Por mucho que Silvio Berlusconi quiera disfrazar su nuevo milagro de ayer en la Cámara Baja del Parlamento como una «victoria política», lo que el primer ministro italiano tiene delante de sí es un campo minado. Principalmente porque sigue sin contar con una mayoría suficiente en esta Cámara como para no tener sudores fríos cada […]
Por mucho que Silvio Berlusconi quiera disfrazar su nuevo milagro de ayer en la Cámara Baja del Parlamento como una «victoria política», lo que el primer ministro italiano tiene delante de sí es un campo minado. Principalmente porque sigue sin contar con una mayoría suficiente en esta Cámara como para no tener sudores fríos cada vez que quiera aprobar una ley en el Parlamento.
Después del escándalo vivido ayer en la sede del Legislativo, Il Cavaliere se fue a ver al presidente de la República, Giorgio Napolitano, que le pidió que encontrara los aliados políticos suficientes para evitar convocar elecciones anticipadas y seguir gobernando hasta el final de la legislatura.
La posición de Napolitano es de sobra conocida. Ante la situación económica actual, cree que unas elecciones ahora sólo crearían más incertidumbre entre los inversores extranjeros. Aunque Italia aún no ha sufrido la embestida de los mercados que se han cebado con otros países como Irlanda, Portugal o España, la elevada deuda pública es una espada de Damocles. Y ese punto de vista es compartido por Berlusconi, que ayer, en una rueda de prensa, se mostró dispuesto a «seguir adelante con este Gobierno hasta que la situación lo permita».
En búsqueda de socios
¿Quiénes pueden ser esos aliados? No hay mucho donde elegir. En las últimas semanas Il Cavaliere se ha ganado con sus declaraciones más enemigos de los que tenía. No sólo Futuro y Libertad, el partido que organizó Gianfranco Fini en agosto después de que Berlusconi lo echara del Pueblo de la Libertad por criticar sus decisiones. «De Fini ni hablo», dijo ayer el primer ministro.
Está también la Unión de Centro de Pier Ferdinando Casini, que ayer votó a favor de la moción de censura y que, por si le quedaban dudas, dijo que «su única salida es gobernar con lo que tiene o ir a las urnas».
Por ahora el PdL sólo cuenta con el apoyo seguro de la Liga Norte de Umberto Bossi. Aunque al veterano líder separatista no le hace feliz la idea de seguir gobernando en minoría y lleva unos días diciendo que, «con un par de votos de diferencia, lo mejor son las elecciones». Esto también lo piensa el ministro de Interior, Roberto Maroni, que ayer pidió a Berlusconi que «amplíe la mayoría o convoque los comicios».
«Si hubiera que convocar elecciones, nosotros tenemos los números», aseguró Berlusconi ayer. Si fuera por eso, es posible que ya lo hubiera hecho. Adelantar las urnas implica dimitir, y, entre el 11 y el 25 de enero, la Corte Constitucional emitirá su veredicto sobre el Legítimo Impedimento, la ley que permitiría al primer ministro evitar los cuatro juicios que tiene pendientes por su condición como jefe del Gobierno.
El veredicto estaba previsto para hoy, pero el tribunal decidió aplazarlo para no encrespar más el panorama político. Berlusconi, pues, no tomará una decisión hasta entonces. Por el medio vendrán las navidades, todos tendrán tiempo de reflexionar y, si no lo hacen, a lo mejor Il Cavaliere se encuentra más diputados despistados como los de ayer.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/351715/un-triunfo-para-ganar-tiempo