-M.H.: Buenas noches Olmedo Beluche en la Ciudad de Panamá. El motivo del llamado es recordar los 25 años de la invasión norteamericana a Panamá en la madrugada de un 20 de diciembre de 1989. Comenzaría este reportaje preguntándote cuál fue el motivo por el que Estados Unidos invade Panamá, ya que aquí se habla […]
-M.H.: Buenas noches Olmedo Beluche en la Ciudad de Panamá. El motivo del llamado es recordar los 25 años de la invasión norteamericana a Panamá en la madrugada de un 20 de diciembre de 1989. Comenzaría este reportaje preguntándote cuál fue el motivo por el que Estados Unidos invade Panamá, ya que aquí se habla mucho de que el verdadero objetivo de la invasión fue la captura del General Noriega, hombre fuerte de las Fuerzas Armadas de Panamá, porque se había negado a colaborar con Estados Unidos para llevar a cabo una invasión contra Nicaragua. Estuve leyendo extractos de tu libro «La verdad sobre la invasión» en donde discrepás con esta versión.
-O.B.: En primer lugar es falso que el objetivo fuera simplemente capturar a Noriega, porque previamente, el 3 de octubre de ese año hubo un golpe de estado contra el General Noriega quien fue detenido, apresado y se lo ofrecieron a los norteamericanos que estaban a unos kilómetros de allí en el Comando Sur, recordemos que en ese tiempo todavía habían bases militares en Panamá; y Estados unidos no lo quiso, entonces el problema de Noriega es una excusa para un proyecto más complejo que Estados Unidos ha llevado a cabo en Panamá en estos últimos 25 años.
Muchos olvidan que Noriega admitió haber sido agente de la CIA desde que era casi un suboficial de la Fuerza Pública panameña y a otros se les olvida que después que el General Torrijos muere en circunstancias extrañas, se da fin a la fase populista del régimen militar panameño y empieza la fase neoliberal. Esa fase, durante la década del ´80, la dirige desde las Fuerzas Armadas el General Noriega junto con Estados Unidos, inclusive 1984 había sido marcado como el año para la «restitución de las instituciones democráticas» y para eso Noriega y los Estados Unidos pactaron poner al frente un hombre que se llamó Nicolás Ardito Barletta que iba a ser el Carlos Menem de Panamá.
Mediante un fraude impusieron a este señor que empezó a aplicar estos planes neoliberales en Panamá y paralelamente empezó una época de huelgas y de luchas muy fuertes que paralizó la aplicación del modelo neoliberal y llevó a la gente a movilizarse contra el régimen y contra Noriega admitiendo que era un régimen militar y neoliberal.
En ese momento se utilizaba el concepto «neomilitarista». Entonces, uno de los motivos fundamentales de la invasión norteamericana fue estabilizar un régimen político que tuviera apariencia democrática, que la gente votara cada 5 años, pero para aplicar los planes económicos dictados por el Fondo Monetario Internacional. En Panamá eso se impuso mediante un tratado seis meses después de la invasión donde se dictaban las empresas a privatizar, la cantidad de empleados públicos a despedir, etc.
El otro objetivo era tratar de evitar que se retiraran las bases militares que el tratado Torrijos- Carter había puesto como fecha el año 2000, ese objetivo se complicó posteriormente, ellos intentaron un proyecto con el gobierno de Pérez Valladares en el año 94/97 que fracasó y esa situación se transformó en una serie de acuerdos de seguridad que mantienen una presencia norteamericana muy solapada en las fronteras y en 12 bases militares que se han impuesto recientemente.
Esos fueron los dos objetivos centrales, un régimen aparentemente democrático para una política neoliberal y complaciente con Estados Unidos y el intento de mantener bases militares.
-M.H.: Olmedo, para esta invasión Estados Unidos moviliza 26.000 efectivos, en lo que fue la mayor operación militar desde la guerra de Vietnam. ¿Cuáles fueron las consecuencias humanas que sufrió el pueblo panameño y en particular ese barrio humilde que alguna vez recorrí con nuestro común amigo Carlos Castillo, el barrio del Chorrillo?
-O.B.: Fue la invasión más cruenta de todas las que ha habido por parte del ejército norteamericano en Panamá, con el cual nos hemos topado reiteradamente desde el siglo XIX, desde 1857 ha habido intervenciones militares norteamericanas en nuestro país.
Oficialmente han contabilizado cerca de 500 personas muertas con nombre y apellido, la mitad civiles, la otra mitad militares que combatieron, pero hay una sospecha de que hay varios cientos más que fallecieron producto del bombardeo, pero no se han abierto las fosas comunes en las que fueron enterradas en ese momento y hay señalizados varios lugares donde testigos aseguran que se enterraron cuerpos. Solamente se abrió una fosa común que tiene más de 100 cuerpos en un cementerio público. El funcionario responsable del Hospital Santo Tomás, el hospital público del centro de la ciudad, dice que había un registro de más de 800 cadáveres que los norteamericanos desaparecieron para que no se conociera la realidad.
Heridos hubo más de 2000, en el Chorrillo, que es el barrio popular que quedaba junto al cuartel central se quemaron sistemáticamente por parte de los norteamericanos, 3 o 4 calles completas con casas de madera donde habían habitado los trabajadores del Canal durante décadas y perdieron su hogar entre 18 y 20.000 personas, sin mencionar los daños materiales que sobrepasaban los U$S 4.000 millones.
Aquí han desprestigiado a las víctimas de la invasión como norieguistas y exaltado a los norteamericanos como demócratas
-M.H.: ¿Qué investigaciones ha hecho el gobierno panameño respecto de esta situación que estás comentando?
-O.B.: Absolutamente ninguna, en Panamá todos los gobiernos desde hace 25 años, sean de derecha liberal o socialdemócratas, incluso el del hijo de Omar Torrijos, Martin Torrijos, no han hecho ningún esfuerzo por esclarecer lo sucedido, por eso este año, cuando se abrió la tumba común en el cementerio, la novedad fue la presencia del actual presidente, Juan Carlos Varela, que aunque no hizo ningún pronunciamiento oficial, la presidenta del Comité de los familiares de los caídos aprovechó para hacerle cuatro demandas, en primer lugar, que el 20 de diciembre sea declarado día de duelo nacional, cosa que aquí los comerciantes no quieren hacer porque está cerca de Navidad y solamente piensan en la caja registradora. En segundo lugar, pidió una comisión investigadora para esclarecer la verdad en la cuantía de las víctimas de la invasión; en tercer lugar le exigió un monumento o un museo de la memoria porque aquí han querido desprestigiar a las víctimas de la invasión como norieguistas y exaltar a los norteamericanos y, finalmente, le exigió asesoría jurídica pagada por el Estado, para demandar al gobierno de los Estados Unidos ante los tribunales internacionales por parte de las víctimas. El presidente no respondió pero dijo que nombraría una comisión para tal efecto que estaremos fiscalizando en los próximos meses para que se cumpla.
-M.H.: Además de estas expresiones que señalás, ¿qué otras actividades se desarrollaron al cumplirse estos 25 años de la invasión?
-O.B.: Este año al ser una fecha significativa hubo más actividades, aunque quiero recordar que los primeros cuatro años, durante el régimen de ocupación de Guillermo Endara, las movilizaciones eran muy grandes, hacíamos marchas de más de 20.000 personas sobre todo en 1990. Estábamos recordando que al cumplirse seis meses de la invasión hicimos la primera manifestación por la ocupación que sobrepasaba las 20.000 personas. Sin embargo, en los años posteriores, sobre todo cuando gobernó la socialdemocracia, se redujo mucho la asistencia.
En este año ya hubo varios actos de diverso tipo, el jueves pasado hubo un debate en la Biblioteca Nacional en la que participamos junto a diversos sectores, el 19 en la noche hubo una vigilia en la avenida costanera donde se hizo un acto, una performance representando los hechos y luego se proyectó una película, y la gran marcha que fue el propio día 20 de varios cientos.
-M.H.: Aprovecho esta oportunidad para consultarte cómo ha impactado la apertura de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.
-O.B.: Acá todos los antiimperialistas que es lo que los panameños conscientes somos, estamos muy contentos porque consideramos que es una victoria del pueblo cubano, una victoria indiscutible. El presidente Obama ha tenido que reconocer el fracaso de 50 años de política agresiva y el fracaso del bloqueo a Cuba y esto se hace aún bajo el reconocimiento de que Cuba es un país independiente, sin haber transado en absolutamente nada.
Por supuesto que Estados Unidos tendrá su proyecto de penetrar ideológica y económicamente en Cuba, pero hasta ahora todo se mantiene bajo el mismo curso, entonces estamos muy contentos por eso porque es un reconocimiento, así como la liberación de los cubanos que estaban presos injustamente en Estados Unidos, donde a aquéllos que vigilaban las acciones terroristas de los cubanos en Miami los metieron presos y, sin embargo, mantienen libre a un hombre que se llama Luis Posada Carriles que puso una bomba en un avión de Cubana de Aviación en Venezuela en la década del ´70 y que aquí en Panamá en el 2000 intentó volar el auditorio en el que muchos panameños estábamos reunidos con Fidel Castro cuando vino a una Cumbre Iberoamericana, así que esa doble moral de los Estados Unidos también ha quedado al descubierto.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.