Recomiendo:
0

La Liga pogromista de Salvini, triunfadora de las elecciones italianas

Una tragedia italiana a la antigua

Fuentes: Rebelión

¿Días de 1922? Todavía no, pero Italia esta en el buen camino para «festejar» dentro de cuatro años el centenario de la llegada de Mussolini y de su movimiento fascista al poder ¡con un régimen que se le parecerá -casi- como dos gotas de agua! ¿Por qué esta introducción tan atípica cuando todo el mundo […]

¿Días de 1922? Todavía no, pero Italia esta en el buen camino para «festejar» dentro de cuatro años el centenario de la llegada de Mussolini y de su movimiento fascista al poder ¡con un régimen que se le parecerá -casi- como dos gotas de agua!

¿Por qué esta introducción tan atípica cuando todo el mundo no habla de otra cosa que de la victoria de los «populistas», del triunfo de los «euroescépticos», de la derrota del «centro- izquierda» y evidentemente del caos post- electoral y de la probable «ingobernabilidad» de Italia? Simplemente porque preferimos mirar un poco más allá de nuestras narices, para ver no los epifenómenos sino la esencia de las cosas en un momento en que en Italia están gestándose los acontecimientos que ¡van a marcar nuestra vida también en Grecia!

Entonces, ¿quién ha ganado las elecciones italianas? Claramente, la Liga de Salvini. No la «Liga Norte», que ya no existe, sino la Liga a secas de toda Italia, que la ha sucedido. Y no porque ha aumentado de manera espectacular su resultado electoral o porque ha superado a su aliado y socio Silvio Berlusconi, sino sobre todo por las razones siguientes bastante más sustanciales y… temibles.

* Porque la Liga de Salvini es más que un partido, ya que posee todas las características (influencia de masas y una base bien organizada) que hacen que sea quizás el movimiento organizado de masas más importante de pequeño-burgueses racistas y rabiosos y otros elementos plebeyos desesperados en la Europa de hoy.

* Porque es la fuerza política italiana que sube como una flecha porque se va a beneficiar prioritariamente del inexorable declive de su aliado Forza Italia de Berlusconi, pero también porque se va a aprovechar de las debilidades flagrantes del -por el momento triunfante- Movimiento 5 Estrellas, sobre todo si se va a encontrar en un Gobierno obligado a gestionar la profunda crisis económica y social italiana.

* Porque la Liga sabe mejor que nadie lo que quiere y no tiene el menor escrúpulo (moral o democrático) para llevar a cabo sus proyectos usando los más repugnantes medios inmorales e inhumanos.

* Porque el estado actual de la sociedad italiana, así como el hundimiento de la izquierda, del centro-izquierda y más generalmente del movimiento obrero italiano empujan a las masas de trabajadores y de gentes de izquierda desesperadas, confundidas y a partir de ahora políticamente huérfanas, a la búsqueda de nueva representación política… la que les es ofrecida en primer lugar por esta Liga demagógica y «antisistema». Y no es casualidad que en sus primeras declaraciones tras las elecciones, Salvini se haya dirigido exactamente a esos «huérfanos» de la izquierda que no han ido a votar, para invitarlos a unirse a su partido…

* Porque el Movimiento 5 Estrellas que podría competir con la Liga de Salvini está abandonando su radicalismo «antisistema» para hacerse lo antes posible aceptable por los centros de decisión italianos e internacionales. Como se apresura a declarar tan elocuentemente, solamente tres días después de las elecciones, su fundador y -aún- hombre fuerte Beppe Grillo: «Somos un poco cristiano-demócratas, un poco de derechas, un poco de izquierdas, un poco centristas… podemos adaptarnos a cualquier cosa»!…

* Finalmente, porque la Liga de Salvini ha sido favorecida por la subida en flecha de la extrema derecha casi por toda Europa e incluso más allá.

Si el gran vencedor de las elecciones italianas es pues la Liga de Mateo Salvini, el gran perdedor es sin duda el centro-izquierda del Partido Demócrata (PD) de Mateo Renzi. No sólo es que su desplome electoral haya sobrepasado incluso las previsiones más pesimistas, ni que no haya alcanzado ni siquiera el 19% de los votos o que la Liga, hasta ayer un partido regional, le pise los talones y esté apenas a un 1% de él. Es sobre todo que el PD está explosionando, ya que una parte de sus diputados se orientan hacia el apoyo a un eventual Gobierno Di Maio del Movimiento 5 Estrellas, mientras que se multiplican las salidas de sus cuadros y sus miembros decepcionados y desorientados parecen querer replegarse sobre sí mismos. Y todo esto mientras que Renzi declara dimitir y «congelar» su dimisión varias veces al día (!) y da la impresión de haberse divorciado de la realidad cuando da muestras de una arrogancia sin límites ¡haciendo sin cesar elogios… de sí mismo!

Sin embargo, este Renzi postelectoral convertido en el hazmerreír incluso entre quienes hasta ayer aún le elogiaban, es el mismo Renzi que, durante años, era presentado por los medios internacionales como el más talentoso joven dirigente europeo y el que encarnaba mejor la nueva izquierda europea. Desgraciadamente para ellos así como para los seguidores de la izquierda llamada «realista», su éxtasis por el «fenómeno» Renzi no ha podido impedir la revelación de la implacable realidad: Su favorito no era más que un fanfarrón egocéntrico totalmente insignificante cuya mayor proeza ha sido que ¡ha contribuido como nadie al hundimiento y puede que a la desaparición de la mutación centrista y neoliberal de los restos de lo que ha sido el antaño tan poderoso partido comunista italiano!

«¡Qué trágico fin de la izquierda italiana y de su líder de izquierda!» se lamentan ahora en coro los medios internacionales seguidos por todos los estados mayores políticos que no han cesado de elogiar el «realismo» y el futuro brillante de la nueva izquierda italiana. Pero, ¿de qué líder de izquierda hablan cuando el propio Renzi nunca ha sido miembro de un partido que haya tenido ni siquiera una relación lejana con la izquierda, dado que él ha sido siempre… demócrata-cristiano? Como por cierto han sido demócrata-cristianos con un pasado rico en puestos gubernamentales, muchos otros dirigentes de este PD llamado de «centro-izquierda». Un partido ante el cual antiguos dirigentes de la vieja Democracia Cristiana Italiana (DCI) como, por ejemplo Aldo Moro, pasarían por… bolcheviques. Triste conclusión: Incluso a posteriori, todos aquellos (periodistas y otros políticos) que han hecho nombre y carrera queriéndonos dar gato por liebre de la izquierda deberían ahora tener la decencia de pedir perdón por su increíble engaño…

Finalmente, solo los ingenuos impenitentes podrían calificar el resultado de las elecciones italianas y sus consecuencias trágicas de «enorme sorpresa» y de trueno en un cielo azul. En realidad, este resultado constituye la culminación lógica del largo periodo de descomposición metódica -si no planificada- de la izquierda italiana, que ha abierto el camino primero a la aparición y después al desarrollo fulgurante de la extrema derecha. En este cuadro general, el giro de importancia histórica ha sido la participación del partido de Rifondazione Comunista, entonces en pleno ascenso, en el Gobierno neoliberal de Romano Prodi (2007). Esta participación ha sellado no solo el declive irremediable de esta formación de la izquierda radical, sino también el principio del fin de los poderosos movimientos sociales italianos, los cuales hace solamente 13-14 años, eran la locomotora de un movimiento radical europeo en pleno esplendor.

La conclusión no es en absoluto optimista: La extrema derecha pogromista de la Liga de Salvini, pero también las más pequeñas organizaciones neofascistas, parecen enraizarse en una sociedad italiana derrotada y desorientada, desde hace mucho tiempo corroída por el «berlusconismo» y que se convierte en presa fácil de los populistas sin escrúpulos y otros racistas de extrema derecha ¡que se reivindican a menudo del pasado fascista! Una razón de más que hace que la solidaridad activa a los movimientos sociales italianos y a la refundación de la izquierda radical italiana sea de una importancia vital no sólo para el país vecino, sino también para toda Europa…

 

Traducción: ​ Fátima Martín

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.