Hace un año exactamente que un grupo de gitanos barceloneses nos manifestamos ante el Consulado de Francia para protestar por las declaraciones realizadas por el Diputado francés Guilles Bourdouleix quien dijo que «tal vez Hitler no mató a suficientes gitanos» Nuestra protesta tuvo un gran eco y en todo el mundo civilizado se habló de […]
Hace un año exactamente que un grupo de gitanos barceloneses nos manifestamos ante el Consulado de Francia para protestar por las declaraciones realizadas por el Diputado francés Guilles Bourdouleix quien dijo que «tal vez Hitler no mató a suficientes gitanos»
Nuestra protesta tuvo un gran eco y en todo el mundo civilizado se habló de la bestialidad manifestada por este infame político que fue expulsado de su partido, el centrista UDI, aunque siguió siendo alcalde de la importante ciudad de Cholet que tiene más de 50.000 habitantes.
Guilles Bourdouleix que ya fue condenado en primera instancia, ha visto su condena ratificada el pasado martes por el Tribunal de Apelación de Angers a pagar la cantidad de 3.000 euros.
Y esto es lo que motiva nuestra indignación. No vemos la proporcionalidad entre el delito cometido, ─porque fue un delito y no una simple falta─, y la misérrima cantidad de la condena, que debe ser para él poco más que calderilla. Porque, ¿qué interpretación harán de esta sentencia los racistas de siempre, cobijados bajo el paraguas triunfador en la pasadas elecciones europeas del partido de la señora Le Pen? ¿No entenderán algunos que todavía se está a tiempo de complementar la acción asesina de las cámaras de gas mediante la persecución y las agresiones a cualquier tipo de gitanos? Desde luego así lo han entendido los partidos racistas y antigitanos existentes en Grecia, en Hungría, en Eslovaquia, en Holanda y en tantos otros países. El panorama del actual Parlamento europeo es verdaderamente desolador cuanto contemplamos la extraordinaria presencia que tienen en el mismo los grandes vencedores de los comicios, llamados asimismos euroescépticos o eurófobos .
Pero, ¿qué le pasa a Francia?
Tampoco entendemos la postura de los jueces franceses. ¿Es o no es una provocación al odio racial y a la violencia el que el alcalde de la ciudad se lamente de que Hitler no hubiera acabado con todos los gitanos? ¿No pueden interpretar sus conciudadanos que en el lamento del alcalde hay una invitación a llevar a cabo lo que a Adolf Hitler no le dio tiempo a culminar?
Tres mil euros de condena supone haber renunciado al tiempo de prisión que con ecuanimidad le hubiera correspondido. Si a este admirador de Hitler se le hubiera aplicado, por ejemplo, el artículo 510.1 de nuestro Código Penal le hubiera caído una pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses. Como no conocemos la sentencia no podemos saber a cuanto asciende el importe diario de la multa que debe ser una ridiculez si tenemos en cuenta que en España la duración de la pena de multa oscila entre cinco días y dos años y que el importe mínimo diario es de 1,20 euros y el máximo de 300,51 euros.
Ya puede estar contento este mal nacido porque no se le pueda aplicar en su país lo que establece el Proyecto de Ley Orgánica por el que se modifica el Código Penal y que está ahora en tramitación en el Congreso de los Diputados. El nuevo artículo 510.1 en su letra c) eleva la pena de prisión de uno a cuatro años a «quienes nieguen, trivialicen gravemente o enaltezcan los delitos de genocidio […] o enaltezcan a sus autores, cuando se hubieran cometido contra un grupo o una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia al mismo, por motivos racistas,…» etc.
El alcalde de Cholet ha trivializado gravemente el genocidio cuando se ha lamentado de que Hitler no hubiera matado a más gitanos. El alcalde de Cholet ha enaltecido a la persona de Hitler cuando le considera autor de algo que él admira: matar gitanos, aunque no tantos como a él le hubiera gustado. Finalmente, para que todo el peso de la Ley española hubiera caído sobre él, su enaltecimiento del dictador nazi lo es porque Hitler actuó contra un grupo o una parte del mismo, por razón de su pertenencia al mismo, por motivos racistas .
Si nosotros hubiésemos podido intervenir en el juicio sin duda alguna que hubiésemos pedido para él una pena de prisión de cuatro años y la inhabilitación para seguir ejerciendo cargo público alguno. En cambio no sabemos si con esos 3.000 euros el señor Guilles Bourdouleix tan solo se habrá tenido que privar de alguna que otra francachela con sus seguidores.
Juan de Dios Ramírez-Heredia. Abogado y periodista. Presidente de Unión Romani
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