Cuando escribí el ensayo sobre el sistema electoral español pretendí hacer un análisis aséptico, numérico, estadístico. La realidad es que, al final, has de entrar a valorar las pretensiones de quien lo diseñó o incluso de las ingenuidades ¿o no? de quienes colaboraron a su implementación. No es que partiera de una supuesta bondad de […]
Cuando escribí el ensayo sobre el sistema electoral español pretendí hacer un análisis aséptico, numérico, estadístico. La realidad es que, al final, has de entrar a valorar las pretensiones de quien lo diseñó o incluso de las ingenuidades ¿o no? de quienes colaboraron a su implementación. No es que partiera de una supuesta bondad de los constituyentes. La realidad es que la ley electoral es el resultado del pacto constituyente del 78 y, tal como afirma Rodrigo Vázquez de Prada , tanto la Transición como la Constitución del 78 son el resultado de «la correlación de fuerzas realmente existente en un momento históricamente determinado y a que, al final del franquismo, la disyuntiva principal no era ni Dictadura o República ni Dictadura o Socialismo, sino Dictadura o Democracia».