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Elecciones británicas

Vuelve la derecha de siempre

Fuentes: En lluita / En lucha

Hace tiempo se aseguraba que el Partido Conservador ganaría las elecciones legislativas británicas -celebradas a principios de mayo- por goleada. No ha sido así. A pesar de tener el apoyo de casi todos los periódicos, y de disponer de fondos ilimitados, los Conservadores tan sólo ganaron el 36% del voto, con una participación del 65%. […]

Hace tiempo se aseguraba que el Partido Conservador ganaría las elecciones legislativas británicas -celebradas a principios de mayo- por goleada. No ha sido así.

A pesar de tener el apoyo de casi todos los periódicos, y de disponer de fondos ilimitados, los Conservadores tan sólo ganaron el 36% del voto, con una participación del 65%. Es decir: recibieron el apoyo de solamente uno de cada cuatro de los potenciales votantes.

Necesitarán la ayuda del Partido Liberal Demócrata para llevar a cabo su programa, en el centro del cual habrá un ataque sin precedentes contra el estado del bienestar y los servicios públicos.

El falso progresismo de los liberal demócratas queda, una vez más, en evidencia. Su oposición a las armas nucleares o su defensa de los derechos civiles han desaparecido de un plumazo.

En 1997, los laboristas recibieron más de trece millones de votos. Tras 13 años de políticas neoliberales y guerra, la frustración entre sus votantes es palpable: cuatro millones no han vuelto a votarles.

Sin embargo, el temor ante una victoria de la derecha ha significado que el voto laborista se ha mantenido mucho más de lo que se esperaba: han ganado con mayorías aplastantes en una serie de ayuntamientos en las grandes ciudades (también se celebraron elecciones municipales parciales). Además, los pocos candidatos de la vieja izquierda laborista han aumentado sus mayorías.

Cabe destacar que los sindicatos emplearon a fondo sus recursos para sacar un buen voto para los laboristas en los distritos donde existía la posibilidad de que perdiesen; incluyendo el este de Londres, ante la coalición de izquierdas, Respect.

Lo que sí fue una buena noticia fue el fracaso del fascista BNP. A pesar de sacar medio millón de votos, cosecharon muchos menos de los que se esperaban: se quedaron muy lejos de poder entrar en el parlamento y perdieron la mayoría de sus concejales.

La intervención muy activa de la campaña Unite Against Fascism ha sido determinante en la derrota electoral de la extrema derecha. Es notable lo logrado en Barking, en el este de Londres, donde el BNP tenía 12 concejales y soñaba con tomar el control del municipio. Una fuerte campaña antifascista logró echarlos del consistorio.

No obstante, la amenaza fascista está latente, sobre todo con la creciente actividad callejera de la islamafóbica y anti inmigrante English Defense League (EDL); formación basada en las peñas más violentas de los hooligans de futbol.

Por otro lado la izquierda alternativa ha sido incapaz de sacar mucho beneficio del tan anunciado colapso del ‘nuevo laborismo’. Ha sufrido debido a un sistema electoral no proporcional, que empuja a la gente hacia el voto útil, y por ser una opción poco conocida.

La Trade Unionist and Socialist Coalition -dentro de la cual participó el Socialist Workers Party, organización hermana de En lucha- ha sacado en general un voto muy pobre. Hubo excepciones, como la militante del SWP, Jenny Sutton en Tottenham, barrio obrero del norte de Londres.

Respect presentó pocos candidatos. Aunque sacó bastantes votos en sus feudos locales, perdieron su único diputado, George Galloway, y casi todos sus concejales. En Birmingham, su candidata, Salma Yaqoob estuvo muy cerca de ser elegida.

Otro resultado positivo fue el casi ocho por ciento ganado por el veterano activista de derechos civiles y socialista revolucionario, Eamonn McCann, que se presentó por la coalición People Before Profit en Derry (norte de Irlanda).

Lo que sí está claro es que mucho más allá de los pocos votos para la izquierda combativa, hay mucha gente entre los votantes laboristas y los que no votaron que se opone a los recortes del gasto público y a los ataques contra los derechos civiles, así como a la guerra y al racismo.

Durante el último año las movilizaciones en el sector público -sobre todo en correos- o contra el BNP y la EDL son testimonio de ello.

Por eso, aunque queda por delante un período incierto, resistencia habrá.

http://www.enlucha.org/?q=node/2195