Un nuevo escándalo clarificó ayer aún más el talante del ministro francés de Trabajo, Éric Woerth, hombre clave de las finanzas del presidente Nicolas Sarkozy y piloto del recorte social en el país. Los semanarios Le Canard Enchaîné y Marianne revelaron documentos que prueban que Woerth intercedió como ministro para vender por un precio irrisorio […]
Un nuevo escándalo clarificó ayer aún más el talante del ministro francés de Trabajo, Éric Woerth, hombre clave de las finanzas del presidente Nicolas Sarkozy y piloto del recorte social en el país. Los semanarios Le Canard Enchaîné y Marianne revelaron documentos que prueban que Woerth intercedió como ministro para vender por un precio irrisorio un bosque con hipódromo y golf de propiedad pública. ¿A quién? Al presidente de una gestora de carreras de caballos que dirige uno de los entes hípicos a los que pertenece la esposa de Woerth, Florence.
Las dos publicaciones relatan casi idénticamente los hechos imputados a Woerth. Desde su cargo de ministro del Presupuesto y seis días antes de abandonarlo para asumir la cartera de Trabajo, Woerth tomó disposiciones para asegurarse de que un terreno de 52 hectáreas era vendido por el Estado a la Sociedad de Carreras de Compiègne (SCC).
Dos millones y medio de euros fue el precio total que el Estado exigió en marzo pasado por esta joya situada a 70 kilómetros de París. Según los datos de los periódicos, el valor real son unos 20 millones.
El beneficiario de la operación fue Antoine Gilibert, presidente de la SCC. Es un gran nombre del selecto mundo hípico, al que también pertenece la esposa de Woerth. Gilibert es jefe de la entidad de gestión de hipódromos, carreras y apuestas, France Galop, de la cual es socia Florence Woerth.
Se da la circunstancia de que la venta se hizo sin concurso público , y vía una circular, contra el dictamen de la Oficina Nacional de Bosques. Según los semanarios, esas condiciones hacen de la venta un acto ilegal.
Woerth reaccionó de inmediato al que es el segundo escándalo que estalla en sólo 24 horas. El precedente fue revelado anteayer por Le Nouvel Observateur, que publicó más documentos sobre la financiación política ilegal para Sarkozy vía Woerth.
«Es una tontería», clamó por la radio. «Por supuesto que no hay infravaloración del bien ; simplemente no es tierra edificable, es sólo un terreno para un hipódromo, es normal», afirmó. «Fue vendido en el marco de la política de venta inmobiliaria de dominios del Estado que yo lancé», recalcó. «Dossieres así, podemos encontrar 1.000, 1.200, 1.300, 1.500», enfatizó.
Otros muchos casos
Es cierto que ya han sido detectadas numerosas irregularidades. En 2004, el Gobierno vendió al Grupo Carlyle el magnífico edifico de la Imprenta Nacional en París por 85 millones de euros. En 2007, lo recompró a los afortunados norteamericanos por 376,5 millones de euros, para una nueva sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. Carlyle, por cierto, evitó pagar impuestos por las plusvalías gracias a un montaje de venta que pasaba por Luxemburgo.
Por lo tanto, es posible que el ministro Woerth haya dicho una verdad: «Dossieres así, podemos encontrar 1.000, 1.200, 1.300, 1.500» . Pero, tras un mes de escándalos por el caso Bettencourt sobre financiación ilegal y fraude fiscal, quizá no era el momento apropiado para Woerth confesar que existían hasta 1.500 otros casos de ventas irregulares.
O, al contrario, podría ser que, como en otras declaraciones anteriores, el ministro y tesorero de la Unión para un Movimiento Popular todavía no ha abandonado oficialmente el cargo esté enviando mensajes codificados a toda la derecha y a Sarkozy sobre los múltiples escándalos que pueden estallar si alguien piensa dejarlo tirado en la cuneta.
Según un sondeo del instituto CSA, una amplia mayoría de franceses (el 62 %) estima que el presidente francés no fue convincente en sus explicaciones sobre el caso Bettencourt en su intervención televisiva de hace tres días. Sólo un 23% se creyó sus explicaciones.
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