Recomiendo:
0

Volkswagen, Deustche Bank y Siemens: un cuento alemán

Fuentes: Naiz

Alemania es el motor, los países PIGS un lastre. ¿Dónde queda aquello de que los empresarios al estar motivados por sus propios beneficios terminarían por competir haciendo mejores productos que beneficiarían a los clientes? Los mitos se montan en un laboratorio palaciego y se deshacen en las cloacas. Los latinos somos vagos, no pagamos las […]

Alemania es el motor, los países PIGS un lastre. ¿Dónde queda aquello de que los empresarios al estar motivados por sus propios beneficios terminarían por competir haciendo mejores productos que beneficiarían a los clientes? Los mitos se montan en un laboratorio palaciego y se deshacen en las cloacas. Los latinos somos vagos, no pagamos las deudas y echamos la siesta. Los alemanes son metódicos, guapos y honestos. Sirven para mandar.

Dejando a un lado a German Lubitz, el piloto que estrelló el vuelo 9525 de Germanwings en Marzo, parece haber pruebas de que la sacrosanta trinidad del capitalismo alemán, no es trigo limpio. Volkswagen, Deustche Bank y Siemens, las 3 joyas de la corona carolingia. Los paradigmas de la nueva Europa. Y nos pondremos el buzo más recio con la nariz tapada, para abrir la alcantarilla. Este motor echa demasiado humo.

Resulta que ahora nos fijamos más en si mi coche está trucado, para cobrar los mil euros que quizá me ofrezcan, en si tal comunidad (Navarra sin ir más lejos) se perderán puestos de trabajo, o si la publicidad ha sido en parte engañosa. El asunto principal es que el coche mata más por el gas que sale por su tubo de escape, que por los accidentes que provoca; que ya es decir. Y que los vigilantes de nuestra salud sólo aparentan cubrir el expediente.

¿Pero quién controla al controlador? «Puesta la ley, puesta la trampa» dice el vulgo. El ministro Soria se pone de rodillas a rezar para que no se lleven a otro país las fábricas, pero no le preocupa lo más mínimo la salud de sus administrados. Nos venden el automóvil como un portentoso artefacto que nos da la vida y resulta que es al contrario. Existe un atentado gravísimo a la salud pública y un engaño a usuarias y consumidores. Un ejemplo perfecto del sistema (capitalista) inmoral que nos gobierna, con el permiso de una importante mayoría electoral. Deberíamos plantearnos qué puñetas hacemos en nuestras ciudades rodeados de coches por todas partes. Usemos de una vez las piernas, la bici o el bus.

¿Cuánto puede ganar una empresa que sabe se está arriesgando a pagar multas de 16.000 millones de euros? ¿O es que les sale mejor pagar la multa, aunque les pillen? La buena reputación de la economía alemana se basa en la credibilidad de estas tres empresas, que han tenido graves problemas con la justicia y el fisco. Veamos con la poca luz que entra por las rendijas.

VW, el coche del pueblo (en alemán), no es el único caso de fraude. Este año, Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania con 45.000 trabajadores, y el sexto del mundo, acordó pagar a las autoridades de EEUU y Reino Unido 2.300 millones de euros, por su implicación en el escándalo del Libor, un caso de manipulación en el tipo de interés del mercado interbancario de Londres. Otro ejemplo. La quiebra de Grecia fue planificada minuciosamente por el DB. «Es inaudito que una de las partes interesadas, el Deutsche Bank, claramente involucrado en el sector financiero, presente una propuesta y que ésta se adopte sin más y se presente como la posición de Alemania en Europa», dijo en su día Carsten Schneider, diputado del SPD. «Eso quiere decir que no están representando los intereses generales, sino los de una gran corporación alemana».

Más. El DB fue el banco personal de Hitler, según Vicenç Navarro y jugó un papel clave en el desarrollo del nazismo. En parte, su gran riqueza derivó de las confiscaciones de las propiedades derivadas de su expansión por Europa, empezando por la misma Alemania. Ingresó en sus arcas joyas, obras de arte y dinero de judíos, comunistas, anarquistas o socialistas opositores al régimen, del mismo modo que expropió bienes de republicanos ibéricos. El DB fue un generoso apoyo al régimen de Franco, y la complicidad de las autoridades españolas en este olvido histórico, es un indicador más de la baja calidad de nuestra democracia «Marca España». Jugó un papel clave en el escándalo Enron, cuando aquella compañía ocultó enormes pérdidas que causaron la miseria de millones de ciudadanos estadounidenses. El DB ha sido también uno de los bancos que más promocionó hipotecas basura en EEUU (y probablemente en España), claramente a sabiendas y conscientes de las consecuencias tan negativas que luego tendría. Hoy está financiando enormes violaciones de derechos humanos, tales como las guerras del Congo por el coltán, los horrores de Darfur en Sudán, o como en Indonesia, a la empresa minera de oro y cobre Freeport-McMoRan, conocida por haber destruido regiones enteras del país contaminando sus ríos y manantiales, siendo, además, una de las mayores accionistas de empresas productoras de bombas atómicas y uranio.

Y qué decir de Siemens, la empresa relacionada con las supuestas donaciones al PSN, que costaron las dimisiones de Urralburu, Otano, Esparza y Roldán; y que tanto perjudicaron a las políticas de cambio. El gigante germano tiene a nivel mundial 362.000 trabajadoras. En 2013, sobre Peter Löscher cayó la responsabilidad de hacer olvidar el escándalo por el que Siemens tuvo que desembolsar la pasada década unos 2.500 millones de euros en multas en EEUU y Alemania para poner fin a una serie de investigaciones sobre un sistema de sobornos ideado para obtener contratos en países como Rusia, Israel, Grecia, Italia, Irak, Nigeria, Argentina, Venezuela y Bangladesh. A este escándalo se le puso la etiqueta del «mayor caso de sobornos en la historia del mundo empresarial».

La legitimidad social de nuestro sistema se basa en modelos como estos, que dirigen nuestra vida con nuestro permiso. No basta con ganar las elecciones, hay que tumbar al capitalismo, un modelo insostenible en lo social, lo económico y lo ambiental. Ahí es nada. No crean los cuentos de la tele… aunque sean alemanes.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.