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Un plus de inestabilidad para la UE

Fuentes: Gara

La prensa europea repitió anteayer muchos términos y adjetivos, extendiendo el fantasma de la inestabilidad alemana al ámbito comunitario. Todo dependerá de cuánto tiempo tarden los partidos alemanes en formar un Ejecutivo sólido y estable. Mientras tanto, la Unión Europea seguirá aguantando la respiración. Tras el «no» a la Constitución europea en las consultas celebradas […]

La prensa europea repitió anteayer muchos términos y adjetivos, extendiendo el fantasma de la inestabilidad alemana al ámbito comunitario. Todo dependerá de cuánto tiempo tarden los partidos alemanes en formar un Ejecutivo sólido y estable. Mientras tanto, la Unión Europea seguirá aguantando la respiración.

Tras el «no» a la Constitución europea en las consultas celebradas en el Estado francés y Holanda, la perspectiva de una fase de inestabilidad gubernamental más larga de lo previsto en el socio más importante de la Unión Europea (UE) agrava la incertidumbre sobre la dirección y ritmo del proceso de integración europeo.

Los comentaristas hablaban ayer de «parálisis», «inestabilidad» y «desconcierto» en referencia a Alemania, y muchos de ellos extendían las mismas previsiones de futuro (y de presente) a la actual UE.

Y es que encima de la mesa comunitaria hay, ahora mismo, cuestiones ciertamente delicadas. El próximo 3 de octubre, por ejemplo, la agenda oficial recuerda que la Unión debe abrir negociaciones de adhesión con Turquía, cuestión sensible donde las haya para Alemania, y que ha centrado, en buena parte, la campaña.

Los Veinticinco deben, además, dar pasos para salir del impasse provocado por el frenazo al Tratado constitucional.En este sentido, la Comisión Europea celebra hoy un seminario sobre el futuro de Europa y la presidencia británica del Consejo de Ministros de la Unión ha citado a los jefes de Estado y de Gobierno a una cumbre informal en octubre sober esta misma cuestión. Siguen pendientes negociaciones fundamentales sobre cuestiones económicas y financieras, sobre política exterior y sobre próximas ampliaciones, con Rumanía y Bulgaria a punto de ataque de nervios.

La gran cuestión pendiente, lógicamente, por mucho que el Tratado constitucional oculte casi todo lo demás, es la negociación del próximo marco financiero comunitario (2007-2013), y ahí es donde Alemania tratará de imponer todo su peso, el demográfico y, sobre todo, el económico. Así que es lógico pensar que la inestabilidad institucional que provocará en Alemania el resultado electoral afectará también a esa negociación en el seno de la Unión Europea.

La «pausa de reflexión» que muchos líderes comunitarios mencionan para evitar hablar de crisis podría ser más larga de lo previsto. Muchos editorialistas europeos coincidían ayer en apuntar que «el inmovilismo amenaza a Europa». El diario francés «Le Figaro» afirmaba incluso que el riesgo de «parálisis» es mayor que nunca.

En la misma línea, la reacción de los medios políticos europeos, los liberales sobre todo, ha sido también esclarecedora. El propio Barroso, presidente de la Comisión, ha dejado traslucir su decepción por los resultados obtenidos por Merkel.

Y es que la derecha europea soñaba ya con una Alemania dirigida por la CDU que acompañase a un Parlamento controlado por el Partido Popular Europeo. De paso, la oposición democristiana a la futura adhesión de Turquía allanaba el camino a otros socios donde este tema es también sensible, por ejemplo en el Estado francés.

Eje franco-aleman

Las consecuencias de los comicios para el renqueante eje franco-alemán fue ayer otro de los protagonistas a nivel europeo. París echó ayer una mano subrayando que ese eje seguirá siendo corazón y motor de la UE sea cual sea el signo del Gobierno federal que finalmente se forme en Alemania, pero seguro que habrá perturbaciones.

Curiosamente, los dos principales socios de la Unión sufren similares dificultades: desempleo, reformas (eufemismo de rebajas o restricciones) de la fiscalidad y de las jubilaciones, del estado de bienestar o del mercado del trabajo.

En París, todos los políticos coincidían ayer en subrayar que el peor escenario posible sería el de un Gobierno alemán en guerra permanente. Desde Praga, el diario «Hospodarske Noviny» ampliaba el peligro incluso a las relaciones transatlánticas, reflejando que las elecciones del domingo no eran alemanas, sino europeas. –