El acuerdo suscrito este jueves entre el Reino Unido y Francia, en apariencia responde a la demanda de organismos multilaterales (uno de ellos la Cruz Roja) que han pedido a Europa dar respuesta a un problema que afecta a millones de personas. Cabe repetir, en apariencia, porque en realidad se dirige a imprimir mayor efectividad […]
El acuerdo suscrito este jueves entre el Reino Unido y Francia, en apariencia responde a la demanda de organismos multilaterales (uno de ellos la Cruz Roja) que han pedido a Europa dar respuesta a un problema que afecta a millones de personas. Cabe repetir, en apariencia, porque en realidad se dirige a imprimir mayor efectividad al uso de la fuerza policial contra los indocumentados.
Bernard Cazeneuve y Theresa May, ministro galo y ministra británica acordaron en Calais, Francia, la creación de un centro común de «comando y control» para luchar contra la migración clandestina en el norte de Francia.
¿Cómo ha logrado Francia reducir de manera ostensible «el número de intrusiones» por la zona de Calais? Con el envío de 500 policías franceses franceses para ayudar a los 1,300 que ya estaban apostados allí. Esa es la respuesta de Cazeneuve, quien no agrega que esto es un incremento significativo del uso de la fuerza.
«Al principio del verano, el número de intrusiones era de 1.700, pero ha caído a entre 100 y 200 a principios de esta semana», anuncian las autoridades francesas.
Gran Bretaña también aumentará el número de efectivos «dedicados a la seguridad». Se creará en Eurotúnel una nueva sala de control y se desplegarán «equipos suplementarios para vigilar el tráfico de carga 24 horas al día y siete días a la semana para reducir el número de pasajeros en situación irregular», dice el documento dado a conocer.
Un comando unificado y un equipo conjunto de Gran Bretaña y Francia, serán creados para luchar contra las redes de traficantes, anuncian.
El pretexto es deshacer las redes de tráfico de personas, pero la existencia de esas redes tiene su origen en las restricciones para el ingreso a los territorios, que tienen un evidente sello clasista.
Esas restricciones persisten y tienen el mismo sello, de manera que los centros de detención y la fuerza militar y policial se dirigen fundamentalmente a los mismos emigrantes.
La parte aparentemente simpática del acuerdo es la identificación de las potenciales víctimas de tráfico, en particular las mujeres y los niños, para otorgarles información y colocarlos en lugares seguros.
El apoyo a Italia y Grecia no es otra cosa que el reforzamiento de las unidades militares, policiales y de inteligencia. Y del diálogo con los países de origen, poco hay que decir. Sencillamente, se trata de dotarlos de medios para que los gobiernos repriman con mayor efectividad los intentos de salida de sus fronteras.
Un tema del orden imperialista
Aunque los textos neoliberales se nieguen a reconocerlo, el origen de los flujos de indocumentados se encuentra hay que buscarlo en el esquema vigente de relaciones internacionales.
El acuerdo entre Gran Bretaña y Francia llama la atención sobre el tema hoy, y la opinión pública mira hacia el flujo de indocumentados en el Norte de Francia, hacia los «accidentes» en Ceuta y Melilla, que son los muros entre África y España; hacia las poblaciones descendientes de inmigrantes que reclaman sus derechos en Francia, en España, en Gran Bretaña y en otros países de Europa, y hacia los recientes naufragios que han cobrado cientos de vidas en el Mediterráneo.
Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que la tragedia de los menores centroamericanos en el camino hacia Estados Unidos, el uso (legal e ilegal y en ambos casos abusivo) de la fuerza en la frontera entre Estados Unidos y México, son dramas que continúan, pues no se les ha dado solución de fondo.
La ultraderecha en el manejo contra Cuba
El peso de la ultraderecha en el tratamiento de fenómenos globales como la migración, es ideológico y es también de hecho.
Con motivo del restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, los sectores que administran el portal Martí Noticias, se ocupan de dejar claro que continúan vigentes la Ley de Ajuste Cubano, aprobada en 1996, y la conocida política Pies Secos- Pies Mojados, que otorgan a las personas de nacionalidad cubana facilidades para obtener residencia y ciudadanía estadounidense tras llegar como indocumentados a ese territorio.
Es una política de atracción de cubanos que forma parte de la selección de inmigrantes, en el entendido de que la población cubana, mayoritariamente blanca y con educación secundaria como nivel mínimo de escolaridad, puede servir mejor al capital que grupos humanos procedentes de otros países pobres.
El portal contrarrevolucionario también hace propaganda al programa de atracción de médicos cubanos: «El Programa para Profesionales Médicos Cubanos del gobierno estadounidense (Cuban Medical Professional Parole Program, CMPP) concede visas y condición de refugiado al personal médico cubano en misiones internacionales en terceros países», dice en su página.
Y para estimular a los médicos, agrega: «Una vez que el profesional médico pruebe que es cubano, la embajada estadounidense en el país le otorgará documentos para facilitar el viaje a Estados Unidos».
Persiste, pues, la sucia manipulación del tema, pues Estados Unidos llama a los cubanos, y particularmente a los profesionales cubanos, pero mantiene centros de detención y realiza repatriaciones numerosas de centroamericanos y personas de otras zonas del mundo.
La UE en las suyas
En una cumbre extraordinaria de la Unión Europea (UE), en abril pasado, el presidente de Francia, François Hollande, declaró que su país preparó un proyecto de resolución para el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que se propone hundir, en los territorios de origen y aún vacíos, los barcos utilizados por inmigrantes ilegales.
El liberal Monsieur Hollande manifestó el racismo que destila por los poros. Es un sello de la ultraderecha que, como parte del esquema de pensamiento de los grupos dominantes a nivel global, le es impreso también a la derecha y a una buena parte de la mal llamada centroizquierda.
Por eso más de un funcionario europeo ha sido partidario de que las labores de rescate tengan escaso financiamiento, en el entendido de que quien tenga miedo de morir en el mar sencillamente se quede en casa.
Las posiciones radicales y ultraconservadoras son rechazadas solo en la forma, porque, en los hechos, Europa mantiene la decisión de que esté lejos de sus fronteras la miseria que en buena medida ha sembrado el centenario saqueo imperialista. Para que esa pobreza no le represente una carga directa, diseña formas efectivas de aplicar la fuerza.
No es casual que Gran Bretaña y Francia encarguen a sus respectivos ministros de Interior la toma de medidas dirigidas a pautar en el futuro el tratamiento de este fenómeno.
¿Es coincidencia la similitud con lo que hace Estados Unidos?
¿Acaso se puede interpretar de otro modo el hecho de que en el siglo XXI haya muros, vallas y centros de detención de indocumentados en Norteamérica y en Europa?
La política antiinmigrantes es racista, clasista y esencialmente inhumana… Como el sistema que se sirve de ella, criminal.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.