Recomiendo:
0

27 de enero de 1945

Fuentes: Rebelión

Una de las grandes fechas de la historia de la Humanidad. El complejo, el mayor campo de exterminio creado por nazismo -funcionaba desde 1940- fue liberado por las tropas soviéticas del Ejército Rojo. Se ha dicho que uno de sus campos tenía invertida la «b» del «Arbeit macht frei» (El gran historiador argentino-catalán, Alejandro Andreassi, […]

Una de las grandes fechas de la historia de la Humanidad.

El complejo, el mayor campo de exterminio creado por nazismo -funcionaba desde 1940- fue liberado por las tropas soviéticas del Ejército Rojo. Se ha dicho que uno de sus campos tenía invertida la «b» del «Arbeit macht frei» (El gran historiador argentino-catalán, Alejandro Andreassi, escribió un libro con ese título. Lo publicó el Viejo Topo).

León Felipe, el gran León Felipe, escribió un poema recordando Auschwitz. Lo dedicó «A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos». Es muy probable que hoy, el inolvidable poeta republicano, encontrara espacios de intersección no vacíos entre aquella abyección ilimitada, entre aquella permanente visita al corazón del infierno que nunca debe olvidarse, y muchas de las concepciones, afirmaciones y prácticas del Estado racista y anexionista de Israel. Aquel infierno no justifica, no puede ni quiere justificar, ningún otro infierno. Ni siquiera un infierno (supuestamente) basado en la defensa de las (supuestas y, en ocasiones, inventadas) prolongaciones de aquel horror inconmensurable.

Estos poetas infernales,

Dante, Blake, Rimbaud

que hablen más bajo…

que toquen más bajo…

¡Que se callen!

Hoy

cualquier habitante de la tierra

sabe mucho más del infierno

que esos tres poetas juntos.

Ya sé que Dante toca muy bien el violín…

¡Oh, el gran virtuoso!

Pero que no pretenda ahora

con sus tercetos maravillosos

y sus endecasílabos perfectos

asustar a ese niño judío

que está ahí, desgajado de sus padres…

Y solo.

¡Solo!

aguardando su turno

en los hornos crematorios de Auschwitz.

Dante… tú bajaste a los infiernos

con Virgilio de la mano

(Virgilio, «gran cicerone»)

y aquello vuestro de la Divina Comedia

fue una aventura divertida

de música y turismo.

Esto es otra cosa… otra cosa…

¿Cómo te explicaré?

¡Si no tienes imaginación!

Tú… no tienes imaginación,

Acuérdate que en tu «Infierno»

no hay un niño siquiera…

Y ese que ves ahí…

está solo

¡Solo! Sin cicerone…

esperando que se abran las puertas de un infierno que tú, ¡pobre florentino!,

no pudiste siquiera imaginar.

Esto es otra cosa… ¿cómo te diré?

¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.

Aquí se rompen las cuerdas de todos los violines del mundo.

¿Me habéis entendido poetas infernales?

Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud…

¡Hablad más bajo!

¡Tocad más bajo! ¡Chist!

¡¡Callaos!!

Yo también soy un gran violinista…

y he tocado en el infierno muchas veces…

Pero ahora, aquí…

rompo mi violín… y me callo.

León Felipe, «Auschwitz»

Paul Preston ha escrito el libro sobre «El holocausto español». Tampoco el título es gratuito. Tampoco es posible olvidar otra página siniestra de la historia de la Humanidad.

Ese mismo 27 de enero, seis años atrás, las tropas franquistas ocupaban Barcelona. La muerte, la tortura, la represión, las violaciones, la ignominia se extendieron por las calles de aquella ciudad resistente. Como la ciudad hermana de Madrid.

Salvador López Arnal es nieto del cenetista fusilado José Arnal Cerezuela

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.