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FUHEM Ecosocial publica "La gran bifurcación", un libro que explica el neoliberalismo y ofrece alternativas para acabar con él

Acabar con el neoliberalismo en Europa a través de las urnas

Fuentes: FUHEM Ecosocial

Los economistas Gérard Duménil y Dominique Lévy proponen romper la alianza entre propietarios y altos gestores para tomar el control de las redes financieras y que un cambio sea posible en el plano económico  El libro La gran bifurcación ofrece alternativas económicas y políticas para acabar con el neoliberalismo y explica las consecuencias que podría […]

  • Los economistas Gérard Duménil y Dominique Lévy proponen romper la alianza entre propietarios y altos gestores para tomar el control de las redes financieras y que un cambio sea posible en el plano económico
  •  El libro La gran bifurcación ofrece alternativas económicas y políticas para acabar con el neoliberalismo y explica las consecuencias que podría tener un triunfo de fuerzas de izquierdas en las elecciones que se celebran este año en varios países europeos
  •  Ante las inminentes elecciones en Grecia, los autores apuntan: «si una verdadera alternativa de izquierda se diseñara en un gran país europeo, desembocando en la reivindicación de una revisión de los tratados europeos, cabría imaginar un potente despertar de las luchas en numerosos países»

Gérard Duménil y Dominique Lévy, economistas heterodoxos e investigadores del CNRS francés, defienden una tesis sencilla: es necesario luchar contra las grandes redes financieras y contra la connivencia entre propietarios del capital y altos directivos. Esta es la condición para poner en marcha un nuevo compromiso social entre clases populares y dirigentes que siente las bases de una superación gradual del capitalismo.

Este libro es el décimo tercero que se publica en la colección «Economía Crítica & Ecologismo Social», una línea editorial de FUHEM Ecosocial en coedición con Los Libros de la Catarata que ofrece propuestas de economistas heterodoxos que proponen visiones distintas al discurso económico convencional.

El modelo «imperial» de las instituciones financieras

Las instituciones financieras ejercen de intermediarias de este poder capitalista. El contacto se establece entre una gran red y los altos directivos de las juntas de accionistas y de los consejos de administración. En nuestras sociedades, estas instituciones forman un auténtico gobierno en paralelo, el centro económico institucional que, de hecho, está estrechamente ligado a las instancias políticas, tanto por relaciones informales como mediante el paso de uno de estos centros al otro por parte de ciertos individuos.

Existen pequeñas «familias», pero el principal descubrimiento es la existencia de una enorme «componente conexa» que reúne a las mayores empresas transnacionales. Así algunos estudios reflejan que el 80% de las sociedades obtienen el 94% de los beneficios de todas las sociedades transnacionales. En un desglose más pormenorizado, vemos que 737 propietarios, entre los que hay sociedades e individuos multimillonarios, controlan las empresas transnacionales que representan el 80% del valor de todas las sociedades del mundo.

Vías de salida

Los autores apuntan que, en Europa, los últimos debates de la izquierda han tendido a centrarse en un retorno al proteccionismo, la unidad europea y la eventual salida del euro. Ante estas cuestiones, este libro ofrece respuestas económicas y políticas.

En el plano económico, se apunta que ningún cambio serio es posible sin una toma de control y una reconfiguración de las redes de la gran propiedad y la alta gestión. Así, Duménil y Lévy afirman: «En tanto no se rompa la alianza en la cúspide entre propietarios y altos gestores ninguna política alternativa podrá ser llevada a cabo por ningún gobierno de izquierda». Romper esta alianza y definir nuevas reglas es posible a través de la ley; después, habría que desarrollar nuevas políticas en materia de producción, inversión, cambio técnico, empleo y protección del medio ambiente, políticas que son incompatibles con las estructuras de poder actuales.

La dimensión de las relaciones internacionales resulta crucial: un proyecto de renovación política, a través de la confrontación con las finanzas mundiales, no está al alcance de un país europeo por sí solo. Por el contrario, es necesario contar con instituciones financieras fuertes, de control retomado, y una moneda igualmente fuerte por su capacidad de imponerse en las transacciones financieras mundiales. El desmembramiento de la zona euro o la salida de ciertos países jugando la carta del aislamiento sería desastroso.

En el plano político, la tarea es triple. En primer lugar, los nuevos dirigentes del sector público y privado, y los trabajadores y desempleados deben encontrar formas de organización y acción eficaces y democráticas, respaldadas por sus organizaciones, en un nuevo «compromiso» entre clases. En segundo lugar, estos dos grupos deben encontrar las formas de cooperar. Hay que estar al mando de los órganos parlamentarios, gobiernos e instituciones, como los bancos centrales y los organismos centrales europeos en programas conjuntos. Por último, las clases populares han de poner en marcha un progreso constante de la iniciativa popular, lo que supone la implicación gradual de sectores más amplios en los procesos de toma de decisiones a nivel local y central.

La conclusión de los autores de La gran bifurcación ofrece un camino de esperanza a otro modelo de sociedad: «Aunque está muy extendida la idea de que las divisiones y heterogeneidades, tanto económicas como políticas, a través de Europa, condenan cualquier cambio político, hay que rechazar enérgicamente este argumento. Si una verdadera alternativa de izquierda se diseñara en un gran país europeo, desembocando en la reivindicación de una revisión de los tratados europeos cabría imaginar un potente despertar de las luchas en numerosos países».