estrategia común sobre el agua en la reciente Conferencia (celebrada el 13 de abril en Barcelona) ha contribuido a hacer encallar la Unión por el Mediterraneo. En este desacuerdo incide el conflicto entre Israel y los países del Oriente próximo a la hora de definir los territorios ocupados de Palestina, Líbano y Siria, así como la oposición de Turquía a aprobar la convención de la ONU que regula la relación entre los países que comparten una cuenca fluvial.
Los conflictos históricos en la región siguen sin resolverse y ponen de manifiesto el fracaso de la UpM para encontrar una solución justa y pacífica entre sus miembros (2). Además, las vulneraciones del derecho internacional por el estado de Israel, los crímenes de guerra cometidos durante la «Operación plomo fundido», pusieron en evidencia la complicidad de la UE con Israel (venta de armas y munición, etc.) y es un obstáculo fundamental en el funcionamiento de la «UpM».
En cuanto a los objetivos de democratización y garantía de los derechos humanos que se repiten ritualmente en las conferencias y reuniones euromediterráneas el fracaso también es notable. La hipocresía de los gobiernos europeos en esta materia es un escándalo, se niegan a arriesgar sus intereses comerciales y negocios ante los gobiernos y regímenes corruptos del Sur, y no dudan en servirse de ellos para mantener a las poblaciones sojuzgadas y neutralizar cualquier revuelta contra las políticas antisociales resultantes de la aplicación de políticas neoliberales.
Otro fracaso que afecta gravemente a los PAM es el prolongado estancamiento de las negociaciones sobre agricultura y pesca, sectores en los que los países del Sur tienen capacidades exportadoras importantes. En este asunto los países de la UE siguen aplicando políticas proteccionistas, o levantan muy lentamente las barreras aduaneras, lo que refuerza las dudas sobre que pueda completarse la Zona de Libre Cambio en 2012.
Por último, las promesas de la UE de inversión y ayudas a los PAM, que como hemos visto han sido tan insuficientes durante los años de «vacas gordas», difícilmente van a mejorar en plena crisis económica cuando se encaran duros programas de recorte del gasto o debe hacerse frente al riesgo de impago de la deuda en algunos países de la UE.
La pregunta que suscita este balance de fracasos, al menos para los pueblos de los países de la ribera Sur y Oriental del Mediterraneo es: ¿Para qué nos sirve la «Unión por el Mediterraneo» donde los países de la Unión Europea sacan notables ventajas y exprimen y saquean los recursos de los países del Sur y Oriente del Mediterráneo sin aportar contrapartidas equivalentes?
Mirar más allá de la Unión por el Mediterraneo
Aunque se resuelvan algunos de los obstáculos que han impedido la celebración prevista de la II Cumbre de la UpM, los problemas de fondo que afectan al proyecto neocolonial de la UpM seguirán sin resolverse.
Mientras exista una desigualdad tan flagrante entre ambas riberas del Mediterráneo, mientras la UE siga siendo una potencia capitalista con ambiciones imperiales y neocoloniales, y las riberas del Sur y Oriente se encuentren débiles y divididas entre sí, a merced de regímenes corruptos y autoritarios, la Unión por el Mediterraneo será un instrumento al servicio de los ricos de Europa.
No cabe refundación o reforma de un proyecto de dominación colonial. Ante un proyecto de dominación, como ha quedado demostrado a lo largo de la historia, y particularmente entre los PAM en la lucha por su independencia, solo cabe resistir y organizar de nuevo un movimiento de Liberación con un programa radicalmente anticapitalista, antiimperialista, social y democrático, un proceso que se extienda entre los países del Sur y establezca relaciones de cooperación entre iguales. Hay que mirar por tanto más allá de la UpM, hacia los procesos de liberación de América Latina, hacia el ALBA, siempre más allá… con el Socialismo como horizonte.
Para que «otro Mediterráneo» sea posible, los pueblos del Sur deben desprenderse de los monarcas y regímenes corruptos que se han enriquecido con el Proceso de Barcelona, con las Zona de Libre Cambio, o con la misma Unión por el Mediterráneo.
Para estos objetivos deben contar con el apoyo de las gentes solidarias del Estado español, de los que son y están en el «Sur» social de las ciudades y campos de los países de la ribera Norte del Mediterráneo.
Diosdado Toledano González. Miembro de la Presidencia de Izquierda Unida Federal y de la Comisión promotora de la «Asociación político-cultural Socialismo21».
Notas:
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El llamado «Proceso de Barcelona» es la denominación informal de la «Asociación euromediterránea» o «Europartenariado», en la actualidad «Unión por el Mediterráneo».
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Al previsible fracaso de resultados se suma la negativa de varios países árabes a reunirse con el ministro de Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman.
Fuente: Artículo publicado en la Revista Pueblos mes de junio 2010.