Desde hace siete meses la textil Fibratex está ocupada. Los trabajadores, que dividen su tiempo entre la ocupación y las changas, se resisten a abandonar el local a la espera de la incierta reapertura de la planta. «Nunca levantamos la ocupación y por ahora no la vamos a levantar», asegura Griselda Fernández, una de los […]
Desde hace siete meses la textil Fibratex está ocupada. Los trabajadores, que dividen su tiempo entre la ocupación y las changas, se resisten a abandonar el local a la espera de la incierta reapertura de la planta. «Nunca levantamos la ocupación y por ahora no la vamos a levantar», asegura Griselda Fernández, una de los 60 trabajadores que están sosteniendo la ocupación de la fábrica, iniciada el 18 de septiembre de 2010.
En total, unos 150 trabajadores esperan la reapertura de la fábrica. La plantilla original se ha ido desmembrando ya que algunos empleados, los más veteranos, optaron por jubilarse. Los que aún esperan, en su mayoría mujeres, reparten el tiempo entre la ocupación y las changas «haciendo limpiezas, feria y cuidando enfermos en casas de salud», explica Fernández. En todos los casos, la falta de trabajo estable es el denominador común. La seguridad de la planta está a cargo de los propios trabajadores y de una custodia de 24 horas a cargo de una empresa privada, servicio pagado por el Banco República (BROU). En estos siete meses de ocupación, «nunca vino la policía» a desalojarlos, ni tampoco han tenido contacto con los nuevos propietarios del local ocupado, comentó Fernández.
En Remate
El conflicto en Fibratex se desató como un último coletazo de la crisis en la que está sumergida desde hace décadas la industria textil. El disparador de esta ocupación, a cargo del Congreso Obrero Textil (COT), fue el remate del predio de la planta en los primeros días de septiembre de 2010. Es que el gobierno y los trabajadores habían acordado que la subasta del predio y la maquinaria sería de manera conjunta. Esto facilitaría, virtualmente, el retorno de los 150 trabajadores a la planta. Tras el remate parcial y con la ocupación en ciernes, el gobierno convocó a los trabajadores para aclarar la situación y «pedir disculpas». En definitiva, el local fue adquirido por el empresario uruguayo Enrique Manhard, responsable de las tiendas Chic Parisien, Indian Outlet, La Casa de las Telas y Parisien. El grupo empresarial pagó US$ 2.050.000, dejando a cuenta una seña superior a los US$ 600.000. Los empresarios afirmaron entonces que la idea era convertir la vieja fábrica en una planta que ocupara a 200 personas, y no hacerla un depósito, como temía el sindicato. En tanto, la maquinaria fue comprada por el Banco República y permanece en Fibratex. Los trabajadores señalan que la maquinaria no se puede trasladar a otro local, como ha planteado el gobierno en estos meses, por lo costoso de la mudanza y por las dimensiones de los artefactos. La única forma de mover la maquinaria sería si la redujeran a chatarra, explicó Fernández.
Reapertura
En contrapartida, el COT intenta consolidar un proyecto para reabrir la sección de hilandería de la planta por un período de tres meses. Para ello, se asociaría con un industrial uruguayo que exporta su producción a Argentina. El tema será retomado por el gobierno luego de Semana Santa. El director de Trabajo, Luis Romero, dijo ayer a El País que convocará a los trabajadores de Fibratex para ver «dónde estamos parados y cuál es la propuesta del inversor» que apoya el plan del sindicato. Romero destacó que se busca terminar con el conflicto porque «está siendo muy largo». «Aquí pueden aparecer los dueños del edificio que son los que lo compraron en el remate, tenemos que tener cuidado con eso», explicó el jefe de Dinatra. El proyecto, la situación de la ocupación y las negociaciones con el gobierno también serán temas a exponer por parte del sindicato a los legisladores. Para ello, el sindicato programó una visita a la planta textil para el martes 26. El balance que hace el sindicato sobre las negociaciones con los ministerios de Industria y Trabajo, no es alentador. «Hasta ahora no hubo resolución; seguimos a la espera», comentó Fernández, quien recordó que la ronda de contactos incluyó un pedido de entrevista al presidente José Mujica. El mandatario nunca les contestó.