Introducción: balance electoral, por Democracia Socialista El resultado de las elecciones griegas arroja algunos elementos que deben ser retomados para el análisis. El primero es la disminución de la participación electoral, con 760.000 votantes menos que en enero, que implicaron que la participación baje del 63,9% al 56,6% del padrón. El segundo hecho político es […]
Introducción: balance electoral, por Democracia Socialista
El resultado de las elecciones griegas arroja algunos elementos que deben ser retomados para el análisis. El primero es la disminución de la participación electoral, con 760.000 votantes menos que en enero, que implicaron que la participación baje del 63,9% al 56,6% del padrón. El segundo hecho político es que aquellxs que votaron lo hicieron repitiendo los porcentajes que sacaron las fuerzas políticas en las elecciones anteriores, que en ningún caso crecieron o decrecieron más del 2% del total (siendo Unidad Popular el único partido nuevo que superó este porcentaje). Esto permite que Syriza y el partido nacionalista ANEL puedan reeditar su coalición de gobierno.
La disminución de la participación expresa claramente una desilusión por parte del pueblo griego de la posibilidad de que el voto les permita modificar la realidad social de su país, y es probable que esta desilusión con respecto a las posibilidades de cambio vaya más allá del voto. La repetición de los resultados electorales muestra una resignación a la situación actual, que empalma con el discurso de Tsipras según el cual no puede hacerse más para mejorar la situación. Estas desilusión y resignación se expresaron también en una elección que careció de festejos por parte de ninguna fuerza.
En la izquierda nos encontramos también con una derrota en tanto ninguna fuerza pudo capitalizar la crisis, el descontento y la merma de votos de Syriza y otras fuerzas. El frente Antarsya-EEK cosechó sólo 4.000 votos más que lo que habían obtenido ambas fuerzas en enero. El KKE (histórico partido comunista stalinista, con una importante inserción en el movimiento obrero) perdió 36.000 votos, manteniendo su porcentaje y pagando un costo relativamente bajo por su política sectaria y abstencionista. Unidad Popular presentándose por primera vez acumuló 155.000 votos (casi la mitad de los votos perdidos por Syriza), quedando un poco por debajo del piso del 3% necesario para entrar al Parlamento, piso que probablemente habría superado si Antarsya hubiera aceptado integrar la Unidad Popular.
Ante este contexto adverso, aún quedan planteadas las preguntas para Grecia y para el mundo acerca de cuál es la forma de intervención correcta para lograr capitalizar el descontento del pueblo y lxs trabajadorxs en un contexto de crisis, acerca de cómo radicalizar los núcleos progresivos presentes en el sentido común en una perspectiva de lucha, acerca de cómo construir hegemonía. Finalmente, acerca de cómo construir conciencia de clase. Desde Democracia Socialista, ratificamos nuestra rechazo a las respuestas abstencionistas y autocomplacientes a estas preguntas y nuestro apoyo a los ensayos de respuesta que, apoyándose en un claro programa revolucionario, parten de un análisis concreto de la situación concreta. Ratificamos nuestro apoyo a lxs compañerxs que en Grecia intervinieron dentro del proceso popular de la llegada al Gobierno de una fuerza con un programa antiausteridad, plantearon claramente las medidas necesarias para llevar a cabo ese programa, se delimitaron de los límites de la dirección del proceso, se opusieron en el Parlamento y luchando en las calles al giro regresivo, y finalmente rompieron apostando fuertemente a constituirse como la representación política del OXI (no a la austeridad) y a disputar a la militancia y lxs simpatizantes de Syriza.
Corresponderá a lxs compañerxs griegxs realizar un balance más fino acerca de posibles errores cometidos y de cómo esta política podría haber sido más efectiva. Seguramente la campaña con un sobreénfasis en la clarificación de la necesidad de salida del Euro en lugar de centrada en la lucha contra la austeridad, y la salida del Euro como consecuencia de ella, fue un error.
La principal tarea de ahora en adelante es continuar y profundizar la lucha en las calles contra la austeridad, sin el apoyo que podría haber implicado una bancada parlamentaria,y contra la consolidación de la fuerza fascista Amanecer Dorado, que ha perdido pocos votos y se ha mantenido como tercera fuerza política. Por otro lado, Unidad Popular debe darse la tarea de vertebrarse políticamente, para potenciar el éxito que sí tuvo para capitalizar organizativamente la crisis, al incorporar sectores provenientes de Syriza, el KKE y Antarsya. Para esto debe encarar debates programáticos y estratégicos, tomando como piso el programa electoral ya elaborado que reproducimos a continuación, que plantea medidas inmediatas como la nacionalización de la banca bajo control social y la promoción del cooperativismo, desde una perspectiva socialista.
¿Qué defiende Unidad Popular?
La plataforma de Unidad Popular, el frente político griego que emergió tras la capitulación de Syriza a la Eurozona
Por Unidad Popular
Traducción: Cecilia Piérola para Democracia Socialista
Publicado el 2 de septiembre y traducido por primera vez abajo, el manifiesto de Unidad Popular está firmado por las quince organizaciones de la izquierda radical que constituyen este frente político que busca una ruptura con la austeridad y la Eurozona.
Si bien el frente es presentado usualmente como una ruptura de Syriza, la realidad es que Unidad Popular incluye una combinación de fuerzas más amplia, desde social-demócratas de izquierda y activistas de movimientos sociales hasta corrientes de izquierda radical. Algunas de estas fuerzas vienen de Syriza: los dos componentes de la Plataforma de Izquierda (la Corriente de Izquierda, dirigida por Panagiotis Lafazanis, y la Red Roja, con base en la DEA / Izquierda Internacionalista de los Trabajadores) constituyen la columna vertebral del movimiento.
Está también la Tendencia Comunista, afiliada a la Tendencia Marxista Internacional, y el Movimiento por la Izquierda Radical, una red constituida por activistas que trabajan principalmente en el antiracismo, pro-migrantes, y movimientos LGBT que previamente formaban parte de la ahora caduca tendencia «53+».
Otras organizaciones vienen de Antarsya (La Recomposición de Izquierda/ARAN y el Reagrupamiento Anticapitalista de Izquierda, los dos grupos althusserianos de la extrema izquierda) o de grupos que han colaborado con Antarsya (Intervención Izquierdista, Renovación Comunista y Plan B, dirigido por el ex presidente de Syriza Alekos Alavanos).
Otros grupos tienen raíces en la tradición del KKE (el grupo de Reconstrucción Comunista) o de capas de cuadros del Pasok, que dejaron el partido o bien en los ´90 (el DIKKI-Izquierda Socialista, un ex componente de Syriza), o bien en los últimos cinco años (Joven Militante o los Socialistas de Izquierda, una red de cuadros sindicales que controlan algunos sectores importantes del movimiento obrero).
Algunas redes y personalidades prominentes se han unido también a Unidad Popular de manera más independiente, inclusive Zoe Konstantopoulou, la presidenta saliente del parlamento; Nadia Valavan, la ex viceministra de finanzas, y la red «El NO persiste mucho tiempo», que son grupos de activistas del Eurocomunismo de izquierda en torno a Eleni Portaliou.
Lo que une a esta colección diversa de grupos, personalidades y tendencias es un compromiso con sustituir la austeridad por un programa progresivo de reformas sociales de amplio alcance. «La manera alternativa de proceder que estamos proponiendo», insiste Unidad Popular, «privará a Grecia sólo de sus cadenas».
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El punto de partida para la formación de Unidad Popular es el resonante «oxi» («no») de los griegos en el referéndum del 5 de julio. A pesar de las tácticas de amedrentamiento de las fuerzas dominantes en la Unión Europea (UE) y en Grecia, la gran mayoría de la sociedad, con participación activa de la generación joven, montó una auténtica revuelta popular.
Las bases de Unidad Popular radican en la resistencia del pueblo griego, sin precedentes en su persistencia y fuerza numérica, particularmente en los dos primeros años de imposición de los memorándum. Esta lucha expresó la resistencia generalizada al plan estratégico para imponer la austeridad permanente, la pérdida de todo derecho para los trabajadores, confiscación de propiedades, la disolución de la democracia y la imposición de un régimen de soberanía limitada.
Apenas un mes después del «no» del pueblo griego en el referéndum, la adopción del tercer memorándum ha traído cambios dramáticos al panorama político. La dirección del gobierno que surgió de las elecciones del 25 de enero violó el mismo contrato social que lo ligó a la mayoría popular, sembrando desilusión y reavivando el miedo. Cambió de lado y está ahora del lado de las fuerzas neoliberales, bombardeando al pueblo trabajador y a la clase media con nuevas medidas antipopulares.
Esta evolución habilitó a los acreedores a montar un golpe político, violando tanto la constitución como la soberanía popular en todos los sentidos del término. El tutelaje internacional se vuelve aún más sofocante, siendo el ejemplo supremo de humillación la creación de los tristemente célebres fondos de privatizaciones, que hipoteca la riqueza social de las generaciones por venir.
El tercer memorándum es sólo el comienzo. Ya se encuentran en agenda el desmantelamiento de las relaciones en los lugares de trabajo, nuevas reducciones de pensiones que son ya humillantemente bajas, un bombardeo de impuestos sobre los ingresos de las granjas, las pequeñas empresas y las clases medias, acompañado de un montón de otras medidas que serán implementadas en los próximos meses.
Fue precisamente esto, en conjunción con los intentos de evitar la formación de un frente político anti-memorándum alternativo, lo que incitó al gobierno a llamar a unas elecciones apresuradas. Es un intento de confiscar el voto popular antes de que el electorado pueda ser informado y pueda haber experimentado completamente las consecuencias del tercer memorándum. Un intento que gozó del apoyo completo de los gerentes europeos – Merkel, Juncker, Moscovici, Dijsselbloem – quienes dos meses atrás se complotaron para boicotear el derecho del pueblo griego a la auto-afirmación democrática en el caso del referéndum.
Ninguna persona seria puede imaginar que estas medidas socialmente catastróficas puedan resultar efectivas, incluso desde un punto de vista estrictamente financiero. Su fracaso predestinado conducirá a un nuevo paquete de medidas antipopulares, perpetuando el círculo vicioso que hemos visto con los anteriores gobiernos de memorándum.
El pueblo trabajador, campesino, la juventud, los profesionales y las pequeñas empresas serán llevados a la ruina simplemente en nombre de asegurar el próximo pedazo de «auxilio financiero», 99 por ciento del cual será para los acreedores o los banqueros. Nada estará disponible para la economía real o para los ciudadanos que se encuentran al borde de la aniquilación económica.
Es ridículo imaginar que este gobierno, que firmó el tercer memorándum y que desde entonces ha sido elogiado por los representantes de los acreedores y la oligarquía local, tendrá éxito – de algún modo, algún día – en liberarse del mismo.
Si tomás el tren equivocado nunca vas a llegar a tu destino. Una persona no está viviendo en el mundo real si imagina que un gobierno que acordó inmediatamente sacarle 93 euros al mes a los más pobres de los pobres, reduciendo la pensión mínima a la mísera suma de 393 euros mensuales, sería capaz de desafiar enormes intereses establecidos.
Por un gran frente del «no» por el tiempo que sea necesario
Por todas estas razones es necesario armar con urgencia Unidad Popular, un frente social y político para anular el memorándum, la austeridad rapaz, la negación de la democracia, y la transformación de Grecia en una colonia europea por medio del endeudamiento.
Lo que necesitamos es un gran frente patriótico popular, que se caracterice por su credibilidad, fiabilidad, y su desinterés. Un frente que reviva las esperanzas traicionadas, derrote los temores, y provea una perspectiva de victoria para la gran tendencia juvenil y popular por el «no» del 5 de julio.
Aquellos que buscan difamar estos esfuerzos de antemano, caracterizándolos como un acto de deserción que supuestamente hace caer al «primer gobierno de izquierda», están simplemente desperdiciando su tiempo. Los auténticos desertores de la izquierda y sus compromisos programáticos son aquellos que eligen convertirse en el gobierno del tercer memorándum de este país.
Unidad Popular no es una bandera de conveniencia electoral, ni está dispuesto a volverse sólo un uno más en el sistema de partidos políticos en quiebra. Unidad Popular representa un reagrupamiento de organizaciones políticas, movimientos y ciudadanos independientes que buscan expresar, inspirar y fortalecer el movimiento popular auténtico a través de iniciativas de auto-organización.
Queremos convertirnos en la voz de quienes actualmente no tienen voz, el poder de aquellos que carecen de poder. Queremos iniciar un frente político y social que pueda representar la alianza social del pueblo trabajador, los desocupados, campesinos, trabajadores autónomos, los pequeños y medianos empresarios urbanos, intelectuales y artistas en un esfuerzo común por planear una nueva manera de hacer las cosas para la sociedad griega.
En esta iniciativa no habrá lugar para lógicas monolíticas y pretensiones de verdad exclusiva. Una variedad de sensibilidades sociales, tradiciones políticas, y preferencias ideológicas tendrán su lugar. El funcionamiento democrático, centrado en los activistas mismos, sus demandas y las soluciones que presenten, es un pre-requisito para la supervivencia de este frente.
Las fuerzas, los activistas, los hombres y mujeres participantes de Unidad Popular están unidos por un consenso político poderoso a favor de una inmediata solución alternativa a la tragedia de los memorándum, una solución que funcionará para el beneficio de las clases populares a expensas del gran capital, y liberará a Grecia del fatal mando de los centros imperialistas.
Lo que nos une es una misión común, mediante diferentes caminos, por una nueva sociedad, liberada de las ataduras de la explotación y opresión de cualquier especie, una sociedad de solidaridad, justicia y libertad, en el camino al socialismo del siglo XXI.
Medidas inmediatas para una salida del desastre social
El objetivo inmediato básico de la nueva Unidad Popular es la creación, mediante los movimientos sociales y la acción política masiva, de los requisitos previos para una solución radical alternativa al desastre de los memorándum.
Los rasgos básicos de un camino alternativo ya han sido planeados por numerosos agrupamientos de izquierda, movimientos radicales y académicos progresistas. La solución alternativa que abrazamos procura proveer respuestas a todos los problemas clave de la economía, la sociedad, el estado, y la política exterior. Naturalmente, esto no está limitado a la política monetaria, lo que es reivindicado por estafadores y difamadores que hablan de un «lobby del dracma».
El problema con esta propuesta alternativa no es su supuesta falta de elaboración «técnica» inadecuada, sino su preparación política inadecuada: específicamente el hecho de que no ha sido discutido todo lo que debería haber sido discutido entre el pueblo y las organizaciones sociales – entre aquellos que, en otras palabras, serán llamados a levantar una dura lucha contra los intereses establecidos para implementarlo.
Planeamos llenar esa brecha inmediatamente, a través de una gran campaña de diálogo público, en oposición a aquellos que intentan imponer un nuevo » idionymon» (ley que prohibía el disenso político en los ´30), demonizando e incluso penalizando estas discusiones «prohibidas».
Las medidas de emergencia inmediatas que deben ser tomadas para abrir un nuevo modo de actuar son:
- Abolición de los memorándum social y económicamente desastrosos y de los acuerdos de crédito coloniales que los acompañan, hipotecando nuestro futuro.
- Suspensión de los reembolsos de la deuda – cuya inviabilidad ha sido reconocida, desde su propio punto de vista, por el mismo Fondo Monetario Internacional-, con vistas a efectuar una anulación total de la deuda o al menos de gran parte de ella. La suspensión de los pagos será acompañada por acciones políticas y legales, a nivel internacional, utilizando los relevantes resultados de la Comisión por la Verdad sobre la Deuda Griega, del Parlamento Griego.
- Independientemente de la acción a nivel internacional, más bien en paralelo, habrá demandas permanentes e insistentes – políticas, legales y basadas en la movilización – por los pagos de la deuda alemana, es decir los préstamos griegos a Alemania durante el tiempo de la Ocupación, y la reparación a las víctimas y la compensación por la destrucción hechas por las atrocidades nazis.
- Un final inmediato a la austeridad y la implementación de una política de redistribución de la riqueza social en beneficio del pueblo trabajador y a expensas de los oligarcas. Debe ponerse especial atención en los estratos sociales más golpeados por la crisis, con subsidios para las familias de bajos ingresos y un incremento gradual en el salario mínimo y los niveles mínimos para pensiones y beneficios por desocupación, sumados al seguro de cobertura médica y farmacéutica y al suministro básico (energía, agua, calefacción) para todos.
- Más en general, respaldo para salarios y pensiones, y gasto social para educación pública, cuidado de la salud popular, y cultura. Incrementos salariales serán estimulados, al ritmo de los índices de crecimiento. Los impuestos punitivos y otras medidas basadas en los memorándum contra campesinos y trabajadores autónomos serán rescindidas. El Impuesto a la Propiedad Uniforme será abolido, y se introducirá un sistema de impuestos que afecte sólo a la propiedad fija a gran escala.
- Nacionalización de los bancos y sus operaciones bajo un régimen de control social, con garantías innegables para los ahorros de la gente común. El nuevo sistema bancario nacionalizado, liberado del patronato del Banco Central Europeo [ECB, sus siglas en inglés], respaldará la necesaria cancelación de deuda para las familias exhaustas por la crisis y la liquidez necesaria equitativamente para pequeños y medianos comerciantes que se ven amenazados por el cierre. Con este fin, el Agrotiki Trapeza (Banco de Agricultura) y el TachydromikoTamieftirio (Banco de Ahorro Postal) comenzarán a operar nuevamente, con investigación sobre los escándalos que rodearon sus ventas. La nacionalización de la banca hará posible una investigación detallada e inmediata sobre los préstamos sospechosos dispensados a los grupos monopólicos, por no hablar de la evasión de impuestos y de las diferentes listas de impuestos evadidos como la «Lista Lagarde».
Reorganización económica y renovación cultural
En paralelo con estas medidas de emergencia, las cuales proveerán una primera medida de alivio para la economía y para la gente común, reformas radicales serán promovidas para cambiar el modelo de desarrollo en bancarrota y dar vuelta el balance de las fuerzas sociales para la ventaja del pueblo y en detrimento del capitalismo compinche de los oligarcas.
- Cambio radical en legislación laboral, con restauración de los convenios colectivos de trabajo y negociaciones colectivas libres, restricciones sobre los tratamientos injustos por parte de los empleadores, límites estrictos e impedimentos para despidos, activación y fortalecimiento del cuerpo de inspectores laborales. Una «Organización de Empleo de Fuerza de Trabajo» (Manpower Employment Organization) actualizada, social y pública, acompañada de la abolición de las compañías de empleo privadas subcontratadas.
- Establecimiento de un sistema de impuestos permanente, socialmente justo, y redistributivo para que la carga de la crisis pueda ser llevada al fin no por los habituales animales de carga, sino por las clases poseedoras.
- Un fin a las depredatorias privatizaciones de empresas, cadenas e infraestructura (Compañía Pública de Electricidad, gas natural, puertos, aeropuertos, inmuebles del sector público, etc.). Inmediata abolición del Fondo de Desarrollo de Activos de la República Helénica. Readquisición, sin compensación, excepto para pequeños accionistas, de las propiedades públicas que han sido vendidas a capitales privados, con cancelación de las ilegales e inconstitucionales decisiones para su venta. Nacionalización, reorganización y relanzamiento bajo un régimen de control de los trabajadores/control social de todas las empresas estratégicas, cadenas e infraestructura, las cuales serán asignadas al rol de fuerza motriz de la economía. El propósito será la revitalización económica rápida, el fortalecimiento de la posición del pueblo trabajador y la protección del medio ambiente.
- Reorganización del sistema nacional de salud demolido y de los hospitales públicos, con instituciones de excelencia, un sistema de salud de alta calidad, accesible a todos, en centros urbanos y en las regiones.
- Una política concerniente al declive cultural, defendiendo el carácter público de las instituciones culturales y el acceso popular universal a la creación cultural. Respaldo público para toda iniciativa creativa por parte de la gente de la cultura y los ciudadanos mismos.
- Reconstrucción de la economía y de la producción con el énfasis desplazado (a) desde el consumo de mercancías importadas hacia la producción (sobre todo producción agrícola e industrial de bienes de alta calidad), y (b) desde la contracción de los costos laborales hacia el incremento del valor agregado. Nuestro objetivo, en el análisis final, es efectuar una transición desde desarrollos que se sirven de la explotación del trabajo y la naturaleza, hacia desarrollos centrados en los productores de valor social y respaldados por sus conocimientos, experiencia, inventiva y creatividad. Con este fin, lo que será necesario son políticas de centralismo democrático y organización regional, con participación y articulación de decisiones tomadas en las comunidades locales y una dimensión medioambiental diferente.
- Financiación generosa para lo público, educación e investigación libre, lo cual es, aparte de cualquier otra cosa, un pre-requisito básico para un giro productivo hacia un modelo social nuevo y eficiente.
- Un aspecto esencial de la reconstrucción económica será el fortalecimiento del «tercer» sector (junto al estatal y el privado) de la economía social (cooperativas, empresas autogestivas que han sido abandonadas por sus propietarios, redes de solidaridad, etc.). El financiamiento generoso por parte de los mecanismos del estado y el sistema bancario público será indispensable.
- Una política de solidaridad y humanismo para los refugiados y los inmigrantes económicos. Nos opondremos activamente a toda forma de xenofobia y comportamiento racista – siendo el más extremo caso el del fascista Amanecer Dorado – lo cual tiende a convertir la guerra social del capital en una «guerra civil» étnica dentro de las filas del trabajo. Nos oponemos a las guerras imperialistas, que avivan las banderas del problema de los refugiados y migrantes. Demandamos de la Unión Europea el respaldo debido a nuestro país y otros países en la «primera línea», mientras insistimos en la abolición de la Regulación de Dublín II, que transforma a Grecia en una prisión para inmigrantes.
Salida de la prisión monetaria de la eurozona
Es absolutamente evidente para nosotros que la cancelación de los memorándum en sí misma – e incluso aún más los cambios estructurales radicales que hemos descripto – hará frente a una feroz resistencia por parte de las fuerzas dominantes de la Unión Europea. Ellas tratarán inmediatamente de ahogar nuestros esfuerzos, usando como sus instrumentos básicos la interrupción de la liquidez a los bancos por parte del Banco Central Europeo. Ya hemos experimentado esto en los últimos seis meses, incluso con las mucho más moderadas políticas del gobierno de Syriza-ANEL.
Por lo tanto, la cuestión de una salida de la eurozona y de una ruptura con las políticas y las preferencias neoliberales de la Unión Europea, que ha estado siguiendo una trayectoria aún más reaccionaria y antidemocrática, será puesto en agenda no como el producto de alguna obsesión ideológica, sino en términos de realismo político básico.
La amarga experiencia adquirida en los últimos meses ha demostrado incluso al más escéptico, que las fuerzas dominantes en la Unión Europea no son «aliados» ni «socios». Son extorsionadores financieros y hombres de golpe político que no dudan en imponer sobre un pueblo entero la más despiadada formas de castigo colectivo cuando sus decisiones no son de su agrado.
La realización de la soberanía económica y la estabilidad, sobre unas nuevas bases de desarrollo, democráticas y sociales, de una moneda nacional, no es un fin en sí mismo. Es uno de los instrumentos necesarios para la implementación de los cambios radicales que hemos delineado, para los cuales, de hecho, la garantía última no será la moneda sino la lucha de las clases populares.
Cualesquiera sean las dificultades inevitables de los primeros meses, nada justifica la actitud de aquellos Casandra que equiparan tal movimiento con un desastre económico y una ruina nacional. En el curso del siglo XX, 69 uniones monetarias colapsaron en este planeta sin que eso haya significado el fin del mundo. La introducción de una moneda nacional como un pre-requisito para la implementación de un programa progresivo para la reconstrucción y una manera de proceder no sólo es una opción viable; es una opción de esperanza, con el potencial de lanzar al país a una nueva trayectoria de desarrollo.
No somos nostálgicos de la Grecia capitalista del dracma. Sabemos que la situación previa al euro de nuestro país era cualquier cosa menos un paraíso para las clases explotadas. Pero los trece años que hemos estado viviendo con el euro no han sido en ningún sentido mejores. Los primeros siete fueron, para ciertos sectores de la población, un alargado atracón de consumo basado en el crédito, sobre las ruinas acumuladas de la base productiva del país. Pero los siguientes seis mostraron el abrupto fin del atracón y el descenso a los infiernos de los memorándum, sin ningún rastro de luz al final del túnel. Es tiempo de atreverse a una salida emancipatoria.
La consecución de la soberanía monetaria, con la desvinculación del banco de Grecia del Banco Central Europeo, y su operación con responsabilidad social, pública y gubernamental y con emisión de una moneda nacional, nos proveerá de la liquidez necesaria en la economía, sin la onerosa carga de los acuerdos de préstamo.
Será de gran ayuda en el fortalecimiento de las exportaciones, limitando y gradualmente sustituyendo por productos locales a las importaciones, estimulando la base productiva del país y la afluencia del turismo. Esto fomentará la creación de trabajo a través de un programa de inversiones productivas públicas necesarias, iniciativas de desarrollo desde las grandes empresas de propiedad pública, apoyo para el sector social de la economía, y restauración del crédito para pequeñas y medianas empresas. Abolición de los impuestos injustos y otras cargas impuestas sobre bajos ingresos familiares simplemente al servicio de la insoportable deuda levantará la demanda y estimulará el desarrollo.
En resumen, vamos a presentar un plan especial para Grecia y abrirlo para la discusión: un plan para la implementación de un programa progresivo acompañado de una moneda nacional.
Una posición de igualdad para Grecia en el mundo actual
La salida de la prisión económica de la eurozona no significa autarquía y aislamiento político internacional, como nuestros oponentes sostienen. Por el contrario, por embarcarse en un nuevo camino de cambio radical, el pueblo griego puede ofrecer un modelo de esperanza para otros pueblos de Europa y el mundo, estableciendo relaciones necesarias, construyendo apoyo, asegurando aliados.
El modo alternativo de proceder que estamos proponiendo privará a Grecia sólo de sus cadenas: las obligaciones que la reducen al estatus de un inmueble para europeos y atlánticos [refiriéndose a los miembros de la OTAN y otros tratados del Atlántico]. Sin embargo, liberará el potencial de Grecia para desarrollar relaciones mutuamente beneficiosas con todos los países que respeten su soberanía y su decisión de ser amigable con todos los pueblos del mundo, sin estar al servicio de ningún gran poder.
Nuestra orientación básica es hacia nuevas relaciones políticas internacionales, independientes y multidimensionales, en los dominios energéticos, económicos y políticos. Relaciones internacionales que no estarán recluídas en la camisa de fuerza de la Unión Europea. Aspiramos a una política energética de colaboración en el Mediterráneo, los Balcanes, y Medio Oriente. Una política que tomará ventaja de las nuevas oportunidades para la mutuamente beneficiosa colaboración con las economías emergentes de las naciones «BRICS», América Latina y otras regiones del planeta.
Estamos en contra de la nueva «Guerra Fría» y la nueva división de Europa con la erección de un nuevo muro contra Rusia. Nos oponemos a las opciones imperialistas y al aventurismo militar de la OTAN. Estamos comprometidos con la salida de Grecia de esa coalición, una máquina de guerra que desintegra estados, tiraniza pueblos, y desestabiliza el arco geopolítico de nuestra región en su conjunto, desde Ucrania oriental hasta Medio Oriente. Defendemos el traslado de las bases Americanas o de la OTAN, y la no participación de Grecia en ninguna organización imperialista.
Para ocuparse de los problemas causados en las relaciones entre Grecia y Turquía, por las demandas de los gobiernos turcos, procuramos perseguir un diálogo pacífico, sobre las bases de la implementación leal de acuerdos internacionales, leyes internacionales y en particular la Ley del Mar.
Estamos totalmente en contra de cambiar las fronteras en nuestra región. Rechazamos todo fomento de nacionalismos y tendencias chauvinistas. Nos pronunciamos por una solución justa y viable para Chipre, sobre las bases de resoluciones de las Naciones Unidas, por una Chipre independiente, sin tropas de ocupación ni bases extranjeras. Consideramos necesario que la colaboración militar con Israel – ocupante de territorios extranjeros en nuestra región – se termine y el Estado Palestino sea inmediatamente reconocido. Somos solidarios con los pueblos del mundo que luchan por libertad, justicia y autodeterminación.
La salida de la eurozona y la implementación de un programa alternativo radical con el pueblo organizado como el protagonista clave equivale a una propuesta de conflicto con las opciones de la Unión Europea y sus agencias supra-nacionales antidemocráticas. Ya en el Tratado de Maastricht, el proyecto de integración europea sirvió a la agenda neoliberal, fortaleciendo la propensión imperialista de las fuerzas dominantes y socavando la soberanía popular.
Ante los inevitables ataques del capital financiero y sus representantes políticos, el pueblo debe estar listo para todo. El asunto del abandono de Grecia de la Unión Europea debe ser puesto en agenda, de hecho y en cualquier momento. En ese caso, llamaremos al pueblo a insistir con la implementación del programa progresivo que ha sido elegido, tomando la decisión de quedarse en la Unión Europea o no, por medio de un referéndum, de la misma manera que otros países europeos.
En cualquier caso, la salida de la eurozona y una ruptura con los estrechos límites de la Unión Europea no significa el aislamiento de Grecia de su entorno europeo. Nos dirigiremos particularmente a otros pueblos, los movimientos sociales, y las fuerzas progresivas de los países miembros de la Unión Europea, con quienes nos unen lazos económicos, políticos y culturales de larga data. Buscamos contribuir al establecimiento de un movimiento pan-europeo alrededor de las metas que están implícitas en los intereses comunes de los trabajadores, independientemente de su nacionalidad.
Un punto de referencia en la transformación reaccionaria de la Unión Europea es el Comercio Trasatlántico y la Sociedad de Inversión (TTIP, sus siglas en inglés) que ha nacido recientemente. Un acuerdo que entrega los bienes públicos (agua, educación, salud, etc.) a corporaciones multinacionales abriendo ampliamente las puertas a la comida genéticamente modificada, y al mismo tiempo aboliendo todo rastro de derechos laborales y soberanía nacional que podría imponer algún límite sobre la irresponsabilidad de los inversores.
Emplearemos todos los poderes a nuestra disposición, junto con los movimientos progresivos de Europa, para prevenir ratificaciones de este acuerdo monstruoso.
Democracia en todas partes, poder popular
Un componente esencial de nuestra propuesta alternativa es la transformación radical del Estado, el poder judicial y la administración pública. La restauración y ampliación de las libertades democráticas, desde los derechos en los lugares de trabajo al derecho de manifestación; la disolución de la «policía anti-disturbios» y, más en general, la confrontación general a los mecanismos de represión del «enemigo interno»; democratización y transparencia en el terreno de los medios masivos de comunicación; y una postura decidida contra la corrupción y los intereses establecidos son las medidas más urgentes en este sentido.
Al mismo tiempo, reexaminaremos el rol y la orientación de las «autoridades independientes» en los sectores clave relacionados con el sistema bancario, las telecomunicaciones, la energía, la información, etc. Por supuesto, otras autoridades independientes podrán jugar un rol social útil – tal como el Consejo Supremo para la Selección del Personal Civil – serán retenidas y fortalecidas, con una mejora en la transparencia y el control social.
Además, lanzaremos una consulta social de amplio espectro para una revisión en profundidad de la Constitución y el sistema político, mediante una nueva asamblea constituyente que emerja de ulteriores elecciones. Un objetivo central de esta nueva revisión será el establecimiento de una nueva y mucho más avanzada democracia, uniendo la democracia representativa con la democracia directa, estipulando un margen significativo para la iniciativa popular y la auto-organización, participación popular y decisiones populares directas, sobre la base de las mejores experiencias y prácticas internacionales.
Para nosotros, la reivindicación del poder gubernamental no es un fin en sí mismo. Está subordinado a una meta más general de poder político afirmativo para una más amplia alianza del pueblo. Esto sirve como un programa para la salida inmediata del actual punto muerto, que puede ser impuesto por un gobierno apoyado en el poder del pueblo organizado y sus propias instituciones, en el movimiento obrero, el movimiento de la juventud, movimientos medioambientales y barriales, movimientos de solidaridad y formaciones de auto-organización popular.
La implementación de un programa así tiene el potencial de crear las condiciones para forjar un nuevo camino para la sociedad griega, desde una perspectiva socialista.
Fuente original: http://www.democraciasocialista.org/?p=4997