«El Gobierno italiano ha lanzado un ambicioso plan, pero cualquier desvío de los objetivos fiscales presionaría el rating a la baja- -David Riley, director de deuda soberana de Fitch- En el campeonato que disputan los mercados y la Unión Europea, una semana más la victoria ha sido para los mercados, que goleada tras goleada van […]
«El Gobierno italiano ha lanzado un ambicioso plan, pero cualquier desvío de los objetivos fiscales presionaría el rating a la baja- -David Riley, director de deuda soberana de Fitch-
En el campeonato que disputan los mercados y la Unión Europea, una semana más la victoria ha sido para los mercados, que goleada tras goleada van camino de hacerse con el trofeo, mientras Europa no sólo no ha ganado ni un partido hasta ahora, sino que no ha metido todavía un solo gol. Más aún: ni siquiera ha tirado a puerta, pues juega a la defensiva, despejando balones mediante la vieja táctica del patadón y a donde caiga.
Esta semana han sido los defensas italianos los que han hecho el ridículo, metiéndose un gol en propia meta: en cuanto los mercados han enseñado la patita, el Gobierno italiano se ha muerto de miedo y ha tardado horas en aprobar un brutal plan de recortes.
Como los mercados nos golean sin despeinarse, y los nuestros ni siquiera miran a puerta, uno empieza a pensar si no estará amañado el partido. Porque después de tantos ataques sufridos, todavía estamos esperando que un día la prensa titule: «Europa ataca a los mercados.» Ya digo, aunque sea sólo un día.
No, no se rían. ¿Por qué no podríamos ser nosotros los que, por una vez, les atacásemos a ellos? No digo que fuésemos a ganar el partido, pero por lo menos intentarlo, que hasta ahora ni eso. Es un escándalo que después de tres años largos de crisis, todavía nuestros gobernantes no hayan metido mano a prácticas que están en el núcleo de la especulación, como el cambalache con los famosos CDS, las ventas al descubierto o las agencias de rating.
Sí, los mercados serán todo lo poderosos que quieran, y si les tosiéramos se pondrían todavía más furiosos. Pero si toda una Unión Europea se arruga con esa facilidad, y renuncia a usar su capacidad legislativa y su fuerza económica, entonces ya me dirán para qué estamos en Europa. Porque insisto: es que ni lo han intentado.
Si esa inacción nos garantizase la paz, todavía se podría discutir. Pero es que encima las cesiones a los mercados tampoco nos salvan, más bien al contrario, al exponer nuestra debilidad. ¿O creen los italianos que se van a librar de nuevos ataques por haber aprobado estos recortes?
Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/07/17/%C2%BFy-si-atacamos-nosotros-a-los-mercados/