Portugal se está preparando para el viaje del Papa que realizará el 13 y 14 de mayo para visitar los principales monasterios de Fátima y Braganza. Particularmente promocionada es la visita a Fátima. El gobierno socialdemócrata de Portugal presidido por Antón Costa y apoyado desde el parlamento con un acuerdo de gobierno por el Bloque […]
Portugal se está preparando para el viaje del Papa que realizará el 13 y 14 de mayo para visitar los principales monasterios de Fátima y Braganza. Particularmente promocionada es la visita a Fátima. El gobierno socialdemócrata de Portugal presidido por Antón Costa y apoyado desde el parlamento con un acuerdo de gobierno por el Bloque de Izquierdas y por el Partido Comunista Portugués ha decretado la libertad de un día, el 12, para los funcionarios públicos con el fin de acudir a los eventos y peregrinaciones con ocasión de la visita del Papa. Lo que representa Fátima para Europa y para Portugal es ya muy conocido: el santuario más reaccionario que hay en Europa. Cuando se inventó el milagro-en 1917- lo fue para ahuyentar el peligro del comunismo y del progreso social en Portugal y también en el mundo. De hecho los rezos que se producían colectivamente eran para la «conversión del comunismo». Fátima entró a formar parte de una especie de tópicos nacional católicos portugueses por décadas y es un lugar siempre azuzado en defensa del orden y del reaccionarismo más rancio en Portugal. El decreto del gobierno justifica estos días libres para todos los funcionarios públicos (incluido personal sanitario y docente) por razones de la tradición católica y para facilitar la adhesión a las peregrinaciones.
A parte del decreto del gobierno se han tomado medidas excepcionales que rayan con el estado de sitio. A partir del día 11 se procederá a cerrar las fronteras y suspender la libertad de circulación. Las medidas de control policial y de seguridad son de emergencia; entre otros medidas se obligará a la policía al uso del pañal(¡¡¡). Los costos de inversiones, que ya se han producido, como consecuencia de la llegada del Papa a Fátima, se estiman en cien millones de euros (increíble costo para un gobierno que lleva años implementado medidas de austeridad y recortes en gastos sociales).
Ante este sin sentido y que, además, viola principios constitucionales de la Republica -pese a que en Portugal también existe un concordato con la Santa Sede similar al español- muchos ciudadanos y colectivos sociales han manifestados sus protesta ya que se considera no solamente un atentado los principios laicos que debería tener cualquier democracia sino que fomenta la adhesión a la ignorancia y la superstición popular. Desde esta perspectiva, el reputado cantautor Pedro Barroso y muchas personalidades, entre ellas algunos religiosos como el cura Mario Olivera, autor del libro «Fatima SA» han lanzado una petición publica contra la visita del Papa Francisco a Fátima ; en este petición se denuncia que el supuesto milagro de los tres pastorcitos fue siempre una estafa y que la visita del Papa para conmemorar los 100 años del milagro «dará credibilidad a una mentira; será la ratificación oficial de la mentira con objetivos meramente políticos de amansebramiento de multitudes y destinada a engañar a incautos creyentes católicos ya que, también, alrededor de Fátima ,se ha erigido una «industria» religiosa de la peor calaña».
Lo extraño del caso es que desde el lado político parlamentario ha habido un cierre de filas alrededor del Gobierno. Ha triunfado la razón de Estado. El Partido Comunista portugués que en la vista que realizó el Papa en 2010 encabezó incluso manifestaciones de protesta ha preferido, en esta ocasión, utilizar la forma diplomática de «no comment«; peor es aun el caso del piadoso Bloque de Izquierdas cuyos portavoces, desobedeciendo a multitud de colectivos ciudadanos, han declarado un «No nos oponemos al decreto de día libre para los funcionarios». Solo alguna personalidad suelta del Parlamento se ha atrevido a decir la verdad sobre esta visita y nos referimos al diputado socialista Tiago Barbosa Ribeiro quien ha declarado «Me causa enorme extrañeza y estupefacción que el gobierno de la República portuguesa se prepare para conceder un día libre a todos los funcionarios con motivo de la visita del Papa a Fátima. Este decreto no tiene justificación. Ya que no se puede justificar dar día libre a los funcionarios por el viaje de un jefe de Estado extranjero y menos aún de un líder religioso. Si así fuera seria legitimo invocar este mismo derecho de día libre ante la venida de cualquier otro líder religioso o de cualquier jefe de Estado. Necesitamos otra madurez democrática y esto va en contra de la democracia (…). Es una medida disparatada«.
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