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El Salvador

Una danza sin antifaces

Fuentes: Rebelión

Los días y las semanas han apagado los fuegos de las campañas electorales, el polvo de las promesas y el sueño de los candidatos. Al final, la terca realidad impone su sentido y su color. El nuevo gobierno, cumpliendo con el clamor de diálogo, negociación y concordia, se ha convertido en la respuesta a ese […]

Los días y las semanas han apagado los fuegos de las campañas electorales, el polvo de las promesas y el sueño de los candidatos. Al final, la terca realidad impone su sentido y su color.

El nuevo gobierno, cumpliendo con el clamor de diálogo, negociación y concordia, se ha convertido en la respuesta a ese clamor, y aparece como un gobierno que a diferencia del actual, no tiene ni tendrá contradicción alguna con las cúpulas empresariales, ni con la Casa Blanca, ni con el Banco Mundial ni el Fondo Monetario Internacional. Esto lo convierte en una especie de gobierno de concordia, aunque en realidad, es la concordia, es el acuerdo y es la negociación con los ya conocidos poderes conservadores, imperiales y transnacionales, que son, precisamente los factores que desde adentro y fuera del país impiden toda posibilidad de bienestar social y de dignidad, así como de construcción de un país que asegure la humanidad a sus habitantes.

Todo este proceso está transcurriendo ante la mirada de los distintos sectores sociales, pero, a diferencia del pasado, estamos ante una especie de danza sin antifaces, porque al nuevo gobierno le es imposible en esta coyuntura aparecer y parecer como un gobierno de izquierda cuando está construyendo una política de derechas, con los sectores de derecha y para las derechas.

La ausencia de antifaces es una buena noticia porque posibilita, por un lado, la corrección de opiniones o posiciones sobre un gobierno que al entenderse como de derecha puede provocar una conducta política diferente en las personas, y el actual momento puede facilitar esto. Pero también, se abre el momento del envilecimiento ante aquellos casos que entendiendo la coyuntura y la real naturaleza del gobierno, sigan manejando la idea de que se trata de un gobierno y de una política de izquierda. La vida dirá cuál de estos dos caminos se impondrá en los hechos.

La columna vertebral del nuevo gobierno es la figura del Asocio para el Crecimiento (APP). Este es el corazón y la esencia gubernamental. Todos debemos saber que esto otorga a Washington el control del país. Da a las empresas transnacionales el dominio de la economía y el uso de todo lo que en nuestro país se pueda llamar recurso. Esta figura significa un control mayoritario del mercado sobre la vida política y económica de la sociedad. Toda posibilidad de una política al servicio del país y de sus mayorías, naufraga, en la entrega de la nación a las grandes empresas.

Políticamente estamos ante un relevo histórico porque el nuevo gobierno ejercido por el partido FMLN aspira a convertirse en el relevo histórico de ARENA como instrumento de la oligarquía y de los Estados Unidos. En cierto modo, la confrontación del partido FMLN con ARENA tiene a su base esta realidad, es decir que, ARENA pierde su calidad de instrumento y es reducido a un partido más de derecha, mientras el imperio y la oligarquía dan la bienvenida a su nuevo socio, aliado, e instrumento.

Esta circunstancia es testimoniada por toda la actividad empresarial, por el trabajo de sus intelectuales que atienden al partido de gobierno y al nuevo gobierno, formándolos e informándolos sobre lo que ha de hacer un gobierno bueno para servir al mercado.

Por supuesto que el nuevo gobierno no cuenta con la ventaja de poder culpar al Presidente Funes de desaciertos o de conductas antipopulares, porque ahora se trata del gobierno del FMLN y este será el que degolle los intereses de los pensionados, el que luche contra la actividad sindical, el que trate de impedir toda resistencia social y el que en definitiva aumente la conflictividad social.

El conflicto es un factor permanente de la realidad y a ningún ser vivo le es extraño, pero cuando hablamos de conflictividad nos estamos refiriendo a una situación en donde ese conflicto no es resuelto, ni tan siquiera abordado o reconocido, pero estalla en forma de resistencia social que busca defender ya vida humana amenazada y la vida de la naturaleza deteriorada. En las actuales circunstancias es esta resistencia la que aumentará, se desarrollará, y construirá posibilidades de alternativas.

Esto tiene que ver, tal como lo hemos dicho, con la alternativa que siempre funciona en singular y casi nunca en plural, porque esta alternativa no es ninguna variante sino que expresa una realidad nueva, un orden nuevo que niega y excluye al orden anterior. Y esto es así porque en estas circunstancias, para el pueblo está abierta la tarea de construir una alternativa de país que se levanta ante el actual momento en donde se construye un país anexionado, un país sometido al mercado, entregado a las transnacionales, y precisamente, hemos de construir un país con vida, con agua, que asegure la comida para sus habitantes, con ciencia y tecnología, con democracia participativa, con un lugar en Centroamérica, con armonía entre la economía y la naturaleza. Y esa alternativa choca y niega el orden actual. Por eso es, precisamente, alternativa. Y esta es la tarea que la realidad pone en nuestras manos y el momento nos exige.

No hay tiempo que perder!

Dagoberto Gutiérrez es miembro de la Tendencia Revolucionaria, ex comandante guerrillero y firmante de los acuerdos políticos que dieron fin a la guerra civil de El Salvador.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.