4- La profunda dependencia del modelo capitalista semicolonial costarricense de los grandes capitales financieros y de la inversión extranjera directa, así como de los vaivenes de los mercados mundiales controlados por el imperialismo, se vio incrementada notoriamente una vez que estalló la crisis de la recesión económica en los Estados Unidos en 2008 pasado. El imperialismo […]
4- La profunda dependencia del modelo capitalista semicolonial costarricense de los grandes capitales financieros y de la inversión extranjera directa, así como de los vaivenes de los mercados mundiales controlados por el imperialismo, se vio incrementada notoriamente una vez que estalló la crisis de la recesión económica en los Estados Unidos en 2008 pasado. El imperialismo no logra reponerse aún de esta crisis recesiva y por el contrario, la misma hoy está extendida por toda la Unión Europea. Luego de la desaceleración ocurrida en el país durante 2007-2010, todo indica que la economía costarricense ha logrado una ligera recuperación. Los índices del comercio exterior y los flujos de la inversión extranjera han llegado incluso a mostrar niveles de crecimiento en ciertos sectores claves tales como el sector financiero, el sector turístico e inmobiliario y de especial relevancia, todo el sector amparado en los regímenes de zona franca ligado a las industrias de alta tecnología que reportan alzas en sus tasas de ganancia al cerrar el 2011. Sin alcanzar los niveles de crecimiento anteriores a la crisis del 2007, el crecimiento del PIB en 2011 ya arrojaba una recuperación aproximada del 4%, tendencia que el Banco Central y los economistas de la burguesía consideran se mantendrá en los años inmediatamente siguientes. Pero en las aberraciones de la economía capitalista no todo es color de rosa. Así también ha habido sectores capitalistas perdidosos los cuales se notan en la industria, el comercio y la agricultura que son a la vez los sectores más grandes de la economía costarricense y que juntos representan más de la mitad de la producción nacional. Sin embargo el imperialismo no sale de su crisis y el impacto de la devastadora recesión en Europa que parece no tocar fondo, amenaza con agravar la precaria recuperación de la economía costarricense. En fin, que la estabilidad económica coyuntural del país no se inserta en ninguna tendencia de crecimiento ni de estabilidad a mediano o largo plazo de la economía capitalista tanto a nivel local como mundial. Por el contrario, la tendencia predominante es a la inestabilidad general en razón de tres circunstancias principales: 1- la crisis insoluble en curso en las economías imperialistas de los Estados Unidos y la Unión Europea que determinan los flujos de capitales y de comercio exterior de la economía costarricense, 2- el conjunto de prebendas fiscales otorgadas por los Gobiernos al Gran Capital y 3-los niveles de super explotación de la mano de obra costarricense y migrante en el sector privado, lo cual se explica sólo por la ausencia y crisis de la organización sindical en este sector de los trabajadores, que impide de momento las luchas de resistencia conscientes contra este modelo de super explotación capitalista.Todas estas circunstancias determinan en efecto que, por un lado, aún se mantengan aquellas tasas de ganancia y super-explotación en los sectores capitalistas «ganadores» y que, por otro, se difieran y amortigüen los golpes que vienen padeciendo los trabajadores en aquellos otros sectores capitalistas «perdedores».
5- A nivel nacional esta crisis hoy tiene su centro en los síntomas de quiebra del Estado costarricense y sus instituciones, donde también su expresión más acabada lo es el recurrente y creciente déficit fiscal de los gobiernos centrales. El Gobierno anterior de Oscar Arias se desempeñó en un marco de crecimiento económico y de endeudamiento externo que le permitió ciertos márgenes de gobernabilidad hasta que, una vez que estalla la recesión imperialista del 2008, se vio incluso obligado a adelantar su «Plan Escudo» para enfrentar la crisis en el último año de su Gobierno. Este Plan Escudo no era otra cosa que un típico Plan de Ajuste en contra de las condiciones de vida y de trabajo del pueblo en general y de los trabajadores del sector público en particular. El «escudo» en rigor lo era para los capitalistas metidos en su propia crisis. Hoy el Gobierno de Laura Chinchilla se enfrenta a la misma crisis capitalista de fondo pero sin los niveles de crecimiento económico, ni los márgenes de endeudamiento, ni los márgenes de gobernabilidad de su antecesor. No obstante no ha renunciado a tener y dar continuidad a su propio «plan escudo» donde la Reforma Fiscal es su principal pivote. Y no es para menos. Hoy el gigantesco déficit fiscal del Gobierno Central – que irónicamente ocurre en un contexto de altas tasas de ganancia del Gran Capital – amenaza con colapsar al propio Gobierno Central. Y como la regla del capitalismo tanto en el sector público como en el privado es hacer que la crisis la paguen los trabajadores y el pueblo costarricense, hoy el Gobierno de Laura Chinchilla arremete con una agenda de medidas abiertamente anti-obreras y anti-populares donde los destinatarios más inmediatos lo son los trabajadores del sector público en sus condiciones de salario y trabajo, y el pueblo costarricense presa del deterioro y desmantelamiento acelerado de los servicios públicos básicos, principalmente los de Salud y Educación. El regresivo Plan Fiscal de este Gobierno, su política salarial de hambre en el sector público y privado, el proyecto de salario único en el sector público, el proyecto de Ley de Empleo Público que entroniza la precariedad laboral en este sector, la crisis hospitalaria y en general de la Caja Costarricense del Seguro Social, la crisis presupuestaria y de inversión en Educación e Infraestructura, etc, son todas ellas medidas y síntomas de la grave crisis fiscal que atraviesa el Gobierno y que el Gobierno pretende paliar con este conjunto de medidas anti-obreras y anti-populares y con mayores índices de endeudamiento interno y externo. Mientras tanto, la política de «escudo capitalista» del Gobierno de Laura Chinchilla continua favoreciendo las aperturas en telecomunicaciones y electricidad así como las concesiones de explotación de los recursos naturales a los capitales de las industrias hidro-extractivas, las corruptas concesiones de obra pública y todo tipo de prebendas tributarias a las inversiones imperialistas. La insoluble crisis del Gobierno es muy sencilla: sus ingresos no alcanzan para cumplir con sus gastos básicos y elementales. Y su Plan de Ajuste para afrontar esta crisis del déficit topa con el sector más organizado, experimentado y concentrado de los trabajadores costarricenses, es decir, con los trabajadores del sector público, quienes con su resistencia y movilización constituyen hoy el principal obstáculo del Gobierno para salir de su crisis.
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