Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Después de 25 años el agua de París vuelve a ser pública. Lo decidió hace una semana el ayuntamiento al quitarles el encargo a las empresas Veolia y Suez, las dos mayores multinacionales del agua. Con la municipalización del agua, el ayuntamiento parisino ahorrará unos 30 millones de euros.
La revolución francesa. A partir del 1 de enero de 2010 un ente público en cuyo comité de gestión habrá representantes de los trabajadores y de los consumidores gestionará el ciclo completo del agua en la capital francesa. En 1985 las multinacionales Suez y Veolia se hicieron con la gestión de las aguas parisinas con la complicidad de Chirac. Han sido veinte años de abusos, precios «inflados» e incluso de casos chocantes de corrupción. En cambio, no ha habido cambios significantes desde el punto de vista de la calidad del servicio. También en París, igual que aquí, la gestión privada ha acarreado una serie de efectos colaterales debidos a la falta de competencia. En Francia, tres cuartos de la gestión de las aguas está hoy en manos privadas, pero se espera que, siguiendo el modelo parisino, la gestión pública vuelva a prevalecer en otras zonas del país.
Italia se queda mirando. El Parlamento acaba de aprobar la ley 133 que supondrá la privatización del agua precisamente desde 2010. En el artículo 23 bis se favorece «el traspaso de la gestión de los servicios públicos locales, en vía ordinaria, a favor de empresarios o sociedades escogidos mediante procedimientos competitivos y transparencia pública». Todo ello a fin de «favorecer la mayor difusión posible del principio de competencia, de libertad de establecimiento y de libre prestación de servicios de todos los operadores económicos interesados en la gestión de servicios de interés general en ámbito local».
Bien común. En otros términos, se abren las puertas a la privatización del agua. El servicio hídrico se ha comparado con cualquier otro servicio público de relevancia económica, por lo que quedará sometido a las reglas de competencia. 2010 será el año del cambio. Es increíble pensar que Francia e Italia vayan a emprender caminos tan distintos a propósito de un bien fundamental como el agua. Unos abandonarán una larga privatización; los otros inaugurarán un periodo de privatización extensa, que los experimentos locales han demostrado deficitario así como oneroso para los consumidores.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/13035/Un+sorso+di+libert%26eacute%3B