Las últimas semanas se han caracterizado por un extraño aire dentro de la política nacional. El gobierno de Laura Chinchilla está en una decadencia absoluta, sin pies, ni cabeza, ni tronco, ni brazos, ni nada. Tanto así que prefirió irse de paseo a España, a visitar a la familia de su esposo o quizás, muy […]
Las últimas semanas se han caracterizado por un extraño aire dentro de la política nacional. El gobierno de Laura Chinchilla está en una decadencia absoluta, sin pies, ni cabeza, ni tronco, ni brazos, ni nada. Tanto así que prefirió irse de paseo a España, a visitar a la familia de su esposo o quizás, muy retorcidamente, a observar las represiones policiacas de los millones de desclasados y de los miles de hambrientos que hoy deambulan por las calles de la vieja Hispania romana.
El gobierno sin rumbo ha visto la necesidad de optar por medidas sumamente represivas para controlar lo que se le salió de control desde un principio. Con malos consejeros y ministros, Chinchilla, más sola que nunca, dirige a Costa Rica a un abismo profundo, el país está en el borde y solo falta un pequeño empujón gubernamental.
Extraños también parecen ser ciertos hechos que, como siempre, nunca suceden aislados, aunque la prensa pareciera dar ese sentido, sino que son reflejo de una putrefacción de lo que empieza a ser Costa Rica: una Sodoma y Gomorra de vicios y desenfrenos (ojalá sexuales, pues probablemente no pasarían estos desmanes politiqueros) entre una cúpula gobernante que tiene a una pésima títere en el poder y que tuvo un breve lapsus interno que el pueblo no supo explotar.
Un breve recuento
Los días 3 y 4 de noviembre, el periódico La Nación sacó una información sobre la crisis de la democracia costarricense. El hecho no es reconocer dicha crisis, misma que está en decadencia desde hace ya muchos años. [1] Lo trascendente está en el manejo que se le da a la información. Hay una práctica tendenciosa de este diario por manipular a la población hacia formas de gobierno que benefician a este grupo de poder económico y con los cuales, siempre han tenido simpatías, se trata del autoritarismo fascista. Costa Rica nunca ha escapado a estas tendencias que han asolado a América Latina.
Pocos días después, el gobierno de Laura Chinchilla hizo eco de estas encuestas con una represión pocas veces vista en el país: dirigir todo su potencial de la policía militarizada contra una población débil e indefensa. [2] Eso fue una respuesta cobarde que solo caracteriza a los gobiernos autoritarios que se aprovechan de la fuerza para usar la violencia contra un pequeño grupo que se manifestaba pacíficamente. [3] Esta cobardía quedó demostrada una semana después cuando, esa misma policía, no se atrevió a agredir a una gigantesca multitud de indignados que caminaron saturando las calles de San José. [4]
Evidentemente, el desgobierno no podía darse el chance de provocar la violencia por segunda vez: primero porque haber agredido a una multitud implicaría un descontrol social inimaginable, con una policía que no está preparada para eventos de corte revolucionario a gran escala; segundo porque no era el momento, Laura Chinchilla y sus asesores debían dar una nueva imagen de no violencia para tratar de recuperar algo de la ya decaída imagen de su gobierno.
El mismo 15 de noviembre, aprovechando al pueblo en las calles manifestándose contra la violencia, trataron de dar un silencioso golpe de estado contra el magistrado de la Sala Constitucional Fernando Cruz. [5] El Partido Liberación Nacional, junto a sus escuálidos esbirros, dio un zarpazo al Poder Judicial, una prueba más del abuso autoritario del poder, esta vez del poder legislativo dirigido por el partido oficial. Lamentablemente para ellos, el tiro les salió por la culata. Por más que intentaron quitarse de encima al único magistrado que ha tenido un notable acercamiento con las causas sociales, no pudieron hacerlo, primero por la falta de pruebas para no relegirlo, segundo por lo inconstitucional del acto.
No cabe duda que la Sala Constitucional escribe sus resoluciones en piedra, abusando de sus atribuciones, pero deshacerse del magistrado que votó en contra del TLC con Estados Unidos, en contra de la relección del déspota de Oscar Arias, en contra de la minería de oro a cielo abierto en Crucitas y en otros casos de trascendencia nacional, es un descaro total a lo que se llama el régimen democrático costarricense. Obviamente, el Arias que ya celebraba en su fiesta de matrimonio con una cabeza menos que se opusiera a sus fascistas políticas, se terminó amargando en la luna de miel. ¡Y ni qué decir de su hermano! [6]
La no relección del magistrado Cruz trajo consigo una crisis dentro de la cúpula gobernante. [7] La burguesía costarricense se hizo mella así misma: un poder ejecutivo manoseado por los hermanos Arias estaba ansioso de cortar esa cabeza, movió todos sus hilos del poder para conseguirlo, aunque fuese por un breve periodo de tiempo; un poder judicial que se sintió apuñalado como nunca antes hizo, así mismo, lo que nunca antes había hecho: salir a las calles a protestar por tal intromisión antidemocrática; y un poder legislativo fragmentado, donde el Partido Liberación Nacional, que en un primer momento logró atraer a sus acólitos aliados, los perdió rápidamente ante los cuestionamientos populares.
Por otro lado, un pueblo que no aprovechó la oportunidad para revelarse en medio de la división interna de la burguesía, aunque breve, hizo que la grave situación política continuara sin ton ni son. Sin embargo, esto puede explicarse por varias posibles razones: la más importante, quizás, es la falta de condiciones objetivas y subjetivas del pueblo para poder llevar a cabo grandes transformaciones, pero también entra el juego de la Sala Constitucional, misma que pareciera aliviar las tensiones entre opresores y oprimidos en Costa Rica con ciertas resoluciones que apaciguan cualquier aire revolucionario, esto fue el caso de la Ley Mordaza o el fallo por las acciones violentas en la marcha del fotocopiado contra el ministro Zamora . Y si a esto se le suma la apariencia de riqueza y derroche durante un viernes negro, el resultado final es un país adormecido y domesticado para recibir palo y aguantarse las ganas de llorar.
Y por supuesto, no podían faltar las declaraciones de un subteniente de la Fuerza Pública de Los Chiles de Alajuela haciendo un llamado a asesinar campesinos. [8] Esto es una manifestación más de la oleada de represión y autoritarismo que está viviendo Costa Rica en medio de una crisis del modelo democrático liberal burgués y de un sistema económico que no da más, pero que ha sabido refugiarse en una falsa ilusión de confort por parte de una sociedad enajenada.
La hipótesis
Todo lo anterior, sumado a gobiernos con cada vez menos capacidad para dirigir los destinos del país, está llevando a Costa Rica a un peligroso abismo que ciertos sectores de mucho poder económico han ansiado desde hace varias décadas: un gobierno de mano dura y autoritarismo que se someta fácilmente a sus designios. Son los viejos oligarcas burgueses encabezados por una cúpula que cuenta con los medios económicos e ideológicos para lograrlo.
Estas cúpulas están desesperadas porque tienen una presidenta totalmente ineficiente en la función pública, sin ningún tipo de liderazgo, sin la firmeza prometida pero con una ineptitud creciente. Están que se arrancan los pelos porque su candidato, Rodrigo Arias, está por el suelo en las encuestas, a pocos meses de las elecciones internas del Partido Liberación Nacional. Están en una especie de histeria porque no pudieron quitarse del camino al magistrado que se ha encargado de contradecirlos en los últimos ocho años. La desesperación aumenta cuando sus diputados, tan ineptos como su presidenta, no logran tener el control del parlamento.
Y toda esa desesperación se está manifestando en acciones de violencia y represión. La puerta ya se abrió y difícilmente se cerrará.
Lo que parece ser es que esas cúpulas están preparando el camino para su ansiado autoritarismo. Están provocando el descontento en la población, pero ese descontento lo están dirigiendo hacia sus intereses. No quieren que las masas tomen conciencia y se conviertan en sujetos de su propia acción política. Saben que aflojar mucho la cuerda del descontento podría desembocar en un proceso revolucionario, para ello canalizan el enojo hacia la institucionalidad democrática para luego encausarla contra el gobierno, para que el pueblo desesperado pida a gritos un nuevo rumbo, pero no dirigido por él, sino por el poder económico y sus medidas autoritarias fascistas. Aunque Laura Chinchilla tiene un acercamiento a estas formas de gobierno, el poder detrás del trono sabe que no es la persona que necesitan para gobernar de esta manera. Ellos necesitan un gobierno fuerte y no uno enclenque como este.
Es un posible escenario, es solo un análisis de un contexto extraño. Pero: ¿Ser o no ser? He ahí el dilema.
Notas
[1] La Nación. 4 de noviembre de 2012. Cae satisfacción de ticos con su democracia y su sistema político. En: http://www.nacion.com/2012-11-
[2] Kaos en la Red. 9 de noviembre de 2012. Violenta represión policial contra manifestantes en capital de Costa Rica. En: http://kaosenlared.net/
[3] CircoSubconsciente. 11 de noviembre de 2012. 8NV2012: La Costa Rica de Laura Chinchilla. Con imágenes de Stella Chinchilla. En: http://www.youtube.com/watch?
[4] Semanario Universidad. 21 de noviembre de 2012. Represión potenció concurrencia a marcha del 15 de noviembre. En: http://www.semanario.ucr.ac.
[5] La Nación. 16 de noviembre de 2012. Congreso saca a magistrado de Sala IV con histórico voto. En: http://www.nacion.com/2012-11-
[6] CR Hoy. 19 de noviembre de 2012. Diputado Villalta: «Al magistrado Cruz le cobran que no se arrodilló ante Rodrigo Arias». En: http://www.crhoy.com/diputado-
[7] CR Hoy. 23 de noviembre de 2012. Caso de Magistrado Cruz detona pugnas internas en la fracción del PUSC. En: http://www.crhoy.com/caso-de-
[8] La Nación. 23 de noviembre de 2012. Retiran a subteniente de Los Chiles por supuesta orden de ‘matar’ campesinos. En: http://www.nacion.com/2012-11-
José Solano. Educador
Fuente: http://www.
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