Dentro de poco tiempo llegan las fiestas de Navidad, y con ellas (como el turrón) la vuelta a casa por unos dias a ver a la familia. Pero claro, el vivir en otro país distinto al tuyo significa que esa vuelta normalmente la haces en avión. Es entonces cuando empiezas a leer la nueva normativa […]
Dentro de poco tiempo llegan las fiestas de Navidad, y con ellas (como el turrón) la vuelta a casa por unos dias a ver a la familia. Pero claro, el vivir en otro país distinto al tuyo significa que esa vuelta normalmente la haces en avión. Es entonces cuando empiezas a leer la nueva normativa de «seguridad» que algún «lumbreras» a tenido a bien incorporar. No había suficiente con la paranoia norteamericano-estadounidense, y la gran Europa tenía que importarla. Ahora, por el sólo hecho de comprar un billete de avión, eres declarado terrorista en potencia. Nada de presunción de inocencia ni tonterías de esas. ¡Eres un terrorista hasta que demuestres lo contrario! El viejo pero nunca suficientemente valorado método de usar el miedo colectivo y el ‘bien común’ para restar libertades, tan usual al otro lado del Atlántico, empieza a llegar con fuerza por estas latitudes, a través del ‘gobierno europeo’, eso que nadie sabe muy bien lo que es y para lo que sirve (y que puede que convenga que no se sepa muy bien, es una buena escusa para imponer algo sin que el pueblo se tire encima del gobierno local)
Así que, visto el panorama, voy a proponer algunas nuevas medidas a ese ‘etéreo’ gobierno europeo, que aconsejo pongan en práctica lo más pronto posible en aras de salvaguardar nuestra amenazada seguridad. Ya que nos tratan como a terroristas, que se note.
- El sistema guantanamero: consiste en que, junto a las famosas bolsitas transparentes en las que introducir la peligrosísima agua mineral natural y otros objetos similares(las ensaimadas de Mallorca parece que no son consideradas armas de destrucción masiva), nos vendan (faltaría mas) el ‘kit viajero guantanamero’, compuesto por: mono de trabajo naranja; esposas de alta seguridad para manos y pies, cuyas llaves deberán depositar en la ventanilla de facturación; capuchón hecho de suave tejido de saco. Los viajeros deben llegar convenientemente ‘uniformados’ a las puertas de embarque. Se puede estudiar que, para los viajeros de business class, el color del mono sea ‘orange‘. Este sistema es además una gran forma de potenciar el sector textil y metalúrgico en España.
- El sistema Ansar, magníficamente llevado a cabo durante el anterior gobierno de España durante las repatriaciones de inmigrantes ilegales. Consiste en introducir en el catering que se sirve en vuelo (en este caso seria necesario que existiera este servicio, así que habría que añadirlo al precio del billete) una potente droga tranquilizante que deje a todo el pasaje inconsciente hasta la llegada al destino. También potenciará el sector farmacéutico y hostelero español.
- El sistema cubículo: sustituir los actuales asientos por celdas de alta resistencia de un metro cuadrado, en las que ‘alojarse’ confortablemente. El equipaje de mano quedaría depositado a la entrada al avión, lejos de las criminales manos del viajero. Además, con el sobrepeso de las celdas habría que reducir el peso del equipaje permitido a unos 2 Kg. por persona, evitando así otros muchos problemas. Una buena ayuda al sector metalúrgico, si señor.
- El sistema naturista: NADA de equipaje de mano y, además, el viajero debe presentarse a embarcar completamente desnudo. Antes de proceder a subir al avión se procederá a un completo chequeo por rayos X, incluyendo un tacto rectal para asegurarse de la inexistencia de sustancias peligrosas.
- El método ayuno, que creo debería usarse como complemento de los demás: todo viajero debe presentarse completamente en ayunas durante al menos 48 horas, evitando con ello que tanto el estómago como la vejiga contengan una cantidad de líquido superior a los 100 cc. permitidos. En caso de viajeros con emergencia que no cumplan este requisito, se procederá a extirpar completamente vejiga y estómago, dada su evidente peligrosidad. Dichos órganos serán devueltos al término del viaje. Los gastos médicos corren a cuenta del viajero, por negligente, nada de Seguridad Social. Un buen empuje al sector sanitario.
En resumidas cuentas, pongamos nuestra seguridad sobre todo lo demás, incluida nuestra libertad. Los que mandan saben lo que nos conviene … es por nuestra seguridad y bienestar … todo lo hacen por nuestro bien …. ¿verdad, Winston Smith?