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Y los sueños, sueños son

Fuentes: Rebelión

La Unión Europea (UE) debe ser parida de nuevo; su estructura actual es un reverendo fracaso que ha llevado a sus pueblos a la bancarrota. Según el periódico «Saarbrücker Zeitung» cerca de 3,1 millones de alemanes que pudieran trabajar viven por debajo del umbral de la pobreza. Se trata de un sueño convertido en pesadilla, […]

La Unión Europea (UE) debe ser parida de nuevo; su estructura actual es un reverendo fracaso que ha llevado a sus pueblos a la bancarrota. Según el periódico «Saarbrücker Zeitung» cerca de 3,1 millones de alemanes que pudieran trabajar viven por debajo del umbral de la pobreza. Se trata de un sueño convertido en pesadilla, y los europeos, que ahora despiertan, deberán gestarla de nuevo y dar a luz lo que tanto ansían, una Europa sin el totalitarismo actual, donde la libertad y la democracia sean el pan de cada día. La austeridad, política que funciona sólo en un 10% de los casos, es auspiciada por la Troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE), el FMI) y sirve para que los reajustes presupuestarios y el aumento de los impuestos tengan como resultado bajos salarios, desempleo, miseria, falta de democracia y una abismal desigualdad social. Por más que la Canciller alemana, Angela Merkel, intente meter en cintura a todos los países de Europa, ha cometido tal cantidad de barrabasadas que no puede satisfacerlos al mismo tiempo y, por cuanto crece el número de euroescépticos que piensan que mejor sería estar afuera de este bloque político y económico, no es difícil augurar el colapso de la UE, cuya desintegración afectará también a Alemania.

Lo de Grecia es sólo la punta de iceberg del destino que le aguarda al resto del mundo, y no es casual. Pese a que en ese país andaba por la nubes la deuda pública, o sea, la estafa de la banca mundial hecha en contubernio con los políticos, la Troika presiona a Tsipras para que oprimiera a su pueblo e intenta empujarlo hasta el límite de sus posibilidades políticas para que abandone sus posiciones patrióticas y no cree alternativas a las medidas que ellos imponen.

No le falta razón a Tsipras cuando advierte que «el inicio de la creación de una monstruosidad tecnocrática, que conducirá a una Europa totalmente ajena a sus principios fundamentales» por parte de «actores institucionales» europeos, significa «el fin de todos los pretextos de democracia, el inicio de la desintegración de Europa y la división inaceptable de la Europa Unida». La «responsabilidad criminal» es de la Troika que impone leyes draconianas e implanta «planes de rescate», que son un rotundo fracaso económico, por lo que se debe «refundar Europa», pues «la austeridad no es su pilar, su pilar es la democracia y el derecho de un pueblo a decidir». Los planes de rescate «no son para Grecia, sino para los bancos».

Ejemplo de que lo que sostiene es cierto lo da su país, cuyo PIB cayó en picada y su deuda se incrementó hasta las nubes después los «rescates»; exactamente, la deuda de Grecia subió de un 40% hasta el 180% de su PBI.

Luego de cinco años de crisis, ese país se está destruyendo: el paro alcanza al 20% (cerca del 60% entre los jóvenes), los pequeños comercios y las empresas quiebran por cientos de miles, se cierran escuelas y hospitales, todos los beneficios sociales se hacen polvo y ceniza y, lo que es peor, todos esos sacrificios, hechos para pagar los elevados intereses de la deuda, han servido para favorecer a las instituciones financieras aupadas por el BCE.

Una de las instituciones financieras aupadas por el BCE es Goldman Sachs, este banco norteamericano se llevó un botín de 800 millones de dólares cuando ayudó a Grecia a disfrazar sus cuentas para cumplir con los requisitos exigidos para ingresar a la euro zona. Que se sepa, nadie fue condenado por este delito, es más, las comisiones del Parlamento Europeo, designadas para investigar esta estafa, se enfrentaron con el hermetismo que protege el secreto; el BCE usó todo tipo de artimañas para no darles ninguna información que permitiera llevara a cabo cualquier auditoría.

Y no podía ser de otra manera, estos préstamos se hicieron sin que la ciudadanía conozca de qué se trata y, menos aún, los apruebe y fueron destinados a actividades que únicamente enriquecían a la minoría de siempre, que ha llevado a cabo este asalto financiero con total impunidad.

No se exagera, el primer préstamo de rescate a Grecia fue de 110.000 millones de euros, de los que 108.000 millones fueron a parar a los bolsillos de los bancos. En el caso de Grecia, cuyo gasto para defensa es el 3% de su PIB, el porcentaje europeo más alto de toda la OTAN, estos préstamos se hicieron para adquirir cosas que en nada beneficiaban al pueblo, para venderle armas con el cuento de un hipotético enfrentamiento con Turquía, pero el real objetivo de los «planes de rescate» es salvar a los bancos de Alemania, Francia y otros países, que reciben dinero del BCE a un interés que no llega al 1% mientras que cobran a los deudores intereses que pueden llegar al 18%.

Los pueblos de Europa comprenden que este problema afecta no sólo a Grecia sino a todo el mundo y que ha llegado la hora de actuar para impedir que la dictadura financiera de la Troika destruya las bases de la democracia. La gente quiere ser libre y se organiza en contra del totalitarismo de la UE, porque la alternativa que los amenaza es el «huevo de la serpiente» que incubó a Hitler.

El conflicto actual se da por haber dos visiones antagónicas: la de una Europa solidaria y la de los privilegiados de siempre, que rechazan la equidad e intentan impedir que Tsipras ponga fin a la austeridad y restaure la prosperidad y la justicia social. Pese a que Grecia cuenta con la solidaridad mundial e, incluso, en Berlín hubo una marcha multitudinaria en su apoyo bajo los eslóganes de «¡Basta!» y «¡Otra Europa es posible!», falta mucho por hacer, pero ya se ve la luz al otro lado del túnel.

El triunfo del NO en el referéndum griego es histórico porque pone a Europa en la encrucijada de Ser o no Ser y conmueve las bases de su anacrónica democracia. El ex Ministro de Finanzas de Grecia, Varufakis, quien porta «el odio de los acreedores con orgullo», dice que «lo que están haciendo con Grecia tiene un nombre: terrorismo». Renunció a su cargo luego de que algunos miembros del Eurogrupo le informaran de que su ausencia sería bien vista para lograr un acuerdo en las negociaciones. Afirma también que «Europa, el lugar que inventó la democracia, se ha convertido casi sin que nos diéramos cuenta en enemiga de la democracia.»

El triunfo del NO abre las puertas a otras perspectivas. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.