La degradación política de la dirección del SPD ha llegado a límites… pensados y teorizados. Pocas novedades en aquel viejo sol muy pero que muy ennegrecido desde hace décadas, una dócil organización del establishment alemán y europeo tan amiga, próxima y generosa con el PSOE de González GAL Natural y sus sucesores de la que […]
La degradación política de la dirección del SPD ha llegado a límites… pensados y teorizados. Pocas novedades en aquel viejo sol muy pero que muy ennegrecido desde hace décadas, una dócil organización del establishment alemán y europeo tan amiga, próxima y generosa con el PSOE de González GAL Natural y sus sucesores de la que tanto estos últimos han aprendido.
El SPD es el partido de Sigmar Gabriel, vicepresidente del gobierno alemán, defensor del almacenamiento de datos de los ciudadanos y del TTIP y líder además del Partido, el mismo político profesional del sistema que aseguró que Alexis Tsypras había roto los últimos puentes con Europa (para ellos UE=Europa por supuesto) y que era prácticamente inimaginable mantener negociaciones con Atenas. Las negociaciones estaban rotas, ¡al carajo con los griegos! ¡La mayoría son pobres y no son rubios ni han leído a Martin Heidegger! ¡Se han quedado en Zenon, Demócrito y Epicuro!
No está en minoría de uno. Martin Schulz, otro cargo institucional de la UE, nada menos que el presidente del Parlamento, también miembro de la dirección del SPD, el mismo día de las votaciones, como ejemplo de respeto a las decisiones democráticas de los pueblos, avisó-amenazó a los griegos que el OXI supondría la introducción inmediata de una nueva moneda y que peligraría en gran medida el pago de pensiones y salarios públicos. Schulz declina muy bien chantajear en alemán y en griego moderno. También el viejo «arrodillaros».
Pero incluso en una formación así existen otras voces y consideraciones. Por ejemplo, las de Peter Steinbrück, ministro en el primer gobierno de Merkel [1] y candidato a la cancillería por los llamados socialdemócratas -valga’m Déu quin nom i quina cosa!- en las últimas elecciones.
Se le preguntó a Herr Steinbrück, un ex de Hacienda además, qué pasaría en Alemana si se aplicaran las medidas de ahorro que ha tenido que hacer Grecia, fundamentalmente, como es sabido, las clases trabajadoras y desfavorecidas del heroico país hermano. Su respuesta. «Tendríamos que ahorrar anualmente unos 170.000 millones de euros. Sería el infierno».
¿Un infierno para Alemania? ¿Hemos leído bien? ¿Y no para Grecia? ¿Para la ciudadanía griega el cálculo de Herr Steinbrück no rige? ¿Y si rige no impota ¿Los griegos están hechos de otra pasta, tienen otras necesidades, no son übermensch? ¿Son acaso seres del submundo?
Notas:
[1] LD, «Críticas del SPD a Gabriel… » El País, 8 de julio de 2015, p. 4.
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